Ahora aplausos y fuerza, Idalis Ortiz es un símbolo

Idalis es un símbolo del judo cubano. Foto: Judo Inside.com

Hace mucho tiempo que Idalis Ortiz es la judoca imprescindible de Cuba, quizás desde el 2007, cuando ganó su primer evento internacional de envergadura. Es la medalla que casi nunca falla y el más temible nombre en su división, fuera de japonesas y chinas. Una diosa, decimos sus seguidores. Pero los dioses deportivos son más humanos cuando tras una derrota, se levantan, reciben un aplauso y crece la fuerza de su historia.

Este 12 de junio, en el campeonato mundial de Budapest, la vimos caer dos veces sobre el tatami para el asombro de muchos. Tras dominar su pool con tres victorias convincentes, una bien conocida por ella se le atravesó en semifinales por tercera ocasión en una lid del orbe. En regla de oro, la nipona Sarah Asahina le rompió el equilibrio y su ruda corpulencia se vio disminuida en un ataque enredado, pero efectivo.

Tres horas más tarde, kimono azul y pelo recogido, salió dispuesta a conquistar su novena medalla en mundiales (2-2-4 en su palmarés) ante la brasileña María Suelen, a quien 17 veces anteriores la había dejado con ganas de victoria. Atacó como siempre, llevaba la delantera en la pizarra (dos shidos por uno) y cuando el tiempo extra parecía favorecerle no pudo concretar su técnica de sacrificio y recibió el duro ippón, en lo que quizás haya sido su última pelea en un campeonato mundial.

Los amigos me llamaron alarmados enseguida. Este quinto puesto de Idalis (que he defendido por méritos y amistad), les preocupa demasiado a solo 41 días de asistir a sus cuartos Juegos Olímpicos, de los que ha regresado con una medalla de cada color: bronce en Beijing 2008, oro en Londres 2012 y plata en Río de Janeiro 2016.

Con total tranquilidad y confianza les reiteré argumentos sólidos. Ella no es invencible, pero es la carta más segura del judo cubano en la cita de los cinco aros en Tokío, sin quitarle opciones por esto a Iván Silva, Maylín del Toro, Kaliema Antomarchi.

Tiene 31 años y es la segunda judoca en el mundo con más podios en lides universales con 9, solo superada por el francés Teddy Rinner (11) y abrazada con la china Wen Tong y la japonesa Ryoko Tani Tamura.

Como si fuera poco, según los archivos de la Federación Internacional de Judo (IJF) es también la segunda judoca de todos los tiempos con más preseas en lides oficiales de la IJF, entiéndase Grand Prix, Grand Slam, campeonatos panamericanos, mundiales, Juegos Olímpicos y otros eventos internacionales con 64 (34-12-18), detrás de la española Isabel Fernández, que acumula 73 (26-18-29).

Para quien ahora mismo piense que eso es historia y no presente, valdría entonces recordar que la pinareña es la actual número uno del ranking mundial y así llegará a la capital japonesa, por lo que en su sorteo no verá a las más duras rivales hasta semifinales.

A pesar de la pandemia, problemas personales y tomarse un año de descanso, en el actual ciclo olímpico (2017-2021) muestra los mejores resultados de ganados y perdidos: 70 éxitos y 13 reveses. En el anterior (2013-2016) el balance fue de 84 y 26; y para quienes gustan de las estadísticas en el período 2009-2012, cuando se coronó monarca olímpica sus números fueron de 72 y 21.

Sin embargo, más allá de los números y su maestría deportiva, Idalis no admite desaliento ni justificaciones por su quinto lugar. Este sábado la veremos de nuevo comandar a su escuadra en busca de una medalla en el evento por equipos con la misma sonrisa y optimismo que irradia desde aquella primera vez que entró al tatami del profesor Ronaldo Veitía y se propuso no salir de allí sin los premios que otras estelares habían logrado antes.

Idalis es un símbolo del judo cubano, como lo son Driulis González, Estela Rodríguez, Legna Verdecia, Amarilis Savón, Daima Beltrán, Yurisleidis Lupetey, Diadenis Luna, Yurisel Laborde, Sibelis Veranes y Yanet Bermoy, las únicas capaces de regresar doradas de un campeonato mundial y de contribuir al quinto lugar por naciones de Cuba en la historia de estas lides con un total de 78 medallas (18-22-38).

La actuación de nuestros equipos en esta justa húngara merece otro comentario, sobre todo porque es la primera ocasión en 34 años que retornaremos al país sin una diadema en el cuello.

El dolor del quinto lugar de Idalis no es de ippón, es apenas un llamado para que ahora todos, todos recordemos el inicio de estas palabras. Los dioses deportivos son más humanos cuando tras una derrota, se levantan, reciben un aplauso y crece la fuerza de su historia. Idalis es nuestra diosa. Mi aplauso es este.