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Proyecto Gamer: El despertar cubano en deportes electrónicos (+ Documental)

Cuando recibí el mensaje, lo primero que pensé fue: “No puede ser ese número”. Eran las 11 p.m. de una noche de enero y Javier “ToXavieR” Vidal, presidente de la Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba (ADEC), me aseguraba por SMS que la primera versión de Proyecto Gamer, un documental sobre deportes electrónicos en nuestro país, superaba las 23 mil reproducciones en Facebook. En poco más de 72 horas, el filme realizado por un grupo de estudiantes de Periodismo de la Universidad de La Habana —entre los cuales me incluyo— se había hecho más “viral” de lo que cualquiera de nosotros hubiera imaginado. Concebido como ejercicio de curso de la asignatura Taller de Realización Audiovisual, Proyecto Gamer surgió por la necesidad de documentar un fenómeno cuya existencia en Cuba es prácticamente ignorada.

Los deportes electrónicos han calado en los jóvenes cubanos. Foto: Iluminart Studio.

Para el lector no habitual: deportes electrónicos y contexto cubano

Al hablar de deportes electrónicos (o eSports), nos referimos a eventos competitivos de videojuegos multijugador mediante los cuales los usuarios ponen en práctica una serie de habilidades en el uso de las nuevas tecnologías, para determinar quién o quiénes son los mejores (en dependencia de si el videojuego enfrenta a participantes individuales, o a equipos). Como forma novedosa de reinterpretar la naturaleza lúdica de los juegos de ordenador, los deportes electrónicos se han venido consolidando en las últimas dos décadas, y han conseguido no solo una millonaria audiencia y un lucrativo mercado, sino el reconocimiento, en varias regiones del mundo, como práctica deportiva oficial, al punto de otorgar licencias deportivas a jugadores y crear planes de becas universitarias especializadas en ello.

Los deportes electrónicos han conseguido una alta popularidad en el mundo. Foto: Diario AS.

Trasladados a las particularidades del contexto cubano, los eSports se han manifestado a través de competiciones regionales y nacionales en las cuales los jugadores, en su tiempo libre, se enfrentan en videojuegos como Dota 2, FIFA, StarCraft, World of Warcraft y Call of Duty. Todo ello ha sido posible, en gran medida, gracias al trabajo de la Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba (ADEC), un grupo de entusiastas del fenómeno que desde 2007 han venido organizando diversos torneos, fundamentalmente en La Habana. A pesar de su dinamismo, y de la legitimidad que de cara a los jugadores cubanos ha logrado, la organización aún carece de amparo legal, y solo gracias al apoyo de entidades como el Palacio Central de Computación de La Habana o el Centro Cultural “La Plaza de 31 y 2”, se han celebrado eventos de la envergadura del Dota 2 Master Habana 2018 y el Torneo Nacional de FIFA 18.

Por otro lado, la participación de jugadores cubanos en eventos internacionales, aunque escasa, ha superado cualquier pronóstico. En ese sentido, fueron noticia en la comunidad gamer la presencia del equipo DK.Reborn en la clasificatoria de Norteamérica a The International (el torneo más importante de Dota 2 en el mundo), donde se posicionaron entre los 16 mejores de una zona con 200 equipos en competencia; y la victoria de “ToXavier” en el Torneo Clasificatorio 1 del videojuego Hearthstone por la región de México Centroamérica y el Caribe a la World Electronic Sports Games (WESG), primera y única vez que un jugador cubano ha conquistado un torneo oficial de deportes electrónicos.

Los resultados del equipo de Dota 2 DK.Reborn colocaron a Cuba en el mapa de los deportes electrónicos.

¿Gamers o deportistas? Volviendo al documental

El debate sobre la inclusión de los eSports como práctica deportiva no se ha detenido. Si bien mencionaba que algunas federaciones nacionales los han reconocido como tales, e incluso el Comité Olímpico Internacional los consideró como “actividad deportiva”; para otras entidades, atletas, especialistas en Ciencias del Deporte, y periodistas, no existe una justificación para ello. La carencia de esfuerzo físico, la nocividad derivada de una posible adicción a los videojuegos y el contenido violento de algunos de ellos, los alejan de lo que tradicionalmente se ha considerado deporte. Por otra parte, sus defensores se apoyan en la semejanza de los eSports con el ajedrez y el tiro deportivo (lógica, agilidad mental, coordinación entre la vista y las manos), y en los valores que tanto eSports como deportes convencionales promueven: trabajo en equipo, disciplina, responsabilidad, respeto por el rival…

Siguiendo esa línea, Proyecto Gamer se propone, en primer lugar, describir la situación actual en que se hallan los deportes electrónicos en Cuba, y luego, abordar cuestiones como las semejanzas y diferencias entre eSports y deportes convencionales, la influencia internacional en el contexto cubano, y la adicción a los videojuegos. Para ello, el documental se sustenta en entrevistas a organizadores de la ADEC, jugadores, periodistas deportivos, especialistas en Ciencias del Deporte y psicólogos; así como en imágenes de eventos nacionales e internacionales, replays de partidas y tráileres de videojuegos.

Proyecto Gamer es, sin embargo, un filme incompleto y desactualizado. Incompleto en el sentido de que 35 minutos solo bastan para mostrar pinceladas de un fenómeno que merece un seguimiento y estudio más profundos. Desactualizado porque, aun cuando esta versión extendida acaba de “salir del horno”, es tal la rapidez de la sociedad de la información que, quizás en el tiempo que usted lee estas líneas, se “cocine” una nueva idea, se dispute un torneo en cualquier parte del país, o un jugador “vista” nuestros colores en un evento foráneo.

Pero, aun con sus limitantes, el documental que aquí se presenta permitirá, para algunos, descubrir un universo que hasta ahora yacía en la penumbra; para otros, animarse a investigar o participar en este movimiento; para unos, reafirmar un criterio; para otros, repensar sus ideas. Las posibilidades, como las personas, son inagotables, y si estos minutos le instan a la reflexión, se habrá cumplido el propósito que nos trazamos como realizadores. Y allí estaremos, esperando opiniones, del otro lado de la pantalla.