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¿Para qué sirve en la Cuba del 2023 un título universitario?

La foto se viralizó en varias paginas de Facebook. Si bien no es un título sino un certificado, sirve de base para este artículo.

“No todos pueden ser abogados o ingenieros. Las calles se tienen que limpiar, los panes necesitan que alguien los elabore, y las guaguas que las manejen. Todos los oficios son importantes”, fue una frase que siempre me repitieron desde niña y que bien podría resumir la estructura de una sociedad, donde cada pieza del rompecabezas es insustituible y que, en un modelo ideal, se cumpliría el aforismo socialista defendido por Karl Marx: “De cada cual según su capacidad...”.

Entonces, estudias y estudias y te pasas más de la mitad de tu vida entre libros para colgar un título en una pared en modo de “autocomplacencia”, para ser una de esas piezas insustituibles y decir “fue difícil, pero lo logré”, o simplemente ver la cara de tus padres cuando recibes ese anhelado título.

Te gradúas, después de pasarte más de la mitad de tu vida estudiando, becada, pasando trabajo lejos de tu casa como solo los becados saben, noches sin dormir, llanto porque desaprobaste o no entiendes una fórmula matemática por más que la repites; te gradúas y chocas con la cruda realidad en donde un profesional con un título en la pared está  a veces en lo más bajo de la pirámide, y tu salario es cuatro veces menos que el de ese señor al que le compras un granizado.

¿Para qué sirve un título universitario en la Cuba del 2023? ¿Por qué, como profesionales, nos duele ver una foto que se viraliza en las redes con un certificado, sea cual sea, en la basura? ¿Puede comprar ese título la libra de arroz a 200 pesos que necesito? ¿Por qué los profesionales emigran a otros sectores? ¿Por qué la vecina que está en 11no solo quiere terminar el PRE y buscar trabajo en una cafetería?

Hay varios parámetros que inciden en esta ecuación, que por ser comunes no se toman en cuenta y no se deben obviar. Primero, pocas personas en el mundo tienen la oportunidad —si a la vocación se le añade esfuerzo, inteligencia y capacidad porque aunque quisieran no todos pueden ser arquitectos o diseñadores, por ejemplo— de estudiar la carrera que desean, gratis, sin pagar un centavo por acceder a ella, amén de los gastos en que pueda incurrir una familia para asegurar esos estudios. En Cuba, tienes esa ventaja.

Sobre la migración de los profesionales a otros sectores, no es un fenómeno solo del país. Según la encuesta Personas que estudian y trabajan realizada por el portal de empleos Bumerán a sus usuarios en el 2022, el 71 % de las personas que estudian y trabajan no se desempeña en lo mismo que estudiaron. ¿Por qué?: No tienen una remuneración en las plazas disponibles según su perfil, no encuentran esa plaza, o por el desencanto con su carrera.

En Cuba, donde el salario ha venido teniendo una pérdida de su capacidad de compra a la par del crecimiento de la inflación, el sector no estatal ofrece las oportunidades más atractivas y mejor remuneradas—aun cuando no sea en el mismo perfil— y, más allá del tiempo del servicio social, pocos son los jóvenes que encuentran en el estatal una oportunidad viable para ejercer lo que estudiaron.

Esa es una realidad, pero también hay que analizar la otra cara de la moneda porque entre esos parámetros que por ser comunes no se toman en cuenta está la posibilidad de vincularte a tu futuro ambiente laboral desde que eres estudiante, y que esa misma rutina contribuya a tu formación. El proceso docente educativo y las prácticas laborales, aunque perfectibles, contribuyen a afianzar ese vínculo.

También, hay quienes tenemos “la dicha” de trabajar en lo que nos gusta y vivir de ello, porque más allá de los ingresos, hay remuneraciones no tangibles que aumentan nuestra calidad de vida. El ambiente laboral, sentirse parte de algo, amar lo que se hace, sentirse valorado, que exista motivación para seguir creciendo personal y profesionalmente, tener horarios flexibles o ser dueño de tu propio tiempo son las necesidades que aún no logramos satisfacer y a las que debemos aspirar en cualquier centro laboral.

Cuba cuenta hoy con 50 universidades, 113 especialidades y más de millón y medio de graduados de educación superior desde 1959. Esos datos no pueden pasar desapercibidos y son productos de una política del país que ha colocado a la educación como el centro de todos los procesos y la población como su mayor destinatario.

¿Para qué sirve en la Cuba del 2023 un título universitario? Si bien estamos lejos de lo que aspiramos como sociedad, estudiar y sentirte realizado porque haces lo que te gusta puede considerarse una de las mayores satisfacciones personales. Indudablemente, las propias herramientas y conocimientos que obtienes en la carrera son la base del profesional que puedes ser dentro de diez años, ejerzas o no lo que estudiaste.

Mi título no está colgado en una pared como el de muchos, pero a veces lo busco en la gaveta para recordarme por qué vale la pena tanto esfuerzo. El asunto preocupa y ocupa. El país necesita invertir esa pirámide, para que ningún título o certificado llegue a un basurero, y sí todos a una pared, o al menos, al fondo de la gaveta.

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