Calle 13 en los ojos diversos de América Latina (+ Video)

Por Lázaro Jorge Carrasco, estudiante de periodismo

Los ojos más tristes que he visto en la vida los dibujó alguien sobre un muro más o menos grande. Se los vi en la cara a una indígena de bebé en los brazos, en Latinoamérica, el nuevo video que filmó la agrupación puertorriqueña Calle 13.

Hasta ese momento había preferido a Adele y a Florence. Porque al soul y al indie rock los conocí, aunque tarde, a tiempo. Y se me cruzaron en el camino con turbulencia, como se me aparecen las cosas esenciales.

Pero Adele y Florence y Anastacia (mucho más avezada, veterana y reina del sprock) nunca fueron capaces de estrujarme el corazón. Escuchados todos los discos y vistos todos los clips juro que no fueron capaces de sacarme una lágrima. Lo más sublime de mí. Lo más salado pero lo más sublime.

Debe ser porque las europeas  no tienen nada particular en los ojos. Tampoco las estadounidenses (excepto las benditas dioptrías de Anastacia) En cambio, los ojos del niño indígena en Latinoamérica, hundidos a medias en un río selvático, son desemejantes. Tienen al continente en las órbitas y bajo las cuencas serenas, quejumbrosas casi, cobijan su destino. A su vez los de las ancianas latinas, de expresión sufrida. Inequívoca. Y a su vez los de los hombres latinos. Y a su vez los ojos que alumbran los rostros de las mujeres latinas (que no vacilan) Que miran a la cámara y dicen "Aquí estamos de pie" y "Aquí se respira lucha".

Calle 13 también nació de la Pachamama. Están comprometidos hasta la última fibra. Aunque ni Residente ni Visitante sean descendientes directos de aymaras, quechuas o cualquier otra etnia agricultora. Puerto Rico les duele. Los ojos de Puerto Rico son los del continente entero. Son unos ojos espectrales que evocan folclor, extrañas iridiscencias. Lo más puro y natural. Eso es. Lo más puro y natural.

La vanguardia es el corpus de Calle 13 porque la vanguardia solo nace de la aventura. Y la aventura les sale de la boca como a Nostradamus las predicciones pasmosas. Como de la boca y los ojos de Alan Sillitoe (y de la pluma) brotaron las denuncias más increíbles del siglo XX inglés. Más increíbles aún que las de los demás jóvenes airados.

Latinoamérica tiene dentro lo que Galeano llamó las venas abiertas. Una metáfora temible. Todas las arrugas en los rostros que he visto hasta ahora (poco tiempo, muchas arrugas) Las marcas que tienen sobre las manos diez hombres que empujan un camión de heno. Y las de un sietemesino que gatea desnudo sobre las arenas de la playa. El jugo de la tierra. Una naranja. Una anciana que aprieta entre las manos el retrato del hijo muerto. La Operación Cóndor. Latinoamérica es una efigie tremebunda. El fresco de la tierra de las lenguas romances. La Patria Grande.

La patria de los héroes secretos más que de los héroes públicos.