Los seis presidentes del ICL: Remembranzas y continuidad

El pasado sábado 18 de febrero de 2017 se realizó un bonito, bueno y breve panel con los seis presidentes del Instituto Cubano del Libro (ICL), en el marco del Encuentro de editores y traductores en la XXVI Feria Internacional del Libro. Y digo seis, porque Pablo Pacheco, ya fallecido, no dejó de estar presente, aunque el homenaje a él rendido haya quedado por debajo de su importante obra.

El próximo 27 de abril arribaremos al 50 aniversario de andar del ICL con más aciertos que errores, con muchas más luces que manchas.

Con los seis colegas he tenido la dicha de compartir, con todos menos uno en su rol que ahora motivó la convocatoria.

Muchas cosas me impresionaron positivamente, entre estas el espíritu unitario y respeto mutuo que reinó en cada intervención; la huella dejada en el desempeño profesional y humano; el compromiso de seguir aportando desde cada nueva trinchera; el optimismo para vencer las serias barreras materiales y mentales de hoy y de mañana; la convicción de que lo principal no es la forma que se le dé a los libros, sino la lectura como parte indispensable para el desarrollo humano.

Mis vivencias principales de cada uno, que ojalá sean recibida con la generosidad que las buenas causas suelen conquistar.

Rolando Rodríguez (1967- 1976) su cofundador, ya que sabemos que fue fundado por Fidel, relató de manera lúcida y amena anécdotas, algunas ya conocidas y otras no, al menos para mí. La historia de la publicación del Diario del Che en Bolivia; las ediciones R; las negociaciones del derecho de autor;…

Rolando fue el presidente del ICL que no dudó en darle todo el apoyo a la FEU, para que en 1972  se lograse publicar una edición especial de la revista Alma Máter, en su cincuenta aniversario. Recuerdo su discurso en el acto de presentación de dicha edición, en los bajos de la biblioteca Rubén Martínez Villena de la Universidad de La Habana. La FEU de hoy debe saber de aquella alianza con el ICL, no para repetir eventos, sino para reeditar proezas.

Pablo Pacheco (1977-1993) quien durante más tiempo  se desempeñó al frente del ICL, demostró la tenacidad de los imprescindibles a decir de Brecht. Hombre culto y virtuoso, organizado y orgánico todo terreno. La vida me premió con la posibilidad de compartir con él una encomienda del entonces ministro de Cultura Armando Hart y el presidente del Frente de la Electrónica Pedro Miret. La encomienda consistió en prioriza las publicaciones científicas y técnicas en la esfera de la electrónica, la computación y la automatización industrial. En apenas tres años se reimprimieron e imprimieron más de 20 títulos afines a dichas materias. Durante muchos meses, cada semana nos reuníamos para llevar adelante la citada encomienda; de cada encuentro salíamos con un plan de acciones; Pacheco dictaba con precisión y buen decir la propuesta de acuerdos. Tengo en mi mente ahora mismo al querido Isidro y sobre todo a la infatigable Mercy, que para fortuna del libro y la lectura, sigue activa, combativa y creativa. Como ya apunté, sentí que el homenaje a Pacheco quedó por debajo de lo merecido, aunque varios lo elogiaron, sobre todo Omar, su sucesor. Allí en la Sala Nicolás Guillén, sentí la necesidad de escribir unas palabras de homenaje y brotó de manera relativamente fácil el siguiente acróstico, que tiene más valor sentimental que literario.

Persona de andar y decir singular

Amigo en que la amistad refulge

Bueno entre los buenos de ayer, de siempre

Limpio en sus relaciones interpersonales

Obrero de la palabra que enriquece

Patriota no solo de su patria chica

Aunque su patria chica fue sagrada

Constructor de un orden que jamás he vuelto a ver

Hacedor de obras que no zozobran

Enemigo de los elogios llenos de vacíos

Cómo saludarte desde aquí y ahora

Oh, querido Pablo; querido Pablo Pacheco, así no más.

Omar González (1994-1998), no tuve el honor de compartir su rol de presidente del ICL, pero su intervención me permitió valorar toda su entereza para enfrentar la etapa más difícil, la del periodo especial profundo, en que muchos le dijeron que no veían luz alguna al final de aquel oscuro túnel, para salvar al libro. Una sede casi desierta, ausencia de moneda libremente convertible, fluctuación de personas altamente capacitadas,…

Llegó como agua fresca el libro de las Cien imágenes de la Revolución, y como alimento popular unas suculentas caldosas para los trabajadores que permanecían en el Palacio del Segundo Cabo. Las palabras de Omar en el panel, sobre el futuro del sistema del libro y la lectura las considero muy valiosas.

Con Omar compartí, una importante actividad que tal vez él no recuerde. Junto a otros jóvenes poetas fue a conversar con los dirigentes de la UJC, la FEEM y la FEU de la Escuela Vocacional Lenin, sobre la importancia de la producción intelectual y literaria, de la música y demás manifestaciones artísticas. En aquellos momentos comenzaban a surgir preferencias por manifestaciones no solo de mal gusto sino de un contenido depredador de los mejores valores culturales. Los razonamientos de Omar nos sirvieron de guía. Entonces yo era profesor y Primer Secretario de la UJC de tan emblemática escuela.

Iroel Sánchez (1999-2006), un profesional migrante para bien; ingeniero de formación universitaria inicial y luego profesional de las palabras y las ideas. Emprendedor de proyectos relevantes, con la dicha de contar con el impulso y participación personal de Fidel en el marco de la Batalla de Ideas. La revitalización de las Ferias del Libro, la participación de estadistas y autores prominentes, la extensión de la Feria a otras provincias, la Biblioteca de la Familia; la modernización de la poligrafía; el auge de las publicaciones provinciales;…

Iroel expresó ideas muy claras sobre la convivencia del libro tradicional con el libro electrónico o la lectura en nuevos dispositivos preferido por los jóvenes.

Considero que Iroel sigue siendo un activo colaborador de la lectura, no solo desde los libros, también con sus emprendimientos tales como EcuRed y la Pupila asombrada en vivo y por la TV.

Zuleica Romay (2006-2016) la única mujer del grupo; Licenciada en Educación en la especialidad de Química, miembro del Destacamento Pedagógico Manuel AscunceDomenech, la conocí como estudiante en la Lenin, muchacha inquieta intelectualmente y activa en tareas de dirección estudiantil. Aquella metáfora de la altea que allí nació,la vine a conocer mucho después con su devenir como escritora.

Zuleica prefirió hablar en el Panel sobre los retos que tiene el sistema del libro como parte de la política cultural de la Revolución. Se declaró asesora voluntaria,  por cuenta propia y bien intencionada del nuevo presidente.  Con su habitual agudeza abordó los diferentes ejes del sistema del libro y la lectura; considerando que el libro está en un buen momento, y que el tamaño y la cualidad del reto es lo que lo convierte en motivador. El deterioro de los referentes culturales y las nuevas plataformas multimediales es una realidad que hay que gestionar sin dogmas; la administración del sistema del libro y su gestión financiera es asignatura pendiente; el conflicto entre rentabilidad y cumplimiento de la política cultural hay que saberlo tratar; hay que seguir atendiendo el tema de las ciencias sociales no desde el enfoque de la producción de libros sino integrado al quehacer investigativo, de generación de conocimientos que promueven y desarrollan las instituciones cubanas afines.

Juan Rodríguez (2016-    ), ingeniero industrial con mucho oficio en el mundo del libro, sin el pedigrís  literario de sus antecesores, cuenta con el prestigio y el respaldo de todos quienes de alguna manera tenemos responsabilidad o participación directa en esta nueva etapa que ha asumido al frente del ICL. Con su proverbial modestia de siempre, aceptó el reto y merece el apoyo consecuente de los decisores mayores y de los colaboradores directos e indirectos. Allí dijo y repitió que el éxito está en lograr un trabajo en equipo, ya que la sabiduría individual no supera a la colectiva, siempre que se favorezca un clima participativo, disciplinado y revolucionario.

Yo sé que muchos de los allí presentes quedamos con el deseo de compartir vivencias y visiones, pero como dijo el actual presidente del ICL, el cincuenta aniversario no cerró allí, más bien inició sus pasos conmemorativos.

La Editorial Academia, que en el 2018 arribará a sus 55 años de vida, se alista para contribuir a queel futuro del libro o del “metalibro” y de la lecturagoce cada vez más de mejor salud.