Olvido y sin perdón

Obama reconoció que EE UU "tardó" en defender los derechos humanos en Argentina y otros países, una admisión implícita de la responsabilidad de su país en los setenta…”Sé que existen polémicas sobre las políticas de Estados Unidos en esos días oscuros”. (Fuente: El País)
Guillermo Tell

Manifestación en Buenos Aires por el 40 aniversario del golpe de Estado que inauguró una de las más feroces dictaduras del continente. Foto: Victor R. Caivan/ AP

Rebasando el período de  estancia del mandatario estadounidense en el país suramericano, en la semana concluida,  los mensajes esquivos y truncados que dejó allí se mantienen todavía bajo la crítica mirada escrutadora mediática y política, y probablemente por mucho mayor tiempo en lo adelante.

Sus alusiones, al asistir  al Parque de la Memoria, cuando se conmemoraban 40 años de la entronización de la dictadura militar con la bendición y el apoyo sostenido de Washington se contraen a la malévola Operación Cóndor, también respaldada sostenidamente con su secuela de asesinatos y desaparecidos, a través de regímenes represivos para aplastar democracias y aspiraciones progresistas y populares.

Apenas reconoció la tardanza en defender los derechos humanos en Argentina, a diferencia de un pedido de perdón que le reclamaron activistas a favor de esa causa, ni entró en detalles ni dio ejemplo sobre el papel de la potencia injerencista que representa en los crímenes cometidos en aquellos años.

Era lo menos que se debía esperar para construir el futuro prometido en discursos de ocasión, algo imposible sin intentar el perdón, reconociendo las atrocidades cometidas por Estados Unidos, y al mismo tiempo pretender con insistencia echar un manto de olvido al pasado, que es como borrar la aleccionadora memoria histórica.