Goles son amores: El ruido y la furia

Aynel Martínez Hernández

hace 7 años

Martín Montoya y Gayá celebran uno de los goles del Valencia ante el Espanyol. Foto: EFE.

Después de que pase un tiempo, puede que se necesite a alguien que lo cuente todo. No lo debería contar Montoya, ni Santi Mina, ambos protagonistas en la penúltima victoria, ante el Espanyol. El primero, un esporádico. Con una frase del segundo, bien podría armarse una pancarta de autoayuda: “O sacamos orgullo (…) o vamos a la mierda”.

Cesare Prandelli, el entrenador, ha decidido marcharse. Jesús ‘Suso’ García Pitarch, director deportivo, responsable de la parcela de los fichajes, horas más tarde, da el último portazo en las oficinas.

En diciembre de 2016 y en los primeros días de enero se producirá el clímax. Serán jornadas balsámicas. Algo digno de contar.

1.- Diario de los últimos días del declive

Domingo 4: Visita del Málaga a Mestalla. El italiano coloca un 3-5-2. Italiano al fin. El talentoso joven Pablo Fornals pone el 1 a 0 con un remate desde el borde del área. Rodrigo Moreno empata de cabeza. Seis minutos y dos goles. Uno por bando. Medrán anotará el segundo para el Valencia (segunda asistencia del capitán Parejo). Fornals -nuevamente Fornals-, empatará cerca del cierre. Un punto para cada equipo. Por enésima vez en el último año, el Valencia no puede llevarse las tres unidades en su feudo.

Domingo 11: Un avión despega desde el aeropuerto de Manises con destino a Singapur. Viajan Prandelli, Suso y Layhoon Chan, presidenta del club (remix en femenino de Peter Lim, el máximo accionista), para reunirse con el empresario, antiguo agente de bolsa y ex especialista en el mercado de aceite de palma.

El periodo invernal de fichajes se acerca. El italiano espera seis refuerzos al regreso de las vacaciones de diciembre. Pedirá a Simone Zaza, portentoso delantero que la ‘Juve’ había prestado al West Ham inglés y a cinco jugadores de más de veintiséis años.

En la tríada que vuela en el avión privado de Meriton Holding Ltd, García Pitarch debería ser el típico hombre diplomático (si nunca triunfé como jugador en el fútbol, entonces debería convertirme en un tipo diplomático o un abogado, diría).

Horas antes, en público, Cesare había apelado al pasado: “El problema no es de dos meses, sino de dos años en este club”. Se refiere a la gestión económica, al sacrificio y la entrega de la plantilla (se le recuerdan varios altercados a lo Mourinho: “Quien no esté aquí con ganas, ¡fuera! Quien no esté aquí con la voluntad de sufrir, quien no tenga carácter, temperamento, personalidad, quien no tenga amor por la camiseta, ¡fuera!”), a Jorge Mendes (agente de Cristiano Ronaldo y otros futbolistas y amigo personal de Lim) que por más de treinta millones de euros ha buscado para el Valencia a futbolistas como Aderllan Santos y Abdennour, figuras cuestionadas dentro de la afición.

Dos años atrás, exactamente el 24 de octubre de 2014 a las once de la noche, Peter Lim toma un vuelo rumbo a Madrid. Con él viaja Kim Koh, un nombre que no volveremos a escuchar luego. Horas más tarde, el empresario singapurense firmará un contrato con Bankia, mediante el cual se hará con el 70,4 por ciento de las acciones del club valencianista.

Viernes 30: Prandelli ha dimitido. La noticia circula de forma vertiginosa. Al parecer, después de aquella reunión, Lim dijo que no gastaría un euro para mejorar la plantilla. No vendrá Zaza, ni ningún otro. Tampoco vendrá el propio presidente, que hace casi un año no visita Mestalla. Sabe lo que se pierde con un viaje de esos.

En octubre, el técnico nacido en Brescia comentaba, feliz: “García Pitarch me convenció de que era un proyecto interesante, que la propiedad es de un grupo de personas con ambición. Venir a España, a una sociedad gloriosa, histórica, que quiere volver a ser grande, es perfecto”.

Había debutado con triunfo en Asturias ante el Sporting de Gijón de Abelardo. En España fue el primer entrenador italiano que dirigió su primer partido fuera de casa y logró vencer. Luego empataría tres y perdería cuatro.

El delegado del equipo, Salvador González Marco, ‘Voro’, dirigirá al elenco hasta el final de temporada. Ya tuvo que hacerlo en varias ocasiones. Su primer encuentro como técnico interino lo jugó frente a Osasuna el 27 de abril de 2008. Ganó tres por cero. Ronald Koeman se había marchado casi una semana antes.

En una conferencia de prensa después del portazo de Prandelli, declararía Suso: “para mí habría sido más fácil irme ayer, pero esto es un acto de responsabilidad”.

4 de enero de 2017: Con Voro al mando y sin defensa de tres, quizás por las lesiones, el Valencia acaba recibiendo cuatro goles del Celta en Copa del Rey en Mestalla. Se escucha en la grada, como en los últimos meses, el nuevo himno del Valencia. No tiene autor. Se llama “¡Peter vete ya!”.

7 de enero: No se produce el fichaje de Roque Mesa, centrocampista de Las Palmas. García Pitarch presenta su dimisión. Habla de crisis institucional. Olvida lo que había llamado anteriormente “actos de responsabilidad”.

9 de enero: Visita a Pamplona. Tres a tres. Carlos Clerc, descarte del Espanyol, pone el empate definitivo. De Lim se sabe poco por estos días. Es lo normal.

15 de enero: De vuelta a casa se consigue el triunfo sobre el equipo de Quique Sánchez Flores. Anotan, como ya hemos dicho, Montoya y Santi Mina. Espera el Villarreal en la próxima fecha y Zaza ya entrena con el primer equipo.

2.- El ruido y la furia

La historia, en unos años, quizás deba contarla Dani Parejo, un hombre que viene desde antes de la era Lim. Probablemente lo haya contado todo el día que se fue de juerga y las redes sociales y la afición arremetieron contra él.

Quizás pudo escucharse al 10 del Valencia en una discoteca, recitando, cerveza en mano, las primeras líneas de El ruido y la furia, fragmento donde Faulkner pone al loco de Benjy Compson a hablar sobre el que fuera su lugar favorito: “A través de la cerca, entre los huecos de las flores ensortijadas, yo los veía dar golpes. Venían hacia donde estaba la bandera”.