Frustración e insensibilidad

Las comparecencias del presidente de Estados Unidos, Barack Obama para trasladar el pésame a las familias de las víctimas de tiroteos son cada vez más frecuentes. En la de este jueves, tras la masacre en Oregón en la que un joven de 20 años asesinó a 13 estudiantes e hirió a más de 20, Obama expresó también malestar y frustración (Fuente: El Mundo).
Guillermo Tell

Esta vez fue tan lejos como para admitir que pensamientos y oraciones no evitan que esta matanza sea infligida en algún otro lugar la próxima semana o en un par de meses y censuró que Estados Unidos sea el “único país avanzado de la tierra que ve estas masacres cada mes”.

Aludió inevitablemente al infranqueable muro levantado en el Congreso, para modificar las leyes sobre el libre acceso y proliferación de armas, por tímidas que sean las propuestas de cambios, con la intención de “salvar vidas y dejar a la gente joven crecer” y hasta el punto de declarar que “nos hemos vuelto insensibles” durante los servicios religiosos a las víctimas de la más reciente tragedia.

Poderosos intereses de la industria armamentista que sacan abultados réditos, amparados en la Constitución, e influyen a sus anchas en el Capitolio de Washington, para detener cualquier proyecto reformador en este sensible aspecto, son los que más contribuyen a preservar y potenciar una cultura de posesión y adquisición descontroladas de medios letales.

Un estudiantes del centro universitario de Obregón atacado testimoniaba a los medios que aquí puedes entrar en un supermercado Wal-Mart a comprar un arma sin problemas, además de que te enseñan de pequeño a disparar a cosas como te enseñan a montar en “bici”, mientras un padre que acudió a la vigilia funeral con sus tres hijos dijo aconsejarles “que vivan cada día su vida como si fuera el último. Nunca se sabe”.