Décadas de cultura y lengua rusas en Cuba

En octubre de 2018 se cumplirán diez años de la consagración de la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán, en La Habana Vieja.

Desde aquellos lejanos días del siglo XVIII en que llegó a La Habana un médico ruso que aquí enseñó su lengua, hasta los días actuales, pasando por momentos de altas y bajas en relaciones que fueron mediadas por circunstancias históricas, la huella de Rusia en la Isla se ha ido asentando y es hoy parte de la diversidad cultural que caracteriza a este país.

Asistentes al coloquio La huella rusa en Cuba, celebrado en el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa, Palacio del Segundo Cabo, como parte de la jornada Días de Rusia en La Habana Vieja, abordaron la presencia de la lengua del país euroasiático en la Isla, la comunidad de residentes y su lugar en la sociedad actual, y la impronta de personalidades como Mariana de Gónitch, además de la historia y actualidad de la Iglesia ortodoxa.

El profesor y traductor Antolín Bárcena Luis, licenciado en lengua y literatura rusas, recordó que el inicio de la enseñanza del idioma en Cuba se remonta a los años de 1782 a 1784, cuando arribó a La Habana -luego de pasar por Francia, Martinica y Estados Unidos, donde participó en la guerra de independencia de las Trece colonias- el médico Fiódor Vasílievich Karzhavin, que permaneció dos años en la ciudad y se dedicó a impartir clases de inglés, francés y ruso.

Ya en 1818, cuando se inicia el intercambio comercial entre Cuba y Rusia y se crea el primer consulado ruso en La Habana, eran 14 los ciudadanos de esa nacionalidad residentes en la colonia española. Hubo mambises rusos en el Ejército Libertador, y el gobierno imperial, interesado en la guerra que se desarrollaba en Cuba, llegó a enviar a un observador al Ejército Español en la Isla.

Luego del establecimiento de relaciones diplomáticas en 1902, el no reconocimiento del gobierno bolchevique en 1917 y el impasse consiguiente hasta 1942, cuando Cuba ingresa a la coalición antihitleriana y se restablecen relaciones con la Unión Soviética, la historia bilateral continuó con una nueva ruptura en 1952, a cargo de Batista; el cambio a partir de 1960, tras el triunfo de la Revolución cubana; un distanciamiento luego de la caída de la URSS y otra vez una recuperación en los 2000.

Desde 1960, relató Bárcena Luis, cobró actividad la enseñanza del ruso en Cuba. En esos primeros años se inició la docencia en escuelas de idioma en La Habana (por profesores locales y rusos residentes), partió a Moscú un primer grupo de cubanos para adiestrarse como traductores emergentes y luego otro a la Facultad Preparatoria de la Lomonosov para convertirse en profesores de idioma. La escuela Máximo Gorki comenzó a preparar a docentes de nivel medio y traductores.

“Llegó a haber seis facultades preparatorias para estudiantes cubanos que viajarían a estudiar en la Unión Soviética”, destacó. En 1977 se inauguró en la capital cubana la filial del Instituto Ruso, “lo que marcó el inicio de la época de mayor esplendor de la rusística en Cuba".

Pero desde finales de los 80, con el proceso que terminó en la caída de la URSS, se redujo el número de estudiantes cubanos enviados a estudiar allí y de aquellos que asistían a las preparatorias. “Comenzó el decrecimiento del ruso en Cuba. Desde 1991 solo quedaron dos reductos del idioma, la Facultad de Lenguas Extranjeras de las Universidad de La Habana y el Instituto Superior Pedagógico”.

La Dra. Xiomara García Cao, profesora de Literatura Rusa en la Facultad de Lenguas Extranjeras (FLEX), dijo que fueron “tiempos en que solo a fuerza de mucha voluntad y convicción de que valía la pena, se llegó a mantener la enseñanza del ruso en Cuba, y solo en la enseñanza superior”.

El panorama cambió con la llegada de los 2000 y una política con la que el gobierno de Vladimir Putin revalorizó la importancia del legado ruso y las relaciones con la diáspora en otras naciones. Se creó la fundación Russkiy Mir (para difundir el idioma de ese país), y esa organización y MAPRYAL, la Asociación Internacional de Profesores de Lengua y Literatura Rusas, celebraron sus seminarios itinerantes en La Habana en 2009, 2011, 2012, 2013 y 2015.

En 2010 la Feria del Libro de La Habana estuvo dedicada a Rusia, y desde entonces ese país tiene un pabellón. La fundación Russkiy Mir dotó a la Biblioteca Nacional de una sala especializada en lengua rusa, y el Instituto Pushkin creó una cátedra en la FLEX.

En 2014, agregó García Cao, se reconstituyó el Grupo de Especialistas en Lengua Rusa, y antes la FLEX se reincorporó, luego de 20 años, a MAPRYAL.

Hoy hay enseñanza de ruso en escuelas de idiomas, en centros como el ISPJAE, el ITM, el ISA y la Universidad de Ciego de Ávila en cursos facultativos o especiales, en iglesias y, como experimento, en dos preuniversitarios de la capital. En la FLEX jóvenes de varias provincias estudian el ruso con opción de una segunda lengua. “Si tocamos fondo en los 90, estamos hoy subiendo la apuesta”, concluyó.

La jornada Días de Rusia en La Habana Vieja, iniciativa de la Embajada de Rusia y la Oficina del Historiador de la Ciudad, continúa este jueves con la apertura de la exposición Rusia y sus colecciones numismáticas, con piezas que cubren etapas desde el Imperio y la URSS hasta la actualidad, y el viernes con el concierto de la orquesta de cámara Música Eterna en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, bajo la dirección del Maestro Guido López Gavilán.

El programa incluye un primer momento con las obras La bella cubana (José White) y Perla Marina y La bayamesa (Sindo Garay), y un segundo en que será interpretada la Serenata para cuerdas, Op. 48, de Piotr I. Chaikovski.