No es tiempo para marines (o sus remedos musicales)

Multitud frente al hotel Packard a la que fue lanzada dinero supuestamente por el rapero. Foto: Captura de video

Cuando nos contaban nuestros padres de la humillación en la república neocolonial, nunca faltaba la alusión a aquellos marinos estadounidenses que en el puerto de La Habana arrojaban sus monedas al mar para que los chicos pobres que por allí merodeaban se lanzaran al agua a tratar de apropiárselas.

Los bochornosos acontecimientos de la tarde de este jueves en el Paseo del Prado (lastima en esos casos llamarlo José Martí) me hicieron recordar de inmediato aquellas imágenes que algunos documentales y películas sobre los años 50 nos recrean.

Un artista neoyorquino del hip hop, de visita en Cuba, se dice que aventó desde lo alto del Hotel Packard billetes de dólares cual nuevo mesías del capital para los allí reunidos, provocando el tumulto y el desorden. La mayor parte de los presentes eran muchachos muy jóvenes, quizá conocedores de su música o de sus excentricidades.

Se afirma que el susodicho ha hecho ese tipo de acción en otros lugares, y que también ha hecho una que otra buena acción con familias pobres, en medio de su complicada historia de vida.

Confieso que no me gusta ni su música, ni su proyección, ni su nombre manga sexual; pero ese no es el tema; ni aunque el mismísimo Elvis Presley resucitara puede venir a La Habana a armar esos shows que humillan.

Si quiere ser generoso con su dinero, hay otras maneras y propósitos.

Y si lo hizo otro, tampoco es admisible.

Por Cuba han pasado estrellas de la música norteamericana como Beyoncé, Jay Z o Katie Perry y otras lumbreras internacionales como Paul McCartney; todos ellos lo hicieron con respeto a nuestro país y nuestro pueblo.

Somos una nación hospitalaria, pero digna. No necesitamos de remedos de marines ni de escenas humillantes.

Nuestra articulación descolonizadora necesita de todas las fuerzas y de todos los momentos. La batalla es dura.