Nos unimos al repudio universal que desaprueba y condena el régimen militar impuesto en esa nación y llamamos a la aplicación de medidas más enérgicas y profundas de la comunidad internacional para lograr el retorno a la normalidad y la restitución de su presidente electo de manera democrática y popular, como manifestación de la voluntad de su pueblo.
La presencia de Zelaya en Tegucigalpa constituye un gesto de valentía y se fundamenta en el legítimo derecho que tiene como presidente constitucional de Honduras. La integridad física del mismo y su familia, del personal diplomático y otros empleados de la Embajada de Brasil, así como del grupo de hondureños que allí se encuentran; debe ser respetada y garantizada por los golpistas. Asimismo, debe cesar la bárbara represión que se lleva a cabo contra las manifestaciones de apoyo y reclamo de la población a favor de la democracia que defienden y merecen.