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Vale la pena: Veintidós años y una consulta pública

Manuel Calviño en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí.

Manuel Calviño en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí.

Los televidentes cubanos (y los que sintonizan nuestra tv en otros lugares), tienen la suerte de contar con un sicólogo que puede exorcizar algunos de nuestros pecados incitándonos solamente a que nos echemos una mirada por dentro.

Escribo, por supuesto del Doctor en Ciencias Psicológicas y Profesor e Investigador Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, el también músico Manuel Calviño.

Sobre su programa que es (y) Vale la pena escribí por primera vez para la emisora Radio Reloj, acabado de salir al aire el 28 de febrero de 1991. Entonces ni Calviño ni yo imaginábamos que 23 años después estaría en el aire y con buena efectividad.

El fundador del grupo Moncada que pasó por Los Dadas, estudió sicología, según le confesó a Amaury Pérez Vidal en una entrevista: “por suspender Física, fui profesor de Física y esto es un hecho interesante, hoy muchas personas dicen: los profesores jóvenes, los emergentes. ¡Yo fui un emergente!, pero con un sentido de responsabilidad, estudié Física como nunca en mi vida y allí descubrí mi vocación por el magisterio. Yo no puedo dejar de ser maestro y lo descubrí allí. Por un accidente, dirían algunas personas. Los psicólogos diríamos: alguna causalidad en la historia de tu vida.

“Y con la Psicología me pasó igual, terminé ese año el preuniversitario, la misma directora me dijo: ‘¿Y usted qué va a estudiar?’ Y con una cosa así, absolutamente prepotente y altanera, que yo no era así.

Amaury le dijo: “Tú no eres así, ¿no?” A lo cual Calviño respondió: "Era mi relación con la directora, era como decirle; usted no me va a poner un pie encima y le digo: ‘¿Cuál es la especialidad más difícil de entrar?’ Me dijo: ‘entre ellas, Psicología’. Le dije: “Apúnteme en Psicología” y ahí fui, hice las pruebas y matriculé Psicología.”

Por suerte esa altanería circunstancial lo llevó a una profesión tan necesaria en la sociedad actual donde la incertidumbre planetaria en vez de desvanecerse, crece.

No he sido su paciente, pero sí una de sus seguidoras. Incluso, en más de una oportunidad alguno de sus programas ha sido la fuente nutricia de cierto comentario, porque es muy difícil encontrar un comunicador tan convincente en cualquier tema.

Vale la pena es el programa más barato de la televisión cubana: una cámara que filma quince minutos seguidos, y ya ahí está el espacio, sin más escenografía que un fondo neutro, el rostro de Calviño que sirve para acentuar sus palabras, que son el corazón de su propuesta televisiva.

Con absoluta naturalidad, como se dicen las verdades, Calviño camina de la burocracia y sus horrores (y errores) a la infidelidad en la pareja; la violencia hacia ancianos o niños, hasta las actitudes oportunistas o el narcisismo profesional.

En la misma entrevista el sicólogo (mejor el ser humano) dijo: “Yo soy una persona, en mi vida profesional, que pienso mucho en la devolución, en lo que yo puedo ayudar a las personas. Es una vocación primitiva casi en mí, y entonces ahí llegó la posibilidad. Yo quería levantar y salir un poco de ahí y decirle a la gente: la mejor variante es mirarnos primero nosotros. La vida nos es dada una sola vez y esta vez que te la dan, y esta vez que la tienes, hay que vivirla con mucha felicidad, con mucho bienestar. Hay que vivirla con mucha entrega. Esa cosa, a lo mejor un poco cursi, no importa, de que cuando te vayas saliendo puedas decir: ¡viví, viví!  Entonces me gustaba, me gusta la idea, de que esto no sea solo un proyecto mío, de mis hijos, de mi familia. Que podía ser un proyecto mucho más allá y ayudar a las personas a este andar más presidido por la felicidad, por el bienestar. Que no quiere decir que no hayan obstáculos, que no hayan problemas, que no haya frustración, que no haya depresión, ¡No!, el problema no es que no hayan esas cosas, sino cómo salir de ellas, y salir vencedores, salir del lado de la felicidad.”

Ahora va una pequeña reflexión y una pregunta pública. En mi nota Televisión cubana: Mi selección del 2016, uno de los comentaristas me espetó que hablaba de programas con más de dos años en el aire (y eso que no incluí Vale la pena), mientras otros amigos realizadores o guionistas de programas sí están incluidos, aplausos y si no, críticas.

A ver Doctor, mi texto comienza “Las líneas que siguen no están avaladas por investigaciones, sino por horas seguidas de ver nuestra  televisión, incluidos los canales educativos. Y puedo asegurar que unos cuantos programas de esos canales por factura y contenido merecen la más efectiva promoción. En mi opinión, las propuestas de producción nacional más logradas tanto por su empaque como por los que trasmitieron fueron..."

Pienso que:

Aquí mi pregunta: No haber incluido su programa, que no sólo me sirve en mi pertinaz locura, sino que es fuente o apoyatura de algunos textos ¿es un error? ¿O un horror? Créame, su respuesta "Vale la pena".

(Tomado del Portal de la TV)