COVID–19 en el mundo: Sin mascarillas, cuarentenas y muchas pruebas no se contendrá el virus, advierten expertos chinos

Los habitantes de Wuhan regresan poco a poco a la normalidad luego de una cuarentena estricta de casi 80 días. Foto: Reuters.

Especialistas chinos del hospital de Leishenshan, que fue construido en menos de dos semanas para combatir el coronavirus en Wuhan, han advertido que el uso obligatorio de las mascarillas es clave para contener el brote de COVID–19.

“No usarlas es una estupidez”, afirmó Wang Xinghuan, director del hospital de Zhongnan y responsable del de Leishenshan durante una visita guiada para los medios de comunicación.

Según Wang, el uso de las mascarillas entre la población es “una medida científica de protección”, y sirve también para evitar que los trabajadores médicos se contagien. “Si no se usan, no se podrá controlar la epidemia”, dijo.

Wang explicó que las cuarentenas que se impongan para frenar la expansión del brote deben ser estrictas, como la que se puso en marcha en Wuhan durante semanas, y aseguró que “las voluntarias en domicilios particulares no funcionan”.

El experto añadió que “hacen falta muchas pruebas para detectar a los enfermos y a los asintomáticos, o a quienes haya que aislar fuera del domicilio particular para que no contagien a otros”.

También recomendó que los pacientes recuperados de la COVID–19 pasen dos semanas de cuarentena tras ser dados de alta, como medida de precaución.

Mientras, el subdirector del hospital de Zhongnan y experto en urgencias Zhao Yan aseguró que el virus y sus síntomas pueden manifestarse “de manera diferente en Occidente respecto a China”.

“La pérdida del gusto y el olfato, por ejemplo, ha variado en Europa y Estados Unidos. Esto nos hace pensar que el virus está mutando. Necesitamos cooperación”, dijo, y añadió que lo más importante ahora es “impedir los rebrotes”.

“La vigilancia es fundamental todavía en Wuhan”, alertó Wang.

En la ciudad, cuna de la pandemia, hay ahora 44 casos sospechosos de haberse contagiado del virus, según los últimos datos ofrecidos este sábado por la Comisión Nacional de Sanidad de China.

Asimismo, dos personas fallecieron en Wuhan en las últimas 24 horas, con lo que el número total de muertes en esta ciudad asciende hasta ahora a 2 577, según el organismo.

La práctica ausencia de nuevos casos confirmados (Wuhan suma 50 008 contagios de los 67 803 detectados en China) llevó a las autoridades a levantar el pasado 8 de abril las restricciones que había impuesto a sus habitantes tras 11 semanas de cuarentena estricta.

Wuhan consiguió revertir la situación, entre otros factores, gracias a la construcción rápida de hospitales como el de Leishenshan, que comenzó a admitir pacientes el pasado 8 de febrero.

El centro tiene una capacidad de alrededor de 1 500 camas, y actualmente solo quedan 14 pacientes allí.

En sus paredes siguen las firmas, agradecimientos y mensajes de ánimo escritos para los médicos durante los peores episodios del brote.

Fue el segundo de los hospitales construidos en apenas unos días tras el de Huoshenshan, cuyas obras se iniciaron el 23 de enero.

África frente al coronavirus: Tendencia al alza e insuficiente infraestructura sanitaria

Un vendedor de mascarillas artesanales en el mercado de Nakaseroen Kampala (Uganda), abril de 2020. Foto: AFP.

Hace apenas dos semanas, las previsiones de los expertos eran, cuanto menos, aterradoras. África iba a acabar sumergida rápidamente por la pandemia de coronavirus, necesariamente desastrosa en un continente con sistemas de salud muy deficientes.

Pero, si bien el número de casos diagnosticados aumentó desde Egipto a Sudáfrica, el balance sigue siendo muy inferior al registrado en otras zonas del mundo, como Europa o Estados Unidos.

Según el último balance de la AFP, en África se registraron más de 12 800 casos y cerca de 700 muertes, en 52 de los 54 países del continente. Solo el archipiélago de las Comoras y el pequeño reino de Lesoto se han librado, de momento, de la epidemia.

El país más afectado es Sudáfrica, con más de 2 000 casos y 24 muertos, muchos menos que los más de 871 000 contagios y 71 000 decesos confirmados en Europa.

Pero la tendencia está al alza, advierten los expertos.

“En los últimos cuatro días, las cifras se han duplicado”, dijo el jueves Michel Yao, responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las situaciones de emergencia en África.

“El virus se expande más allá de las grandes ciudades. Eso significa que se ha abierto un nuevo frente”, declaró la jefa de la OMS para el continente, Matshidiso Moeti.

Esa es la gran incógnita, debido a que en África hay una enorme escasez de test de detección. Y, a falta de test, muchos países se limitan a ofrecer estimaciones

Sudáfrica, que cuenta con el sistema sanitario más desarrollado de África subsahariana, afirma que realizó 73 000 exámenes, entre una población de 57 millones de habitantes. Su Gobierno asegura que quiere realizar 30 000 al día.

En cambio, Nigeria, con 190 millones de habitantes, solo ha realizado 5 000 exámenes hasta la fecha. “El sistema de diagnóstico está totalmente saturado”, afirma un médico de una clínica privada de Lagos, que reconoce que “ni siquiera” están seguros de que “los resultados sean fiables”.

Kenia preveía a finales de marzo que, para el 3 de abril, habría 10 000 casos positivos en el país, pero de momento solo confirmó 189.

Aun así, apunta John Nkengasong, jefe del Centro Africano de Control y Prevención de Enfermedades, si se hubiera disparado el número de casos, los hospitales “estarían invadidos de enfermos”, algo que de momento no ha pasado.

Como la epidemia llegó a África varias semanas después que a Europa, sus dirigentes tuvieron más margen para adoptar las medidas de prevención.

La mayoría de los Gobiernos cerraron fronteras y restringieron los desplazamientos y los contactos entre la población con toques de queda, la imposición del confinamiento o la declaración del estado de emergencia.

Las medidas, no obstante, se revelaron difíciles de cumplir en los barrios con mayor densidad de población y en los más empobrecidos, donde mantener la distancia social es imposible y quedarse en casa equivale a morir de hambre, señaló AFP.

En opinión de Matshidiso Moeti, de la OMS, aún es “demasiado pronto” para saber si las medidas son efectivas o no.

Sin embargo, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, asegura que lo son. “Antes del confinamiento, el aumento diario de casos era del 42%; desde que empezó el confinamiento, el aumento diario es de 4%”, sostuvo.

Otro factor importante que determinará la incidencia de la pandemia en el continente es el estado de sus infraestructuras sanitarias, muy deterioradas e insuficientes.

El número de camas disponibles en cuidados intensivos no es de más de cinco por millón de habitantes, en comparación con las 4 000 en Europa. Además, hay menos de 2 000 respiradores en los hospitales públicos.

Ante esta situación, nadie se aventura a vaticinar el alcance que tendrá la epidemia en África.

Según la OMS, 31 países africanos registraron menos de 100 casos de infección, por lo cree que es “posible” atajar la epidemia, aunque la amenaza persiste.

“La COVID-19 no solo puede causar miles de muertos, sino también provocar devastación económica y social”, recordó Matshidiso Moeti.

EEUU supera a Italia como país con más muertes por COVID–19

Personas en una cola para obtener alimentos frescos en Los Ángeles, California, en abril de 2020. Foto: Reuters.

La cifra de muertes por coronavirus en Estados Unidos superó el sábado a la de Italia como la más alta del mundo al pasar de 19 700, de acuerdo con el recuento de la Universidad Johns Hopkins. Chicago y otras ciudades del centro-norte del país se preparan para un posible repunte de fallecimientos y se movilizan para sofocar los focos de contagio antes de que estallen.

Alrededor del mediodía, EE.UU. sobrepasó a Italia, con más de 18 850 muertes, y poco después Italia reportó un nuevo total, de casi 19 500. Posteriormente, EE.UU. reportó más 19 700 fallecimientos, según algunas fuentes, aunque otras mencionan más de 20 000.

En los últimos días, la cifra diaria de muertes ha disminuido gradualmente en Italia mientras aumenta rápidamente en Estados Unidos, donde la cifra de casos confirmados superaba este sábado el medio millón.

Las cifras de Johns Hopkins se basan en datos proporcionados por las autoridades de salud de todo el mundo. Se cree que las cifras reales de muertes y contagios son mucho mayores debido a las deficiencias de las pruebas clínicas, las diferentes maneras de contar y, en algunos casos, los encubrimientos de algunos Gobiernos.

La agencia AP reportó que la zona metropolitana de Nueva York se ve abrumada por la cantidad de casos, y crece el temor de que el contagio se extienda al centro del país. Veinticuatro residentes de un hogar de ancianos de Indiana atacado por la COVID–19 han muerto. El condado de Cook, donde se encuentra Chicago, ha instalado una morgue temporaria con capacidad para más de 2 000 cuerpos.

Adicionalmente, la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, recorre las calles a pie para decir a las aglomeraciones de gente, “sepárense”.

En Europa, diversos países utilizaron retenes, drones, helicópteros, policía montada y la amenaza de multas para impedir que la gente viaje durante el fin de semana de Pascua. Adicionalmente, al reducirse el contagio en Italia, España y otros países, los Gobiernos dieron pasos tentativos hacia el levantamiento parcial de las restricciones sobre la vida pública vigentes desde hace semanas.

El clima agradable en Europa puso a prueba la disciplina de la gente.

“No hagan tonterías”, dijo Domenico Arcuri, comisionado especial de Italia para la emergencia del virus. “No salgan, mantengan la misma conducta responsable que hasta hoy, usen su buen juicio y su sentido la responsabilidad”, agregó.

El centro de gravedad de la pandemia se desplazó hace tiempo de China a Europa y Estados Unidos, que tiene ahora de lejos el mayor número de casos confirmados: más de medio millón.

Casi la mitad de las muertes en Estados Unidos se concentraban en la zona metropolitana de Nueva York. Sin embargo, disminuían las hospitalizaciones, indicio de que medidas como el distanciamiento social estaban “aplanando la curva” de los contagios, pero las autoridades advierten que la crisis dista de haber finalizado y la ciudad dijo que su sistema escolar (con 1.1 millones de alumnos) permanecerá cerrado por el resto del año lectivo.

Los expertos en salud pública han advertido que el número de muertes podría llegar a 200 000 durante el verano si las restricciones de confinamiento que han obligado a cerrar negocios y a mantener en casa a la mayoría de los estadounidenses se levantan pasados 30 días.

El número de estadounidenses que han solicitado la prestación por desempleo en las últimas tres semanas superó los 15 millones, mientras que las nuevas solicitudes semanales superaron los seis millones por segunda vez consecutiva la semana pasada.

El Gobierno ha dicho que la economía purgó 701 000 empleos en marzo. Esa fue la mayor pérdida de empleos desde la Gran Recesión y cerró el mayor auge de empleo en la historia de EE.UU., que comenzó a finales de 2010.

El principal responsable científico en la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos, Anthony Fauci, declaró el pasado jueves que cree que debería ordenarse un confinamiento a nivel nacional en el país norteamericano, en contra de lo que el presidente, Donald Trump, ha sostenido desde que estalló la pandemia.

“No entiendo por qué no está pasando”, ha dicho Fauci en una entrevista con la CNN, en la que ha precisado que “no quiere entrar” en la tensión existente entre los mandatos estatales y los derechos de los diferentes estados.

“Pero si ves lo que está pasando en este país, no entiendo por qué no lo estamos haciendo (el confinamiento). Realmente deberíamos”, ha insistido.

Un día antes, Trump había vuelto a afirmar que no ordenará un confinamiento en Estados Unidos por el coronavirus porque los estados tienen “diferentes” niveles de afectación.

Italia: “Vamos por buen camino, pero el final del túnel está muy lejos”

Italia superó las 19 000 muertes y su acumulado de casos de COVID–19 superó los 150 000 este sábado, aunque el país europeo comienza a registrar una ligera disminución en la cantidad de personas hospitalizadas y en cuidados intensivos.

Según el último conteo de la Universidad Johns Hopkins, las muertes en Italia subieron en 619 respecto al viernes (+3.2%), hasta 19 468, mientras que el número de personas que dio positivo al virus en las últimas 24 horas alcanzó las 152 271, un aumento de 4 694 o 3.1% respecto a la jornada anterior.

De acuerdo con informes oficiales, se confirma el descenso en pacientes hospitalizados, más o menos graves. A día de hoy, 3 381 personas están hospitalizadas en cuidados intensivos, 116 menos que el viernes, mientras que 28 144 están hospitalizadas con síntomas (-98).

Los funcionarios italianos han advertido a la población que no baje la guardia incluso cuando se reduce el número de casos y muertes nuevas, sobre todo durante el fin de semana largo de Pascua, cuando muchos están tentados de ir al campo o a la playa.

Se montaron puntos de revisión policial alrededor de las principales vías en Milán, la capital de la región más afectada (Lombardía), que tiene 38% de todos los casos y más de la mitad de las muertes.

El comisionado especial para la emergencia del virus en Italia, Domenico Arcuri, exhortó a las personas a quedarse en casa el domingo y lunes de Pascua, días en que los italianos usualmente visitan a familiares y amigos, o salen de paseo al campo.

“El virus no ha sido derrotado, pero vamos por buen camino. Vemos los indicadores, no el final del túnel. De hecho, el final del túnel está muy lejos”, dijo.

“No hagan tonterías”, pidió Arcuri. “No salgan, mantengan la misma conducta responsable que hasta hoy, usen su buen juicio y su sentido la responsabilidad”.

Agregó que la siguiente fase, la salida gradual de cuarentena, será complicada y requerirá disciplina para evitar otra ola de contagios. “Esta emergencia drástica sólo quedará atrás de nosotros cuando se haya descubierto una vacuna eficiente y efectiva”.

Arcuri informó que en solo cuatro días hubo 3 226 muertes por el virus.

Suecia, entre la persistencia en la normalidad y las señales de la pandemia

Libre movimiento y aparente normalidad en calle de Estocolmo, pero el virus sigue avanzando en Suecia. Foto: ANSA.

“No hemos hecho lo suficiente”, dice el premier socialdemócrata sueco, Stefan Lofven, y por primera vez desde el comienzo de la guerra contra el coronavirus, el país admite que su decisión de apostar contra las restricciones ha fracasado.

Ante el aumento de casos y víctimas, Lofven asume sus responsabilidades pero sin tomar ninguna decisión sobre el endurecimiento de las medidas por el momento. La libertad se impone al confinamiento, pero puede ser letal.

“Nos parece obvio que no hemos hecho lo suficiente”, dijo el primer ministro a la televisora sueca SVT cuando se enfrentó a cifras que revelaban una caída de víctimas en los países más afectados hasta ahora, España y Gran Bretaña, y en los más cercanos a Suecia, como Dinamarca y Noruega, a partir de las medidas de bloqueo y encierro.

En espera de una ley que otorgue al Gobierno poderes más amplios, el primer ministro admite haber evaluado el cierre de restaurantes y clubes que siguen estando, al menos en la capital, llenos de personas. Sin embargo, Lofven se defiende: “La población ha seguido ampliamente los consejos de salud”.

Pero existe preocupación por los contagios y las víctimas, que han aumentado a 9 685 y 870, respectivamente. Especialmente a la luz del hecho de que Suecia es el país con el menor número de unidades de cuidados intensivos de Europa.

Si la situación empeora, el Instituto Karolinska de la Universidad de Estocolmo le pidió a los médicos que tomen decisiones drásticas y selectivas, según un documento interno publicado recientemente por el periódico Aftonbladet.

Si las UCI se ven desbordadas, los galenos tendrán que excluir de esos ámbitos a las personas de 80 años o más y aquellos de 60-70 que tengan otras afecciones. En la práctica, los ancianos que tienen más de 80 años no se consideran una prioridad, al igual que aquellos de 70 años “que tienen un problema multiorgánico” y los de 60-70 años de edad que padecen más de una enfermedad y entonces no se consideran una prioridad.

Según el documento, además, si una persona infectada de COVID–19 ya está gravemente enferma, la decisión de los médicos deberá basarse no solo en la edad cronológica, sino también en la edad biológica.

Aparte de Suiza, donde las muertes por coronavirus aumentaron a 1 000, las cifras moderadamente positivas provienen de otros países europeos que han implementado medidas más restrictivas durante semanas.

En España, en los últimas 24 horas hubo 510 nuevas víctimas, frente a las 605 del viernes, el aumento más bajo desde el 23 de marzo. Hay 161 852 personas infectadas, pero a partir del lunes se reabrirán algunas actividades. Por esta razón, se distribuirán diez millones de máscaras gratuitas en autobuses y metro.

El Gobierno de Madrid también ha publicado un decálogo de comportamiento correcto a seguir, como el espaciado obligatorio de al menos dos metros, el uso obligatorio de máscaras y guantes en el lugar de trabajo.

En el Reino Unido ha habido 917 nuevas víctimas, incluido un niño de 11 años aparentemente sin ningún tipo de patología. Un número todavía alto pero ligeramente decreciente en comparación con los datos anteriores.

Otras 643 muertes se reportaron en las últimas 24 horas en Francia, donde las casas de retiro permanecen con 290 muertes. Los pacientes de reanimación, por otro lado, se redujeron a 6 883 en todo el país.

Trump y las promesas incumplidas en medio de la pandemia

La cifra de muertes por coronavirus en Estados Unidos superó el sábado a la de Italia como la más alta del mundo, con más de 19 700 decesos, de acuerdo con el recuento de la Universidad Johns Hopkins. Foto: AP.

Durante meses, el presidente Donald Trump y sus funcionarios han emitido un reguero de promesas para tranquilizar a un país atrapado por la pandemia de coronavirus, pero no han cumplido las cruciales. Mientras, el pico de contagios y muertes del COVID-19 ha llegado o está próximo a llegar a Estados Unidos, dicen los expertos.

Las partidas en falso y los callejones sin salida son inevitables en cualquier crisis, sobre todo si es provocada por un virus ignoto, pero el presidente que minimizó el peligro durante meses ha sido una fuente constante de exageraciones y promesas tan audaces como incumplidas, señala un análisis de AP.

Trump y su equipo han publicado cifras. Números desconcertantes sobre los tapabocas en camino. Pruebas que se realizan. Buques que navegan al rescate, respiradores que se fabrican, aviones que vuelan cargados de provisiones, dólares que fluyen a empresas paralizadas.

No cabe duda de que, en los frentes principales, el Gobierno federal se esfuerza por estar a la altura de las necesidades, pero en gran medida las provisiones arribarán durante la curva descendente de la pandemia, con lo que el país estará en mejor situación si se produce una segunda ola de contagios, pero llegarán demasiado tarde para la curva letal del brote, actualmente en desarrollo.

Por ejemplo, con respecto a los respiradores, Trump reconoció que “muchos llegarán cuando ya no los necesitemos tanto”.

El sistema estadounidense de pruebas de COVID-19, la clave para contener el contagio, ha fracasado en el momento crítico, como reconocieron las autoridades de salud pública (nunca Trump) en marzo.

Eso podría cambiar con una prueba rápida creada recientemente, pero no se dispone de ella en grandes cantidades. Nueva Hampshire recibió 15 aparatos, pero cartuchos suficientes sólo para dos. “Me estoy golpeando la cabeza contra la pared”, dijo el gobernador republicano Chris Sununu.

Mascarillas, guantes, batas

Personal médico y de enfermería, asistentes de vuelo y otros trabajadores en primera línea de fuego han debido suplicar que les envíen materiales tan básicos como cubrebocas, guantes y vestimenta protectora en general.

La magnitud de la pandemia superó las existencias de esos artículos incluso en los países mejor preparados, pero la persistencia de la escasez en Estados Unidos no se debe sólo a la imprevisión sino a las vacilaciones a medida que los estadounidenses empezaban a enfermarse y morir de la enfermedad.

Fue apenas a mediados de marzo, cuando algunos hospitales trataban a miles de enfermos sin equipo suficiente, que el Gobierno hizo pedidos a granel de mascarillas N95 y otros artículos para sus depósitos, reveló una investigación de The Associated Press. Washington vaciló durante dos meses después de que sonaron las alarmas globales en enero sobre la pandemia que se avecinaba.

El Depósito Estratégico Nacional de Estados Unidos se vació hace varios días, antes del pico de la pandemia en el país.

Pruebas

“Cualquiera que necesite una prueba tendrá una prueba”, dijo Trump el 6 de marzo. “Tienen las pruebas. Adicionalmente, las pruebas son hermosas”. Adicionalmente, añadió el mismo día: “Cualquiera que quiera una prueba puede conseguir una prueba”.

Falso.

La capacidad creciente pero insuficiente para testear a las personas está orientada principalmente hacia los enfermos o a los trabajadores esenciales bajo riesgo de contagio.

A las tres semanas de la notificación de casos de una neumonía misteriosa en China, en la víspera de Año Nuevo, el país asiático había secuenciado la composición genética del virus, los científicos alemanes habían creado una prueba para detectarlo y la Organización Mundial de la Salud había aprobado la prueba e iniciado la distribución global.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) desdeñaron la prueba de COVID-19 de la OMS y auspiciaron uno propio, que nació fallido. Trump dijo que la prueba de la OMS era defectuosa, pero no lo era.

Se perdió tiempo valioso.

Alemania se apresuró a testear a una amplia franja de la población en enero, cuando sumaba menos de 10 casos. Ha sufrido muchas menos muertes, en proporción a su población, que Estados Unidos.

“Hubo muchas, muchas oportunidades para no llegar adonde hemos llegado”, dijo a la AP el doctor Ashish K. Jha, director del Instituto de Salud Global en Harvard.

Trump dijo el 13 de marzo que una división de la empresa matriz de Google estaba creando un sitio web que permitiría a la gente determinar en línea si debían someterse a una prueba y en tal caso, el lugar más cercano donde obtenerla. “Se hará muy rápidamente”, aseveró. El sitio web funciona en cuatro condados de California, nada más.

Los sitios que prometió que acelerarían las pruebas de coronavirus padecieron de demoras y falta de elementos, al punto que muchas personas con síntomas y receta médica no pudieron recibir atención.

Respiradores

Trump invocó la Ley de Producción para la Defensa de Estados Unidos, que lo autoriza a ordenar a empresas privadas a fabricar lo que necesita el país. Esto generó expectativas de que los enfermos y la gente que los cuida dispondrían de una gran cantidad de provisiones en general y respiradores en particular.

Bajo la orden “vigorosa y veloz” del presidente a General Motors, los nuevos respiradores estarían disponibles en “tiempo trumpiano, lo cual significa lo antes posible”, dijo Peter Navarro, el hombre de punta de la Casa Blanca en la cadena de provisiones de emergencia.

Pero Trump se abstuvo de usar sus poderes plenos. En el fondo, la directiva a GM sobre la fabricación de respiradores artificiales le dijo a la empresa que hiciera lo que ya estaba haciendo.

La escasez de respiradores ha sido la deficiencia más aterradora a medida que hora a hora se contagia y muere más gente. En medio del caos reinante, se desconoce la magnitud de la escasez.

¿Dónde está el dinero?

“Con esto llegará el alivio que se necesita con urgencia”, dijo Trump al firmar una ley de rescate de emergencia.

Dos semanas más tarde, se ha entregado una pequeña fracción de los préstamos a empresas. Problemas con un sitio web, demoras en las medidas federales y la confusión de prestamistas y beneficiarios han demorado la ayuda.

El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, había prometido que las solicitudes recibirían aprobación en el día, pero debido a los préstamos pendientes, el Congreso ya tiene que buscar más fondos para que las empresas puedan pagar las nóminas salariales.

Mientras tanto, las autoridades estatales son criticadas cuando tratan de administrar las prestaciones por desempleo pagadas por Washington, pero manejadas por los estados.

(Con información de agencias y OMS)