El tamaño de la viga

Imagine un presidio donde los reclusos conviven 24 por celda y se pelean constantemente de acuerdo con un código de gladiadores extremadamente violento. Así es la vida dentro de la supercárcel de Miami. Hasta 24 hombres por celda, viviendo detrás de barrotes de metal, en camarotes de acero, compartiendo una sola ducha y dos inodoros (Fuente: BBC)
Guillermo Tell

Las campañas demonizadoras contra Cuba de factura estadounidense y eco mercenario, tienen un reconocido sitio de aliento en los cubiles de Miami, hacia donde precisamente bastaría mirar en materia de sistema carcelario -uno de los temas denigradores favoritos- para encender una enérgica cruzada por los derechos humanos en el propio país que se autotitula juez supremo de esa causa.

Una fuente nada sospechosa de parcialidad con la Isla se ocupa de describir como en la superprisión "poco del brillante sol de Miami se filtra a través de las rejillas de las ventanas", los reclusos salen al patio dos veces a la semana y el resto del tiempo permanecen encerrados de la mañana a la noche, durmiendo y volviéndose ligeramente locos.

Bajo esas condiciones pelean por respeto, por comida y tentempiés o, simplemente, para pasar el tiempo, aunque terminen seriamente magullados. Muchos de estos presos están en prisión preventiva, esperan fianza o fecha de juicio, normalmente por delitos menores, o hasta por conducir con una licencia suspendida, lo que no los exime de esos y otros denigrantes actos de violencia.

Vale decir con plena exactitud que no se puede buscar la pajilla en el ojo ajeno, cuando el tamaño de la viga en el propio es enorme.