Otra vez, Marabana fue una fiesta

La 29na edición de Marabana se corrió por las calles de la capital cubana a las distancias ya habituales de 10, 21 y 42 kilómetros, y acabó siendo la fiesta de toda una ciudad con el cubano Jorge Luis Pérez y la noruega Tonje Granne Kvala en roles protagónicos.

Kvala es una estudiante de Medicina que apenas aspiraba a bajar de las cuatro horas, pero terminó convirtiéndose  en la segunda corredora foránea en coronarse en la principal maratón insular.

Por su parte, el policía Suárez alcanzó su cuarto premio en la lid luego de superar recientemente un proceso infeccioso en los pies.

Mientras tanto, la media maratón fue ganada sin apremios por el monarca panamericano Richer Pérez y su compatriota Yurisleidys Castillo.

En esta versión –la primera desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos-- intervinieron 567 corredores norteamericanos. Según los organizadores, la cifra total de maratonistas extranjeros estuvo próxima a los 1500, procedentes de 62 naciones. En general, fueron más de cinco mil competidores los que tomaron la largada a las siete de la mañana en el Paseo del Prado, frente al Capitolio capitalino.

Joanne Flaminio, presidenta del mundialmente famoso Maratón de Boston –el más antiguo del planeta-- estuvo presente en la jornada. Según Prensa Latina, se mostró admirada por los niveles organizativos de la competencia, y recordó el apoyo recibido de la parte cubana en 2013, a raíz de los lamentables sucesos acaecidos entonces en la carrera que encabeza.

De acuerdo con el director del proyecto Marabana-Maracuba, Carlos Gattorno, la presencia de tantos andarines norteños significa una humilde contribución desde el deporte al proceso actual de acercamiento.

El circuito cubano está certificado por la Asociación Mundial de Maratones y Carreras a Distancia, y reconocido por la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo.

La prueba fue cronometrada por el moderno sistema Mylaps, proporcionado por la Maratón de Madrid, con el propósito de incrementar la confiabilidad de unos tiempos válidos para clasificar a cualquier evento, incluyendo los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016.