Obama anuncia retirada parcial de Afganistán tras costosa guerra de diez años

LO QUE HAN DEJADO LOS INVASORES Familiares de niños afganos fallecidos durante un bombardeo de la OTAN llevan sus cuerpos a Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand, para denunciar el ataque.- MEER AFZAL (EFE)

El presidente de EE.UU., Barack Obama, escogió el horario de máxima audiencia para presentar al pueblo estadounidense su plan de retiro paulatino de Afganistán, escenario de la guerra más larga y costosa en la historia de EE.UU., contra la que ahora hay una creciente oposición pública.

En parte Obama estaba cumpliendo una promesa que hizo cuando, temprano en su administración, cedió a la presión de incrementar, en unas 30.000, las fuerzas militares en el llamado “empuje” contra la insurgencia con la condición de que estaría retirándolas después de un año si las condiciones se daban.

El plazo ha llegado y, aunque las condiciones ciertamente no han mejorado, con el anuncio del retiro parcial y medido el presidente quiere apaciguar a una ciudadanía estadounidense que exige más atención a los problemas internos, garantizar al pueblo afgano algún tipo de gobernabilidad en su país tras la partida y convencer al estamento militar de EE.UU. que la salida es honorable. No se debe olvidar que las elecciones presidenciales de 2012 están a la vista.

En la práctica el repliegue por etapas será de los efectivos militares que constituyen ese incremento temporal y será a más tardar para finales de 2011, pero eso dejará unos 68.000 soldados y demás personal militar, una considerable presencia sobre la que todavía no hay claridad de cómo y cuándo saldrían.

"No haremos de policias en sus calles

Obama explicó en un discurso televisado a la nación que la retirada se produce "desde una posición de fuerza" después de haber cumplido el objetivo básico de debilitar a Al Qaeda, aunque admitió que "no vamos a pretender hacer de Afganistán un país perfecto". Recordó que la dispersión de recursos hacia la guerra de Irak impidió durante años hacer más progresos en Afganistán y anunció que, después de una década en la que este país ha estado concentrado en la lucha contra el terrorismo, "ahora es el momento de centrarse en EE UU" e "invertir en nuestra gente".

Aunque los plazos establecidos por Obama aceleran un poco el ritmo deseado por los mandos militares, que pedían una retirada de 5.000 soldados este año y un total de 30.000 para finales del próximo, el presidente advirtió que todavía es necesario consolidar los avances hechos en los últimos meses. "Este es el principio pero no el final de nuestro esfuerzo por ganar esta guerra. Tendremos que hacer aún el trabajo duro de mantener los logros obtenidos", dijo.

Al mismo tiempo, el presidente anunció que su Gobierno intentará resolver el conflicto civil afgano mediante negociaciones políticas. "Mientras fortalecemos al Gobierno afgano y sus fuerzas de seguridad, Estados Unidos se sumará a las iniciativas para la reconciliación del pueblo afgano, incluyendo a los talibanes", manifestó. "Nuestra posición sobre esas conversaciones es clara: tienen que ser conducidas por el Gobierno afgano y los que participen en ellas tienen que romper con Al Qaeda, abandonar la violencia y respetar la Constitución afgana".

El objetivo que Obama señaló para poner fin a la presencia militar en Afganistán es el de que ese país "deje de ser un santuario de Al Qaeda y de sus afiliados para lanzar ataques contra nuestra patria o nuestros aliados". "No haremos de policías en sus calles o patrullaremos sus montañas indefinidamente; esa es la responsabilidad del Gobierno afgano, que tiene que incrementar su capacidad de proteger a su pueblo", añadió.

Este discurso, que llega en un momento de mayor pesimismo entre la opinión pública norteamericana sobre la necesidad de combatir en Afganistán y de creciente presión de parte del Congreso para concluir la guerra cuando antes, se presta a diversas interpretaciones sobre el camino elegido por Obama. Por un lado, queda claro que el presidente no está dispuesto a una guerra indefinida ni a sumergir a su país en las disputas internas de Afganistán. En ese sentido, sugirió que su enemigo no son los talibanes ni su objetivo la estabilización de Afganistán. Al mismo tiempo, no satisface las exigencias de la izquierda demócrata y la derecha conservadora de salir de ese conflicto sin demora.

Por un lado, Obama no da satisfacción plena al deseo del jefe militar en Afganistán, general David Petraeus, de mantener sus fuerzas casi íntegras durante un año más, pero la deja tropas suficientes para la campaña del próximo otoño y para mantener plena operatividad durante la mitad del próximo año.

Obama ha escogido una solución, como es costumbre en él, que trata de conciliar las opciones encontradas que durante meses han batallado dentro de su Administración: el vicepresidente, Joe Biden, como líder de los partidarios de acelerar la retirada, y el general Petraeus, al frente de los que pedían más prudencia.

Con este discurso, Obama intenta de alguna manera cerrar la página de la guerra de Afganistán y de un largo periodo de conflictos muy polémicos iniciados por su antecesor, George Bush, y concentrarse en la economía nacional, que es lo que va a decidir las elecciones del año próximo.

"Ahora acabemos el trabajo que tenemos entre manos", manifestó, "acabemos responsablemente estas guerras y recuperemos el sueño americano que es el centro de nuestra historia".

EE UU lleva invertido cerca de un billón de dólares en una guerra que cuesta hoy 10.000 millones de dólares al mes. Más de 1.600 norteamericanos han muerto ya en un conflicto que sus detractores consideran imposible de ganar.

Con información de BBC y El País