Sobre escultura africana

Entrevista a Yanet Martínez Basabes. Estudiante de cuarto año, Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

Rosa María de Lahaye Guerra.- Lo primero que llama mi atención es que te hayas ocupado del arte africano, conociendo que es el continente olvidado y al que se atribuyen valores en sólo unas pocas áreas de la cultura.

Yanet Martínez Basabes.- Es cierto, pero, una de las expresiones artísticas más antiguas que ha acompañado al desarrollo sociocultural de África, es la escultura. El testimonio que respalda dicha antigüedad se remonta a casi dos mil quinientos años  y tiene su génesis en la célebre "Cultura de Nok" que se desarrolló cerca de los siglos V a.n.e y el III d.n.e  en el norte de Nigeria. Esta cultura creó un conjunto de figuras en terracota que afirman hoy día, la ancianidad de esta expresión. Ello tiene un valor en sí mismo, por eso me decidí a indagar.

Pero, el siglo XX se destaca por la irrupción de los objetos africanos en el contexto europeo lo cual va a suscitar una admiración y curiosidad que concluyó en una alta demanda comercial. Como mismo ocurriría en el siglo XIX con las estampas  japonesas, los artistas europeos de la vigésima centuria,  destacaron rápidamente aquellos elementos que tanto técnicos como expresivos pudieran aportarles y enriquecerles sus obras.

R.M.L.G.- ¿El interés es por el estudio o por la comercialización?

Y.M.B.- Bueno, desde un inicio los interesados por este tipo de expresión no serían ni los antropólogos ni los historiadores. Los aspectos estéticos y técnicos  que se habían mantenido tradicionalmente durante milenios dialogaron con las nuevas entidades como componentes de un objeto exótico donde sus aspectos formales prevalecían sobre el resguardo social característico de estas producciones. Entonces, su contexto social no importaba, la atención simplemente  se concentraba en el objeto en sí, de ahí que aparecieran redes de museos con inclinación coleccionista que mostraban la acumulación de objetos  raros, exóticos y  descontextualizados.

Ya en la segunda década del siglo XX aparece un interés, por parte de la antropología, hacia el objeto africano en la cual el contexto social de dichos objetos era lo que importaba, excluyendo así cualquier indicio o condición de estatus artístico.  La función contenida en estos objetos se convirtió en una constate para estos estudiosos, los cuales solo atribuían su valor en cuanto a su función ligada a la vida cotidiana.

Ambos pensamientos y estudios construidos desde "afuera" por la mirada del otro, vinieron a acuñar y desmembrar una unidad logística inseparable. Estas dos líneas de estudios supieron destacar posiciones esenciales en la construcción de una realidad donde tanto el contenido como su expresión externa son ineludibles, sin embargo el hecho de cohesionar  estos dos conceptos dan pie a la formación de pensamientos excluyentes.

R.M.L.G.- ¿Crees que el mercado vino a afectar o a favorecer?

Y.M.B.- Conocemos que una enorme sombra que amenaza y penetra dentro del espacio cultural africano, es el mercado. En estos tiempos es imposible escaparse a los procesos transculturales, donde la globalización hace gala bajo formas tan seductoras y los procesos migratorios y diaspóricos se vuelven cada vez  más incontrolables, es así que los artistas como entes sociales, no pueden escabullirse a tales fenómenos.

De esta manera el mercado artístico irrumpe  con mayor solidez, convirtiéndose en  un comprador poderoso (hay que tener en cuenta que este fenómeno aparece desde los primeros inicios del siglo XX cuando surge el interés, primero por los artistas de la vanguardia y luego por el público europeo hacia la escultura africana) y que por ende va a fijar su gusto, su patrón estético. Desde los amplios mercados de arte en las grandes ciudades hasta las exposiciones y bienales encontramos obras aparentemente innovadoras y modernas en las cuales se aprecian antiguas formas tradicionales que recuerdan la escultura conmemorativa de los antiguos monumentos funerarios (por ejemplo, las urnas funerarias Igbo, Akan o Ibibio en la obra de escultores nigerianos). La imagen de formas tradicionales subyace bajo las representaciones y motivos actuales.

Son las máscaras una de las inspiradoras  y contribuidoras  del arte de la vanguardia del siglo XX. Recordemos a obras tan prestigiosas dentro de la historia del arte como las señoritas de Avigñón en la cual la analogía no es inocente ni empírica,  sus formas explícitamente  son deudoras de la herencia de las máscaras  africanas. Las máscaras  Fang, Dan, Kota, Grebo y otras más fueron un contingente referencial fortísimo dentro del vanguardismo.

R.M.L.G.- ¿Estamos hablando de una obra escultórica voluminosa?

Y.M.B.- Sí, es muy prolífera. En este continente la estatuaria al igual que otros sistemas de pensamiento y conocimiento, es desarrollada por personas  de edad avanzada, ciertas habilidades, estatus elevado o alguna parafernalia sagrada. Estos objetos son encargados por las familias o grupos procedentes de un alto linaje o sociedades de personas importantes de la tribu con funciones político-religiosas que gobiernan al grupo. Un ejemplo que pudiéramos mencionar es el arte dogon donde su contenido religioso queda demostrado a partir de sus temas: antepasados, los seres primigenios míticos, el herrero, el jinete con su arco poseedor de habilidades y artificios y los animales míticos. Dentro de las esculturas dogon en Mali  hay un conjunto de estatuillas conocidas como "tellem" que suelen representarse con los brazos levantados y son en su gran mayoría femeninas o hermafroditas. También se pueden encontrar animales y figuras antropomórficas. Asimismo se encuentran también los miembros del pueblo yoruba que son los más prolíficos escultores y tallistas de África. Su arte se apoya en la mayoría de los casos en las piezas de culto religioso: los diversos "orishas" y demás dioses. Existen  numerosos rituales de mascaradas que hacen uso de múltiples máscaras y figuras esculpidas para representar las ceremonias.

R.M.L.G.- ¿Muy vinculado al ceremonial religioso?

Y.M.B.- No se puede entender al arte africano separado de la vida social y religiosa. La escultura no puede ser leída fuera de su contexto, pues dependen de las condicionantes  sociales, culturales y religiosas de la región. Los mitos, los rituales y las ceremonias se reflejan en las diferentes manifestaciones artísticas, por ello es importante destacar la relación que se establece por ejemplo, entre una máscara y la identidad de aquellos que la portan  o la sociedad a la que pertenecen, así como con las actividades económicas,  de hechicería o creencias religiosas y rituales. Es una concepción  que  reúne todo un universo, de ahí que la esencia de los espíritus esté inmersa en máscaras, bastones, tocados y esculturas diversas.

R.M.L.G.- Volvemos, ¿y el mercado?

Y.M.B.- Los caminos ya señalados del mercantilismo, en el arte pueden tomar senderos peligrosos. Hemos hablado de una expresión estrechamente abrazada a su tradición, pero no la simple tradición exhibida para vender, sino de una que data de miles de años atrás y que se ha construido bajo códigos culturales y religiosos donde un conjunto de conocimientos se han depositado semánticamente en cada forma.

R.M.L.G.- Gracias por este intercambio. Muy interesante. Pero, más interesante me ha resultado conocer, que jóvenes como tú, trabajen con entusiasmo estos temas. Éxito y adelante.