Capitolio por el piso y sin cambios a la vista

El Congreso de Estados Unidos, centro del poder legislativo, ha caído otra vez a niveles mínimos de popularidad en los dos últimos años, sin embargo, no se espera ningún gran cambio en el Senado y la Cámara de Representantes en la elecciones generales de este martes.

A pocos días de los comicios, se espera que los demócratas superen lo que se ve como un decreciente reto republicano para hacerse con el control del Senado, aunque también podría haber un empate 50-50.

El vencedor más probable es el status quo, en el que ni demócratas ni republicanos se hagan con la súper mayoría necesaria para aprobar leyes por la vía rápida, lo que dejaría a ambos partidos con la capacidad para bloquear casi cualquier cosa.

Integrado también por una Cámara de Representantes que se espera que siga teniendo una mayoría republicana, el Congreso que comenzará su nuevo mandato en enero y afrontará enormes polémicas sobre el presupuesto y los impuestos podría parecerse muchísimo a la actual legislatura, profundamente dividida.

Si tendrá más éxito para llevar a cabo sus responsabilidades básicas está aún en el aire. Los estudiosos del Congreso ven la actual versión como una de las menos productivas - y más destructivas - en la historia moderna.

No ha conseguido cumplir una de sus tareas fundamentales: conseguir dinero para el funcionamiento del Gobierno, salvo de modo temporal. El enfrentamiento entre republicanos y demócratas en 2011 por el techo de gasto resultó en la degradación de la calificación de la deuda soberana estadounidense.

A cambio, la desaprobación de los ciudadanos del Congreso está en niveles récord, y el dato en agosto fue de solo el 10 por ciento, según un sondeo de Gallup.

Los demócratas tienen mayoría en el Senado desde 2007. Durante meses, se mostraron confiados en que podrían mantener su ventaja de 53 a 47 en las elecciones del martes, en la que se renovarán un tercio de los 100 escaños de la cámara.

Su optimismo se vio reforzado por lo que muchos consideraron errores republicanos este año: la floja actuación inicial de Romney como aspirante a la presidencia, la percepción de que algunos candidatos como los del Tea Party podrían ser demasiado conservadores para sus estados y las declaraciones de otros como el senador Todd Akin al hablar de "violación justificada".

El apartidista Rothenberg Political Report predice que los republicanos tendrán una ganancia neta que no superará los tres escaños, uno menos de lo que necesitarían para conseguir el control. Pero hay varios estados en los que la lucha será muy igualada: Montana, Virginia, Wisconsin o Massachusetts.

(Con información de Reuters)