Según los datos que maneja la Agencia espacial estadounidense, es probable que los pedazos hayan acabado en el Océano Pacífico.
Antes de la caída, la NASA explicó que el viejo satélite del tamaño de un ómnibus y seis toneladas de peso, bautizado Under Atmosphere Research Satellite (UARS), se desintegraría al volver a entrar en la atmósfera terrestre pero unos 26 pedazos del artefacto podían sobrevivir y caer sobre la superficie de la Tierra.
"Como no sabemos dónde fue el punto de reentrada, tampoco sabemos dónde cayeron los escombros exactamente", dijo Nick Johnson, jefe científico de la basura orbital del Centro espacial Johnson de la NASA, en Houston. "Puede que nunca lo sepamos", agregó.
(Con información de la ANSA)