Potencialidades y retos del Diseño en Cuba

El Diseño es una actividad que tiene como objetivo la concepción, la creación, es decir, proyectar soluciones, productos que abarcan desde soportes de comunicación que operan en el plano, la secuencia o la tri-dimensión, medios audiovisuales o informáticos, hasta objetos, equipos, maquinarias, espacios y cualquier otro portador de función,de forma tal que estos que cumplan una finalidad útil, que desempeñen eficientemente su función, puedan ser producidos, construidos industrialmente, fabricados, reproducidos, impresos, ejecutados y elaborados, considerando las condicionantes humanas, tecnológicas, productivas y económicas del contexto social, garantizando su circulación, y consumo por el usuario en el proceso de satisfacción de sus necesidades individuales y colectivas. Todo ello, articulado coherentemente con el condicionamiento social y el modelo socio-económico existente.

Diseño es creación, innovación, iniciativa, revolución permanente;es ser la interfaz, el intérprete, el decodificador de ideas y conceptos entre emisores y receptores; es sentido de servir al ser humano y su desarrollo, de persuadir, de educar anónima y transparentemente, pero ética y pertinentemente. Diseño es construir, adaptar, reinventar y transformar consecuente a y para la sociedad y el entorno;es intercambio, retroalimentación y contradicción desde la utilidad;es respuesta novedosa a las necesidades; es eficacia, economía e invención persistente.

El diseño no es un lujo sino una realidad, porque ya no es válida la vieja idea del diseño solo como acción creadora, es necesario un cambio en las propias concepciones de nuestra actividad para corresponder a los nuevos panoramas de desarrollo, en los que realmente debe ser reconocido como un eslabón esencial de cambio del presente y de proyección innovadora del futuro.

El diseño como disciplina y el diseñador como su practicante profesional están llamados y hasta obligados a servir a las personas, a la sociedad. Juntos tienen el deber de educar, colaborar, sensibilizar, motivar y aportar a su desarrollo, generando opiniones, interactuando, contribuyendo desde su formación y crecimiento.

Hoy en el reordenamiento y transformación de nuestro modelo es el nuevo desafío para las empresas y organizaciones; es en este escenario donde el diseño debe hacer realidad su compromiso con la sociedad y no con intereses de un grupo reducido, su misión de elevar el nivel de vida del pueblo sobre la base de una saludable austeridad, con menos consumismo y más cultivo del espíritu, donde resulta imprescindible la educación y la formación de una cultura resistente y universal que sirva para reafirmar ante la globalización la identidad nacional.

Sin embargo, nuestra realidad es otra, debemos admitir que todavía el diseño no logra arraigarse a fondo en las empresas, en la búsqueda de la eficiencia no debemos tan solo circunscribirnos a la relación económica entre volúmenes de producción de bienes y plazos para producirlos, métodos para la obtención de los mismos y la distribución entre los consumidores; en esta dinámica, un producto, también debe ser eficiente, en la medida que sea capaz de permitir a un usuario ejecutar las acciones necesarias para satisfacer su necesidad en el tiempo y la forma más adecuado.

Desde este presupuesto el diseño tiene entonces un significado vital para que la relación hombre-producto sea eficiente y por tanto que esta dimensión de eficacia se convierta en un valor agregado, en una cualidad diferenciadora del producto y de la imagen de la empresa.

Muy poco se habla para alcanzar estos objetivos del diseño, las transformaciones eficaces son hoy en día imposibles sin una interrelación entre ingeniería, comercialización, manufactura y diseño.

Sin diseño estamos condenados a tener siempre tecnologías menos desarrolladas, menos productivas, inadaptables a nuestras condiciones, a no poder competir en el mercado de productos industriales, más que con copias de productos existentes a precios reducidos.

CULTURA MATERIAL, CALIDAD DE DISEÑO Y CALIDAD DE VIDA = PENSAMIENTO SOCIAL POSITIVO

Desde que nos despertamos estamos rodeados de objetos, artefactos y mensajes, es nuestro mundo material, que es parte de nuestras vidas. Mientras mejor diseñado esté ese mundo material, mejor será nuestro rendimiento profesional y nuestra satisfacción espiritual. Una premisa nada alejada de una sociedad humanista, de una sociedad socialista, de un modelo social como el nuestro.

Por tanto, todos aquellos objetos y tecnologías que se utilizan para satisfacer las necesidades humanas son diseñados para formar parte de nuestras vidas y de sus dinámicas sociales. De ahí que, esos objetos y productos tangibles e intangibles, nos muestran también los conocimientos humanos que los desarrollaron y las formas en que podemos interactuar con ellos, además de pensar ante sus mensajes o su simple manifestación como artefacto.

Todo eso constituye nuestra cultura material, la que nos permite conocer cómo es y será la vida, nuestro entorno y cómo ha de ser para nosotros como parte dinámica del mismo. De ahí la importancia para una sociedad como la nuestra el que se contribuya al desarrollo de una cultura material, que permita reconocer, producir y demandar aquellos entornos materiales que puedan hacernos avanzar con mayor confort (prosperidad). Mejor cultura material no significa pobreza material, ni pobreza creativa, todo lo contrario, usted puede tener todo el dinero del mundo y diseñar objetos banales, usted puede tener restricciones financieras y es cuando más tiene que aguzar el diseño para obtener productos que satisfagan una necesidad correctamente con funcionalidad y confort. Eso es calidad de vida, que se manifiesta lo mismo en su casa, que en un hospital, que en una escuela, que en un cine… es decir en la vida misma.

De ahí que el Diseño es una herramienta de competitividad empresarial, porque es capaz de ajustar los costos de una producción y a la vez mantener o elevar la funcionalidad, el confort o la visualidad de cualquier producto. Pero el Diseño sobre todo es un valor agregado en la vida de las personas, por tanto no puede verse como “un costo”, debe verse como una inversión, una inversión económica y humana.

Ese paradigma, como ya se dijo, es una premisa básica de un modelo social como el nuestro. Mientras más diseño, mejor calidad de vida, por tanto mejor pensamiento social en beneficio de aquel proyecto cuya misión y realidad sea el bienestar de su gente, con los esfuerzos y las potencialidades de su gente.



REALIDAD Y FUTURO. INSERCIÓN, DEMANDA, PLANIFICACIÓN, LEGISLACIÓN.

El dominio mayoritariamente capitalista sobre esta Industria y sus productos, coincidiendo con la necesidad insaciable de ese Sistema de potenciar el consumismo, el juego, las banalidades, la enajenación y las subjetividades han visto en el Diseño, la vía, el manantial inagotable para manipular el consumo, crear falsas demandas y encarecer las soluciones, la vida.

Nosotros desde la sociedad donde el hombre es la columna vertebral y sentido, tenemos el deber de aprender y transformar en beneficios esos saberes. Nuestro pueblo también necesita de la cultura, el entretenimiento y el ocio, e igualmente es desde el Diseño que debemos trabajar para construir, adaptar, reinventar y transformar consecuente para la sociedad y el entorno los productos que necesitan. Muy importante será el intercambio, retroalimentación que se pueda generar en la concepción, creación y producción de los mismos.

Este realmente es un problema que requiere de atención urgente e impostergable. Son tiempos en los que se precisa pensar con agilidad y tener respuestas novedosas a las necesidades, analizándolo todo desde lo lógico y lo ilógico, pero organizado, disciplinado y rescatando lo auténtico.En momentos tan complejos y de crisis como los que atraviesa hoy nuestro mundo,es determinante el aporte que el Diseño como profesión y los diseñadores como profesionales pueden y deben realizar en función de ganar en eficacia, economía e invención.

El principal obstáculo a vencer es superar una cultura en la base donde prevalece una miopía en la planificación con luz larga y una postura táctica sobre la estratégica, un oportunismo comercial con marketing empírico y un desconocimiento de la actividad del diseño que se revierte y complementa otros males de similar importancia, algunos de ellos pasaremos a comentar:

La búsqueda de la competitividad del producto vía productividad para competir sólo por el lado de los costos, anulando de ese modo la competitividad vía diseño que implicaría mayor calidad, mejores prestaciones del producto, atractivo superior e incluso costos de producción más reducidos.

Una actitud conservadora de los empresarios que no arriesgan. Dado que la innovación entendida en el proceso Investigación-Diseño-Desarrollo trae consigo un riesgo ineludible, tanto en el ámbito tecnológico como financiero, se escogen caminos menos riesgosos como la copia, la adquisición de moldes de segunda o la asociación para fabricar productos obsoletos en otros mercados, pero de aparente ventaja comercial para nosotros.

La ausencia de un modelo organizativo de empresa compatible y consecuente con una estrategia de diseño innovadora integrada al proceso de elaboración de su gestión competitiva, al igual que las actividades de mercado, de producción y de finanzas entre otras.

El diseño suele ser un recurso al que se llega sin un análisis global del problema, con la premura e inmediatez de darle forma a un producto cuando ya prácticamente, sólo son posibles cambios superficiales imperceptibles conceptualmente y por tanto poco revolucionarios.

• Por último y no menos importante sería la sensible falta de inversión en el diseño, el equívoco de observar el diseño como costo solo conduce al costo. “Ahorrar” en diseño es despilfarro seguro a medio y largo plazo, en forma de improductividad o imposibilidad competitiva. Es necesario considerar al diseño como capital activo, como una inversión, como una utilidad.

Reconducir estas realidades de tan amplia magnitud implica la concientización y actualización de todas las partes que lo componen; para ello no basta con la promoción de una cultura en el país hacia la orientación competitiva de la empresa moderna o hacia el diseño, es necesario también lograr acciones concretas que posibiliten al diseño llegar más temprano que tarde a nuestro entorno cotidiano.

El Diseño es parte activa de la estructura de la sociedad, lo que le concede un privilegio y, a su vez, un compromiso mayor. Asumir con entereza este último y trabajar sin descanso en aportar todo el potencial y el saber hacer de la profesión será el reto y la responsabilidad que tendremos con el futuro.

Pero, de qué serviría reflexionar sobre la ética del diseño, su compromiso social, su misión educativa y formadora de un mundo mejor habitable y de políticas de diseño, sino convivimos con él, si no se prioriza como agente transformador de nuestro entorno cotidiano, sino se toma en cuenta en donde único el diseño se hace realidad, que es en la empresa.

Nuestros problemas no son imputables solamente a una carencia financiera y tecnológica, sino a un modelo que no ha incorporado la innovación dinámica y por supuesto al diseño en sus estrategias empresariales. En nuestro tejido industrial no está totalmente claro lo que el diseño aporta en su campo de acción, las contribuciones en términos de economía, eficiencia, calidad, valor agregado, disminución de riesgos y costos, reducción de plazos de entrega, transferencias tecnológicas, innovaciones conceptuales, visualizaciones anticipadas delas soluciones, racionalización en el proceso productivo y mejoramiento de las prestaciones del producto, entre otros. Mucho menos son entendidas otras contribuciones de carácter más global, como la participación en la valoración de inversiones, el desarrollo y coordinación de estrategias, políticas y programas de diseño, de imagen y de promoción, dentro de la estrategia global y gestión de una organización.

Sería factible abordar las condiciones necesarias para que el diseño esté allí, en su lugar, sea tenido en cuenta por la industria y pueda contribuir con todo su saber.Algunas de estas pasan por integrar el diseño en la estrategia empresarial, por uncompromiso de la dirección con la actividad, un Modelo organizativo compatible con este y una gestión especializada de la profesión.

Países como los nuestros no pueden esperar a que el diseño - como está sucediendo hoy día en economías desarrolladas - alcance su nivel por las propias condiciones naturales del sistema. Este es el momento de arrancada de nuestras economías y es necesario proteger los recursos que tenemos y la producción; por lo que se hacen necesarias otras acciones que complementen las condiciones básicas para la inserción del diseño en nuestro contexto como: La inversión en diseño, incluyendo en algunos casos un apoyo estatal, una financiamiento en el ámbito central inicial, que permita potenciar su desarrollo dentro de las empresas; un Programa de evaluaciones rigurosas que protejan la inversiónevitando el desperdicio de recursos en productos que sólo tienen aceptación por las propias condiciones distorsionadas de nuestro mercado;que el diseño y su desarrollo formen parte de los planes estratégicos del tejido industrial, que se exijan, controlen y cuantifiquen sus resultados con el rigor con que se hacen los balances productivos empresariales y por último una legislación sobre política y ética del diseño que proteja los más sagrados intereses de la sociedad.

Es evidente, sin ignorar otros factores en la competitividad y eficiencia, que el diseño es un eslabón esencial en cualquier intento de transformar y superar los estadios económicos actuales. Pero no basta con decirlo y reconocerlo, hay que accionar para que realmente lo sea, para que pueda desempeñar su verdadero rol y su aporte social. Esta acción pasa prioritariamente por la sociedad y por su estrategia misma de evolución, después el turno al diseño, que debe rediseñarse y reorientar sus objetivos para enfrentar semejantes desafíos y, por tanto, corresponde a la escuela, al lugar donde formamos los recursos humanos capaces de acometer este empeño, abordar el problema formativo desde nuevas posturas y nuevos dominios del conocimiento.

LA ONDI POR LA INSERCIÓN Y FOMENTO DEL DISEÑO.

La Oficina Nacional de Diseño (ONDI) como organización encargada de potenciar y promocionar la actividad de diseño en el país, desarrolla sus funciones estatales y ejecutivas a través de cuatro áreas claves:
- Evaluación del Diseño
- La Promoción
- El desarrollo (como función ejecutiva)
- Y el Registro Nacional de Diseñadores

Cada una de estas áreas articuladas entre sí, permiten un accionar en la tarea de potenciar el valor del diseño como insoslayable herramienta estratégica para el desarrollo económico de nuestro país tal y como lo recoge el lineamiento 227 de Política Económica y Social que expresa… Potenciar la organización y el desarrollo de capacidades de servicios profesionales de diseño, así como su integración a los sistemas empresariales.

Para ello la Evaluación, a través del Sistema Nacional de Evaluación del Diseño, establece dictámenes desde diferentes variables de análisis del diseño (sea de Comunicación Visual o de Diseño Industrial) apoyado en la experticia de un grupo de especialistas interdisciplinar, que realizan evaluaciones a la actividad del diseño en los diferentes Organismos de la Administración Central del Estado y sus dependencias, que permiten luego, a partir de recomendaciones, producir mejoras y perfeccionar la inserción y gestión del diseño.

La promoción por su parte, atiende el desarrollo de eventos nacionales e internacionales como espacios de intercambio y marcos para conocer y potenciar el desarrollo del diseño desde el quehacer de las instituciones y de los profesionales en sus diferentes ámbitos de actuación. Tal es el caso de los Premios Nacionales de Diseño, el Premio a la obra de la vida de diseñadores con una trayectoria basta en la profesión, eventos teóricos, encuentros profesionales, donde además, siempre hay un espacio para la presencia de los diseñadores en formación, los estudiantes.

En el caso de la Dirección de Desarrollo, se atienden demandas de proyectos por encargos del Estado, en cuales quiera de sus organizaciones, Ministerios, Instituciones, etc. En tanto se cuenta con un equipo de diseñadores de las especialidades de Comunicación Visual y de Diseño Industrial; como parte de ese trabajo además, se trabajan desde los resultados que arrojan las evaluaciones de diseño en líneas de desarrollo que soporten y agilicen la inserción del diseño allí donde se han detectado las posibilidades reales para la introducción de mejoras unas veces incrementales y en un escalón más avanzado, desarrollos que impliquen una postura innovadora como lo requiere la industria en transformación.

Por su parte el Registro Nacional de Diseño, ha sido un logro para la comunidad de diseñadores y para el ordenamiento y legitimidad del ejercicio de la profesión. El mismo es una valiosa y actualizada base de datos que ha permitido desde su apertura a fines del pasado año, conocer la ubicación, el campo en que se están desenvolviendo y otros datos de interés, la masa de profesionales que están en capacidad de pensar y hacer el diseño a través del país.

Sede del Instituto Superior de Diseño (ISDI) en la capital cubana. Foto: Archivo

LA FORMACIÓN DE DISEÑADORES: PERTINENCIA, COMPROMISO Y COMPETENCIA.

El 28 de mayo de 1984, con el acuerdo No. 1707 del Consejo Ejecutivo del Consejo de Ministros, se oficializa la creación del Instituto Superior de Diseño con dos Carreras: Diseño Industrial y Diseño de Comunicación Visual. El ISDI tuvo la ventaja de surgir y poder nutrirse de los valores de la Educación Superior Cubana ya consolidada y seguir de cerca lo mejor de las tendencias internacionales.

Crear una Universidad de Diseño en una sociedad de nuevo tipo, significó para el Diseño y la Institución un desafío político, ético y académico. La diferenciación conceptual y procedimental de la economía cubana significa un extraordinario y continuo esfuerzo para impartir una docencia competente y comprometida. No basta con insertar la universidad en la realidad, hay que diseñar en la realidad, con una nueva forma de enfrentar los retos del momento, un proyecto novedoso y revolucionario para la época, sustentable y pertinente.

Con el cambio y el imperativo de responder desde la universidad a la modificación acelerada de las oportunidades y condiciones de vínculo con la realidad productiva y empresarial, se hanrepensansdo los planes de estudio para dar respuestas a estas nuevas imposiciones socioeconómicas.El Instituto Superior de Diseño (ISDI) plantea en su Misión:que es la Institución de Educación Superior de Cuba, encargada de la formación de Diseñadores, cada vez mejor preparados y competentes para dar respuesta a las necesidades que plantea el desarrollo sucesivo de la economía y la sociedad socialista Cubana actuales, con una elevada conciencia y compromiso social y con profundas convicciones profesionales, éticas y sociales.

Con más de 1800 graduados y próximos a cumplir 30 años el ISDI es una universidad en constante transformación, que construye el presente mirando al futuro, una universidad que siembra Diseño para contribuir a la calidad de vida de nuestro pueblo.