Baraguá

El cine, desde sus orígenes, abordó los temas históricos dando al espectador la oportunidad de entender el pasado y al autor de mostrar su visión  de los acontecimientos. Películas como Napoleón (1927), es un gran fresco histórico realizado por el francés Abel Gance,  pionero del cine mudo,  si damos un gran salto en el tiempo recordemos Liberación (1971), la serie producida por la entonces Unión Soviética, es otro referente necesario para conocer la historia.

En el caso de Cuba, el cine cubano ha reflejado los acontecimientos más extraordinarios de nuestra epopeya revolucionaria. Nos vamos a referir ahora al filme Baraguá, producido por el ICAIC en 1986, el director fue José Massip, el fotógrafo: Julio Simoneau (padre), y contó con un magnífico elenco de actores: Mario Balmaseda que encarnó al Mayor General Antonio Maceo, el actor chileno Nelson Villagras, el General Arsenio Martínez Campos; el legendario Máximo Gómez estuvo a cargo de José Antonio Rodríguez, otro grande como Sergio Corriere, interpretó al General Vicente García y René de la Cruz a Evaristo Encarnación.

José Martí dijo: “Tengo ante mí la protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia”. Este filme nace de una profunda investigación llevada a cabo por el cineasta José Massip, un entusiasta, fundador del ICAIC y autor de excelentes documentales como SuiteYoruba (1962), era también un historiador notable, analizaba cada detalle con la minuciosidad de un especialista para después volcarlo en el lenguaje del cine.

Baraguá, realizado en 1986, ejemplifica la madurez artística del cine cubano. Esta película en la que ocurren combates entre cubanos y españoles, donde se despliega la caballería y las armas de la época fueron una muestra del desarrollo que ya había alcanzado el cine cubano.

Debo contar una anécdota escuchada de primera mano: Massip en su intento por buscar la fidelidad histórica acudió a varias comisiones especializadas del país, y al final le dijeron: Creo que debes ir al ICAIC ahí está Juán Padrón, un gran conocedor de estos temas. “Imagínate, contaba Massip, me enviaron a buscar en mi lugar de origen”.

Muchos años después el propio Juan Padrón me mostró en su estudio de trabajo numerosos libros y documentos que atesoran increíbles detalles sobre las batallas mambisas, las tradiciones, las leyendas, la raíz de nuestra identidad nacional.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar el profesionalismo de los actores, Mario Balmaseda, quien  me contó que el caballo usado en el filme era demasiado brioso, por lo que él tenía que llevarle personalmente la comida al corcel para familiarizase con él.

Pero entremos en la temática del filme, después de 10 años de guerra que comenzara con Céspedes el 10 de octubre de 1868 y un largo conflicto que puso en jaque al ejército español.  España, que todavía era una potencia colonial, se decidió cómo bien dijo un político de la época: “a luchar por su colonia de Cuba hasta la última peseta”. El Ejército Español llegó a tener en Cuba el contingente más numeroso de todos los tiempos de la Colonia. Habían enviado a Cuba como Capitán General a Arsenio Martínez Campos, un militar de probada valentía en el combate y una personalidad muy astuta.

Desgraciadamente la guerra había sembrado intrigas y divisiones entre las fuerzas cubanas. En una secuencia de la película Maceo y Gómez comentan cómo sus tropas estaba debilitadas pero que no se rendirían y seguirían la guerra.

Martínez Campos y el Mayor General  Antonio Maceo, legendario guerrero mambí, se encontraron  en un lugar conocido como “Los mangos de Baraguá” el 15 de mayo de 1878. En el filme impresiona la dignidad de Maceo ante este General que viene a proponerle una tregua conocida como “La Paz del Zanjón”, que firmaron muchísimos jefes cubanos.

La discusión subió de tono cuando el Mayor general Antonio Maceo  increpa  al General español, diciéndole: “Aquí no se le reconoce a Cuba la libertad, la independencia, ni la abolición de la  esclavitud”. Martínez campos insistió: “¿Entonces no nos entendemos? Maceo sello da frase: “No nos entendemos”.

Esta secuencia que está al final de la película  está muy bien lograda, con una magnífica dirección de actores que marcan la sutileza y explosividad del encuentro. Baraguá es un  imprescindible filme cubano que refleja una gesta heroica digna de ser recordada, esa una obra que recomendamos como una película ejemplar  para no olvidar de dónde venimos, quienes somos, y ver en la historia nuestra capacidad de lucha y resistencia.