DECLARACION DEL PRESIDENTE MOHAMED ABDELAZIZ
A LOS MEDIOS DE PRENSA NACIONALES E INTERNACIONALES
BIR LEHLU, 28 NOVIEMBRE 2010
En el marco de una concatenación de errores, sangrientos unos contra poblaciones saharauis indefensas, diplomáticos y políticos otros, el Gobierno del Reino de Marruecos sigue mostrando a la opinión pública internacional que persiste en una política de huida hacia delante en busca de chivos expiatorios para achacar a terceros, gobiernos, fuerzas políticas, organismos de derechos humanos y medios de prensa independientes, la responsabilidad de estos mismo errores.
La manifestación convocada para este domingo de repudio al Partido Popular de España, para singularizarlo de manera particular de la denuncia y consternación internacionales del más reciente zarpazo sangriento de la ocupación ilegal de nuestro país, constituye el símbolo más elocuente de una interminable política de errores.
El Pueblo saharaui, ha sentido más que nunca el calor y aliento de la opinión pública española y de sus fuerzas políticas y de manera harto elocuente, del Partido Popular, en estas circunstancias extraordinarias que permitieron a la opinión pública internacional ser testigo directo del proceder bárbaro e injustificado de las fuerzas de ocupación marroquíes.
El Gobierno saharaui y el F. POLISARIO no pueden sino denunciar la deriva que emprenden las autoridades marroquíes y sus partidos políticos satélites contra una de las principales fuerzas políticas españolas por el simple hecho, además nunca ocultado, de que haya levantado la voz en defensa de la legalidad internacional y de los derechos humanos en el Sahara occidental, atropellados por una ocupación ilegal que no tiene nombre.
Marruecos pone al desnudo no solo la irracionalidad en una actuación chovinista contra la independencia y dignidad de una fuerza política de un país que contribuye además y de manera significativa en el PIB y presupuesto marroquíes, sino también la sorprendente ligereza con que desprecia a la opinión pública de este país e interfiere en sus asuntos internos en un periodo político altamente sensible.
Hubiera sido más coherente, si coherencia tiene aún algún lugar en el proceso de toma de decisiones en las esferas políticas de la fuerza ocupante, organizar una manifestación de repudio a la opinión pública internacional.
La comunidad internacional, y de manera particular, la opinión pública en España, están hoy más que ayer en posición de juzgar que esta irracionalidad es la que preside la política de violación de los derechos humanos en el territorio y es la que se yergue en obstáculo principal que impide un avance serio y creíble del proceso de descolonización del Sahara occidental que la ONU mantiene vivo bajo sus auspicios y acerca del cual las fuerzas políticas, como el PP, no han hecho más que reafirmar que la España democrática de hoy tiene, a los ojos de la ONU, una responsabilidad concreta que asumir.