Morricone estuvo en La Habana

Tardío fue el Oscar Honorífico a toda su vastísima carrera musicalizando a los que hoy y siempre serán clásicos de cine mundial. Foto: Prensa Latina

Con el homenaje a Ennio Morricone in Memoriam cerró la Cinemateca de Cuba la programación del mes de noviembre. Nunca vi, en los años que llevo siendo un cinéfilo apasionado, que una sala de cine se pudiera convertir en sala de concierto.

Morricone dirige a Morricone (Morricone conducts Morricone, 2005) fue el título seleccionado para dar comienzo a la programación que rindió el merecido tributo al músico y compositor italiano fallecido el pasado 6 de Julio.

Esa filmación de un concierto fue realizada en Munich en el 2007 y representa un recorrido por el fascinante mundo de sus partituras desarrolladas para el cine, y en esta oportunidad, amenizaron noventa y nueve minutos de proyección.

Clásicos como Cinema Paradiso (1988), Los intocables (The Untouchables, 1987), El bueno, el malo y el feo (Il bouno, il brutto, il cattivo, 1966), El clan de los sicilianos (Le clan des siciliens, 1969), Érase una vez en América (Once upon a time in America, 1984), La misión (The mission, 1986)… y otras tantas, algunas no conocidas por mí.

Morricone fue muy bien llamado el "Mozart de la música para el cine" Foto: Rtv.es

El concierto transcurrió en tres actos y desde que comenzó el primero, ya Morricone se había apoderado de la atención de todos los presentes. Confieso que no sé en que momento dejó de ser una proyección para convertirse en un concierto presencial, en el cual terminaba un acto y toda la sala se ponía de pie para aplaudir al genio de la música para el cine. Se puede decir que Morricone dio un concierto en la Habana, que su música sonó por más de una hora en un cine convertido en Sala de conciertos.

Puedo asegurar que las lágrimas afloraron en los rostros de un público que algunos fueron por casualidad del destino, otros por conciencia del genio que estaba tocando en La Habana. Está claro que todos salieron con la misma impresión: el haber disfrutado de un concierto dirigido por Ennio Morricone.

Cada una de sus partituras merecía, por derecho propio, una estatuilla. Foto: El Pais

Muchos se acercaban preguntando si ese concierto tendría otro pase, quizás algunos acaban de conocer al, y muy bien llamado, "Mozart de la música para el cine", otros por volver a tener la oportunidad de disfrutar las partituras que forman parte del patrimonio de bandas sonoras para el cine. Desde mi modesta opinión, creo que ha sido la experiencia más bella y emocionante que he tenido en una sala de cine, devenida en sala de concierto. Solo Morricone puede hacer posible tal hazaña, por eso tardío fue el Oscar Honorífico a toda su vastísima carrera musicalizando a los que hoy y siempre serán clásicos de cine mundial. Cada una de sus partituras merecía, por derecho propio, una estatuilla como reconocimiento a su trascendencia.