Juegos Centroamericanos y del Caribe en Puerto Rico: Cuba tiene razón

Elliott Castro Tirado
Claridad, Puerto Rico

Cuba tiene razón al exigir que el gobierno de Estados Unidos se comprometa a cumplir una serie de condiciones antes de asegurar su participación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebrarán en Mayagüez en unos meses. Y no se trata de changuerías o caprichos, sino el reclamo de trato justo y de respeto que se merece cualquier delegación y que nosotros exigiríamos para Puerto Rico si la situación fuera a la inversa.

En sus comunicaciones recientes, las autoridades cubanas han reconocido los esfuerzos y gestiones realizados por los directivos de nuestro Comité Olímpico, del Comité Organizador de los Juegos y del pueblo de Mayagüez. Sin embargo, reconocen que el poder para garantizar el cumplimiento de sus exigencias reside totalmente en el gobierno estadounidense, debido a la ausencia de poderes reales de los puertorriqueños en virtud de nuestra situación colonial prevaleciente.

Responsablemente, los cubanos han presentado sus exigencias o condiciones por escrito para que nadie se confunda del contenido de sus detalles. Si de verdad hubiera vocación de los estadounidenses para resolver el asunto, lo lógico y más sencillo sería que un vocero autorizado de su Departamento de Estado las conteste una a una y con la misma sinceridad. Así, y sólo así, podría precisarse cuáles son aceptadas, para entonces poder concentrar en la discusión de aquellas en las que haya diferencias.

Por eso insisto en que la decisión de si Cuba viene o no viene a los Juegos depende de lo que hagan las autoridades estadounidenses en los próximos días. Originalmente Cuba puso el 15 de enero como fecha límite para tomar su decisión. En otro gesto unilateral de flexibilidad, extendieron el plazo, a la vez que precisaron sus condiciones aún más. Esto, por voz del presidente de su Comité Olímpico, José Ramón "El Gallego" Fernández, quien también es vicepresidente del Consejo de Ministros del país.

Resulta interesante que de parte de los cubanos no hay una sola exigencia económica, aunque en el deporte internacional ya se ha convertido en algo común dar dinero a cambio de la garantía de la presencia de figuras de calidad mundial que ayudan considerablemente al mercadeo de los eventos.

Cuba sólo exige el mismo trato que a las restantes delegaciones en términos de condiciones de viaje y aterrizaje y de respeto a todos los componentes de su delegación. Las leyes federales que sustentan el bloqueo criminal que se mantiene contra el pueblo cubano y la reciente ubicación de Cuba como uno de los países "terroristas" para Estados Unidos, permitirían el maltrato cuando llegaran a Puerto Rico. Obviamente, eso es inaceptable para los deportistas cubanos.

Nadie pone en duda que Cuba es la mayor atracción de los Juegos y la principalísima arma de mercadeo del evento. Es que contrario a otros países de la región, el compromiso de asistencia del país, garantiza la presencia de todos sus mejores atletas, incluyendo sus medallistas mundiales y olímpicos. Por el contrario, nadie siquiera sueña con la presencia en Mayagüez del jamaiquino Usain Bolt, quien es el ser humano más veloz del planeta y recordista mundial y olímpico de 100 y 200 metros, aunque su país confirmó hace rato. Lo mismo sucede con otros atletas de calidad mundial de la región, especialmente de las islas caribeñas de habla inglesa.

Como planteé en la pasada edición, si Cuba no viene a los Juegos, todos perdemos. El evento pierde brillo y valor comercial, los mejores atletas de los restantes países pierden la oportunidad de medirse a competidores de calibre mundial y los propios cubanos no podrán exhibir su talento ante sus hermanos de la región. Obviamente, nuestro pueblo no podrá disfrutar de las demostraciones de algunos de los mejores atletas del mundo.

Los independentistas puertorriqueños y los deportistas genuinos de otras ideologías tendremos que aceptar que las intrigas políticas de revanchismo de sectores del gobierno estadounidense pueden mancillar nuestra soberanía deportiva. Puerto Rico es soberano absolutamente en el campo de la competencia deportiva, pero en todo lo que tiene que ver con el poder para decidir quién entra a nuestra Isla y cómo lo hace, el poder decisional permanece en manos de Estados Unidos. Eso limitará considerablemente nuestra capacidad para servir como sede a futuros eventos internacionales.

Nosotros reclamamos solidaridad de los cubanos con el deporte puertorriqueño, como nosotros lo hemos hecho con ellos en repetidas ocasiones. Pero que quede claro que esa solicitud es únicamente si Estados Unidos les garantiza un trato similar al que se les brindará a todas las restantes delegaciones que vendrán a Mayagüez. De lo contrario, debemos prepararnos para disfrutar los Juegos... sin Cuba.