La Operación CORU: La saga terrorista 35 años después

Desde la oficialización de la Operación CORU, en República Dominicana el 15 de junio de 1976, dirigida a elevar la escalada terrorista contra las representaciones diplomáticas, comerciales y personal de Cuba en varios continentes en el marco de la llamada "guerra por los caminos del mundo" de las organizaciones anticubanas basificadas en Estados Unidos, con la anuencia de las autoridades de ese país, los actos de terror aumentaron no sólo en cantidad, sino también en la tipicidad de actuar que se convirtió en más violenta.

Entre la fecha fundacional y el 24 de febrero de 1978, se ejecutaron en América Latina, 25 actos de terror, sólo en cuatro países: Colombia, Argentina, Perú y Venezuela. En Centroamérica y el Caribe, los terroristas de la llamada Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas, CORU, ejecutaron 19 hechos en ese período; en Norte América, se registran 95 actos de terror, de estos 92 en Estados Unidos, contra representaciones de Cuba e intereses de otros 23 países, principalmente norteamericanos y en Europa, realizaron 4 hechos violentos.

Los terroristas además de estas acciones, cumplían misiones de los fascistas chilenos e integraban sus escuadrones de la muerte que en países de la región y Europa hostigaban a los refugiados y opositores. Así sicarios del llamado Movimiento Nacionalista Cubano, MNC ejecutaron dos acciones contra la Embajada de Cuba en Roma, Italia, la primera contra un funcionario diplomático cubano el 7 de julio de 1975 y la otra contra la residencia de otro funcionario de la sede diplomática cubana, hecho ocurrido el 13 del mismo mes, mientras se conjuraban para asesinar en esa ciudad al senador demócrata cristiano Bernardo Leigthon, acto que ejecutaron el 8 de noviembre del propio año. En el atentado resultaron heridos el Senador y su esposa, quienes sufrieron de secuelas hasta su muerte tiempo después.

En unión de terroristas italianos de ultraderecha, los criminales del MNC fraguaron este ataque, se lo adjudicaron y continuaron su accionar en Alemania y Francia para ultimar al dirigente socialista chileno Carlos Altamirano, refugiado y perseguido por los militares golpistas.

Los terroristas Orlando Bosch Ávila y Guillermo Novo Sampoll se reunieron con oficiales castrenses de Chile en diciembre de 1974 y concertaron la alianza ejecutiva en la cual los anticubanos asignaban sus hombres entrenados por la CIA en la década de los sesenta y los chilenos les proporcionaban las misiones y los medios necesarios para ejecutarlas.  Además los golpistas asignaron a su  controlador para vigilarlos, Michael Tonwley, norteamericano radicado en Chile, quien había operado con la organización fascista Patria y Libertad para derrocar al gobierno de la Unidad Popular. Después del 11 de septiembre de 1973, Townley, quien conocía la eficacia y preparación letal de los terroristas de Miami, había formalizado su pertenencia a la DINA y cumplía misiones de su Departamento Exterior. Junto a su esposa chilena Mariana Callejas Honores y el terrorista anticubano Virgilio Pablo Paz Romero, realizaron actos contra perseguidos políticos chilenos y argentinos en México y Costa Rica.

Orlando Bosch y el también terrorista Rolando Otero Hernández, alias El Cóndor,  recibieron la orden de asesinar al dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile, Luis Andrés Pascal Allende y su esposa refugiados en Costa Rica en febrero de 1976. En el intento Bosch fue detenido en ese país y tiempo después expulsado del mismo.

En agosto de 1976, la CORU, retomó el método de enviar bombas por medio del correo postal, que había sido utilizado por la organización terrorista Acción Cubana, una de las integrantes del nuevo engendro criminal. En ese mes envió dos cartas bombas dirigidas contra entidades cubanas y otras con nexos turísticos con la Isla. Un artefacto explosivo fue introducido en un sobre y entregado en la recepción de la Embajada de Cuba en Caracas, Venezuela, en apariencia era una inocua correspondencia enviada por el Banco Agrícola Industrial venezolano a la sede diplomática.

La otra bomba fue enviada por el correo ordinario, dirigida a la agencia de viajes Aerotours del empresario Ramón Mas, que promovía viajes a Cuba. Ambas bombas fueron detectadas y desactivadas antes de estallar.

Después del exitoso atentado contra el Senador chileno en Roma, los terroristas recibieron otra misión especial de sus mentores: Asesinar al ex Canciller y embajador de Chile en Estados Unidos, Orlando Letelier del Solar. Esta operación debía realizarse dentro del territorio norteamericano y para más complejidad en Washington, su capital donde residía y trabajaba el opositor chileno.

Los sicarios del MNC, plantearon que sus hombres estaban fichados por el FBI por otros numerosos actos de terror cometidos durante esos años: Su figura principal entonces Guillermo Novo Sampol estaba bajo libertad condicional en Estados Unidos y había viajado a Chile de manera ilegal con documentación falsa. A su regreso en diciembre de 1974, oficiales de esa Agencia lo habían interrogado sobre hechos violentos ocurridos en varias ciudades de Estados Unidos, pero no sobre la violación de su estatus jurídico, ni los motivos de su estancia en Santiago de Chile.

Condicionaron para actuar  total impunidad y libertad sin controles a los militares chilenos, quienes asignaron, como apoyo,  a varios de sus oficiales de la DINA Exterior y nuevamente a Townley, experto en explosivos se introduciría en el territorio estadounidense aprovechando su condición de norteamericano y estaría al frente de la parte ejecutiva.

Finalmente, después de los estudios necesarios, el comando terrorista quedó integrado por los terroristas de Miami, Virgilio Pablo Paz Romero, José Dionisio Suárez Esquivel y el agente de la DINA, Michael Townley. Entre los tres prepararon la bomba. El 19 de septiembre de 1976, Townley se deslizó debajo del auto de Letelier y adosó la bomba debajo del asiento del chofer, para que todo el efecto del explosivo plástico se concentrara en él.

El martes 21 de septiembre, Suárez Esquivel, observó como Letelier y sus dos acompañantes se dirigían, en el auto letal, a la sede del Instituto de Estudios Políticos en la capital de los Estados Unidos, se colocó detrás y sin remordimientos accionó el detonador electrónico preparado por Townley y comprobó que la misión había sido cumplida y regresó a Miami.

Después los terroristas ejecutarían otras misiones similares, la impunidad exigida había sido concedida, tenían luz verde para actuar, si habían operado en Washington con entera libertad, el terrorismo en el resto del mundo sería más fácil.

24 de junio de 2011