Strike 3: Candidatos al próximo tren

Urquiola debe clasificar sin problemas. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.

Hace un par de días, en Villa Clara, me preguntaron sobre mi favorito para ganar la Serie Nacional. ¿Fulano? ¿Menganito? ¿Esperancejo?, me emplazaron, y yo debí enmendar el rumbo de la interrogante.

“El problema es que se ha vuelto imposible vaticinar ganadores –expliqué-, porque una vez que llegan los refuerzos, cada equipo se convierte en otro. A estas alturas, con el campeonato en pañales, lo único que se puede pronosticar es quiénes clasificarán. No más que eso”.

Persistente, mi joven amigo inquirió entonces por los ocho sobrevivientes probables, y le di –poco más, poco menos- los criterios que siguen...

Ante todo le dije que Pinar del Río y Matanzas tienen pie y medio en la siguiente fase. Los verdes, por ese magnífico cuarteto abridor que se apoya en una toletería muy efectiva del segundo al quinto en el line up (Quintana, Duarte, Peraza y Saavedra). Los Cocodrilos, asentados en el madero, la velocidad, la defensa y, en especial, sus ganas de jugar a la pelota. Y ambos equipos, gracias a la probada capacidad de sus mentores.

“¿Y los Naranjas?”, me espetó con impaciencia. “Tranquilo, que un rey no muere así de fácil. Los de Moré son una fuerza tradicional y estable, el grupo ha ganado confianza y cuenta con un staff de garantías”.

Luego aclaré que también voto por Sancti Spíritus, que a pesar de la ausencia de los Gourriel, todavía puede sostenerse con Cepeda, Ismel y compañía. Y agregué que Industriales es otro que bien puede mantenerse en la pelea. Tiene un océano de dificultades en el box, pero ese one-two-three de Yulieski, Tomás y Malleta debe producir suficientes carreras para que la novena juegue ligeramente por encima de .500 y se salve de la eliminación temprana.

Después de esos cinco –opiné-, el panorama es más confuso. Descartaría las opciones de Isla de la Juventud, Mayabeque y Guantánamo, y tampoco le ofrezco demasiadas a Cienfuegos, Camagüey y Las Tunas. De manera que para las otras plazas me quedan cinco candidatos”. “Arriésgate”, me conminó, y yo arriesgué...

Tengo fe en Artemisa. Si sus lanzadores recuperan la ambición, será un rival muy complicado. En cuanto a Granma, puede romper monte a fuerza de batazos, siempre y cuando Alberto Soto sea capaz de halar el carro. Pero estoy lleno de dudas en torno al último boleto”. “¿No crees que Santiago vuelva por lo suyo?”. “Santiago siempre es hueso, pero Olivera es una incógnita y su calendario termina con cuatro subseries en la carretera. Así que yo me inclino a darle el ticket a Ciego de Ávila u Holguín”.

Eso fue lo que dije en aquella entrevista informal a las afueras del Sandino. Empezaba a lloviznar, y no olvido que cuando nos despedimos, una mueca de desaprobación cruzaba por el rostro de mi interlocutor.