Fernando Dayán y el abrazo de familia en Lima

Fernando Dayán Jorge ganó el primer oro para Cuba en las pruebas de canotaje, al imponerse en el C-2 a 1 000 metros el sábado 27 de julio en Lima 2019. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Daniel llegó más temprano que nadie a la Albufera de Medio Mundo y puso la bandera cubana en la cerca que está justo a la presa. La amarró fuerte y a solo 20 metros de la meta era un lugar privilegiado. Se recostó, miró hacia el este y por minutos esperó la arrancada del C-1 a mil metros de los XVIII Juegos Panamericanos. Era lunes 29 de julio, un día de familia, de medallas, de historia.

Quizás era el momento más sublime de su vida como padre, cubano y aficionado del deporte. Su hijo, Fernando Dayán Jorge, venía en esa regata por su segundo oro en esta justa y él había cumplido la misma rutina del sábado, cuando gritó más que nadie al verlo coronado, por vez primera, en el C-2 a mil metros, junto a Serguey Torres.

Maydelín estaba sentada en la tribuna y solo la identificaba como cubana el pulóver rojo y azul que cubría su pecho. No se arrimaba a Daniel por pura cábala de madre protectora. Recordaba, una y otra vez, la primera ocasión que su hijo le pidió entrar al canotaje y ella no quiso. Solo se convenció cuando este le demostró que podía ser campeón nacional, tras ganar fácil a todos los piragüistas escolares y juveniles en Cienfuegos.

Ahora importaba bien poco volver a pensar en aquellos años de infancia. Estaba en Lima, con un esfuerzo económico increíble y el apoyo de muchos amigos, para darle a su hijo mayor el respaldo más importante de su vida y el primer abrazo antes de tomar la largada.

“Fernando se lo merece todo porque vive para este deporte, entrena todos los días y es un hijo excepcional”, repetía ella en su primera entrevista a este reportero.

Luis Daniel, el más pequeño, el hermano que quiere seguir los pasos del medallista mundial, estaba inquieto. Iba de la cerca a la tribuna, de la tribuna a la cerca, y sonreía como esperando por el triunfo que le había prometido su hermano desde Cienfuegos. Claro, este lunes la cosa sería más difícil, pues el brasileño Isaquias Queiroz era un rival de cuidado, de peso, medallista universal y olímpico.

Se soltaron los botes exactamente a las 9:45 a.m. Fernando salió fuerte, con su cinta en el pelo, al lado derecho iba el enconado sudamericano. En los primeros 500 metros bote a bote, la diferencia era mínima para el brasileño. “¡Aprieta, aprieta, aprieta!, gritaba Daniel desde la cerca. ¡Vamos mi hermano, duro, duro, que tú puedes!, vociferaba el más pequeño de la familia. Desde la tribuna, Maydelín se paraba, sus ojos se enjuagaban de lágrimas, pero no le salían las palabras.

El cierre dejó al cienfueguero con el último esfuerzo. Paletada tras paletada, no pudo. O mejor, sí pudo, ganó una plata, su segunda medalla en estos Juegos Panamericanos. Desde la propia canoa, Fernando se mostró inconforme. Sabía que podía, por difícil que fuera. Pero la regata fue de nivel mundial y cuando se pierde así lo que corresponde es un abrazo como recompensa total.

Daniel recogió la bandera. Maydelín se levantó de la tribuna y fue hasta la casa de botes para felicitarlo. Luis Daniel corría desaforado al encuentro con su hermano. Los tres se fundieron en un abrazo. Llantos, risas, aliento, emociones. El abrazo de la familia, el abrazo más importante no le faltó a Fernando Dayán Jorge cuando más lo necesitaba. Lejos de preguntarle por el oro, una foto inmortalizó el momento ante la prensa.

“No pudo ser ahora, pero lo conseguiré. Y Luis Daniel también será campeón panamericano. Desde las gradas quizás venga a verlo yo. Y le devolveré este abrazo de familia”, dijo el canoísta con el clásico nudo en la garganta.

Daniel (padre), Maydelín (madre) y Luis Daniel (hermano): la familia de Fernando Dayán Jorge lo apoya desde las gradas en Lima. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Fernando Dayán Jorge, subcampeón este lunes en C-1 a 1 000 metros en Lima 2019. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.