Strauss-Kahn, Francia y los valores de la socialdemocracia

Por Iñigo Sáenz de Ugarte
Guerra Eterna
Varios políticos franceses están escandalizados. ¿Por la presunta víctima del delito? ¿Por la gravedad de las acusaciones contra Strauss-Kahn? ¿Porque un político de su estatura y su futuro se haya colocado en esta situación teniendo en cuenta sus antecedentes?

No, por las imágenes de DSK esposado mientras se era conducido al tribunal.

"Me di cuenta de que la imagen era increíblemente brutal, violenta y cruel", dijo el ex ministro de Justicia, Elisabeth Guigou A Radio France-Info el lunes, en referencia a las fotografías difundidas de un atribulado Sr. Strauss-Kahn, esposado y llevado por varios agentes de policía de Nueva York. "Estoy feliz de que no tengamos ese sistema judicial."

La ley prohíbe en Francia estas imágenes, y por eso no se han podido difundir en Francia. Tienen un argumento de peso. Garantizar la presunción de inocencia en una sociedad en la que los medios de comunicación pueden imponer una condena, por así decirlo, mucho antes de que los tribunales se pronuncien. Por otro lado, la conducta habitual de la polícía y los fiscales en EEUU tiene un componente autoritario mucho mayor. Se trata de meter miedo para que a nadie se le ocurra no ya violar la ley, sino ni siquiera atreverse a contestar a un policía.

Cruel, desde luego. ¿Brutal? No tanto como una violación.

En declaraciones a la misma entidad radiodifusora, Eva Joly, una magistrada francesa muy conocida y líder del Partido Verde, que se prevé pueda presentarse en las elecciones presidenciales del próximo año, coincidió en que "se tratan de imágenes muy violentas". Añadió que el sistema de justicia de Estados Unidos "no distingue entre el director del Fondo Monetario Internacional y cualquier otro sospechoso."

Interesante. Lo que parece preocuparles más es que alguien como DSK, un miembro de la élite tenga el mismo tratamiento que vulgares delincuentes. Uno de los nuestros. Los poderosos en Francia disfrutan de sus propias leyes. ¿Qué será lo siguiente? ¿Obligar a políticos y banqueros a que se comporten como los ciudadanos y asuman la responsabilidad por sus errores?

Dice un editorial de Le Monde:

"Grave cuestión", continuó el diario. "¿Es posible que la fama de un hombre lo prive de la presunción de inocencia en los medios de comunicación? Porque si ellos seguramente deben ser iguales ante la justicia, no todos los hombres son iguales ante la prensa".

Los privilegiados de la sociedad están indefensos ante los medios de comunicación. Hay algo orwelliano en todo esto. Se supone que hay que sentir lástima por el gran banquero del FMI acusado de violación.

No cuela.

Camiseta

Decía alguien que a Strauss-Kahn le ha quedado muy bien la imitación de Charlie Sheen. Hasta ahí los chistes, pero no las disculpas, excusas o insinuaciones que se han comenzado a escuchar en Francia, el territorio donde la vida sexual de los políticos se considera un terreno vedado al escrutinio público. No es que la opinión pública tenga un derecho inalienable a invadir la privacidad de los políticos, pero la personalidad de éstos sí que es un asunto de interés público.

Los políticos piden a la gente que confíe en ellos. El programa del partido no es un contrato ni uno puede pretender ir a los tribunales para exigir que se cumpla. El aval es la palabra del político, la confianza que despiertan él y sus ideas. Nadie dudaría de que si uno de ellos engaña a sus compañeros de partido o rivales, eso es un asunto que los votantes deberían saber. Pero cuando se trata de un asunto personal, si el político engaña a su mujer por ejemplo, entonces resulta que esa quiebra de confianza ya no es relevante.

Todo eso ha alimentado en Francia una cultura de la impunidad, una corrupción de las costumbres por la que los grandes hombres públicos (suelen ser hombres) no tienen que dar cuentas de su comportamiento. Barra libre. Los que tienen un obvio problema de incontinencia sexual pasan a ser grandes seductores. Ahí es donde empiezan a funcionar los eufemismos. Nadie osa decir que estén abusando de su posición para llevar a mujeres a la cama. Ellas sólo cumplen con su función y se rinden a los encantos del líder. Todos lo sabían, pero preferían callar.

Ni siquiera cuando no se trata de aventuras sexuales, sino de presuntos delitos, parece que el punto de vista cambia. Es más, en vez de hacer autocrítica, lo que se impone es poner sobre la mesa el honor nacional, ese concepto, al igual que el patriotismo, en el que se esconcen con cierta frecuencia los sinvergüenzas.

En un espasmo de auto-flagelación, los comentaristas políticos hablaban del asunto como una desgracia y una humillación para Francia, al referirse al país como "víctima" en el asunto. Nathalie Kosciusko-Morizet, el ministro de ecología, menciona a la camarera de 32 años de edad, presuntamente atacada por Strauss-Kahn, pero en estos términos: "Además de la presunta víctima, la camarera, hay una víctima demostrada: Francia... Hay que recordar que los hechos son muy graves; en Francia se tiende a tratar este tipo de cosas un poco a la ligera", dijo a la agencia de noticias AFP .

La camarera es una presunta víctima (lógico, está por ver lo que deciden los tribunales). La única víctima segura en estos momentos es Francia.

Los hay peores. Están los que en el fondo creen que hay algo elogiable en la conducta hasta ahora de DSK (los franceses ponen iniciales a los que están por encima de los mortales). Es un libertino, y orgulloso de serlo, y los demás son unos hipócritas.

Gilles Savary, un miembro del Parlamento Europeo, que pertenece al Partido de Strauss-Kahn, escribió en su blog que la detención del Sr. Strauss-Kahn daba indicios de la hipocresía del estilo americano. "Todo el mundo sabe que Dominique Strauss-Kahn es un libertino, y que se distingue de los demás por el hecho de que no trata de ocultarlo", escribió. "En la América puritana, infiltrada por riguroso protestantismo, los delitos financieros son mucho más tolerado que los placeres de la carne."

Por si hay que recordarlo, esto se ha escrito después de que se conociera la detención de DSK en Nueva York.

Un seductor, sí. Un violador, no. Lo dice su antiguo jefe de gabinete y hay que entenderlo. Nadie que haya trabajado con él puede aceptar de entrada que se haya rebajado hasta tal punto.

Lo único que había antes eran los rumores y cuchicheos entre los que sabían, básicamente políticos y periodistas. Y algún relato escondido bajo un seudónimo, como cuenta Rubén Amón.

Hagamos memoria: "Dominique Strauss-Kahn es un ogro. Y es perfectamente consciente de que tiene que ponerse a dieta si pretende asumir nuevas responsabilidades. No logra dominarse. Cada tentación que pasa debajo de su nariz le provoca la inmediata salivación. Es como un depredador que está siempre al acecho". Se refería Casandra particularmente al vuelo de unas faldas o la captura de un escote. Sin distinción de clases, nacionalidades ni edades. Tampoco de profesiones, ya lo hemos visto.

Pero con ser importante desde el punto de vista de los valores, el caso de Strauss-Kahn también pone sobre la mesa la indigencia ideológica de la izquierda europea, de la izquierda oficial atada a políticos a los que se alaba porque son capaces de poner en práctica la política de la derecha en tiempos de crisis de forma más... razonable.

Toda la confianza de la izquierda francófona estaba puesta en DSK, sólo porque estaba en mejores condiciones de acabar con la presidencia de Sarkozy. Eso parece ser mucho más importante que un presunto intento de violación a una camarera africana, por lo que uno parece deducir del artículo de Lluís Bassets, que se refiere a un "problema de carácter" ("Lo de menos a la hora de enjuiciar el carácter de Strauss-Kahn es la exacta responsabilidad sobre los hechos", WTF?).

Es un golpe, en todo caso, para la socialdemocracia, que tenía en Strauss-Kahn a su mejor representante situado internacionalmente y el mejor preparado para recuperar un puesto tan decisivo en la conducción de los asuntos europeos como es la presidencia francesa. En la primavera de 2012, cuando se celebren las elecciones en Francia, terminará también la legislatura española, con las expectativas que todos sabemos, de las que vamos a tener un adelanto en las elecciones locales y autonómicas del próximo domingo. Soplan vientos secos y ardientes para la izquierda moderada, los propios del desierto que se avecina. El golpe es también para la política. Los medios, el espectáculo, la vibración inmediatista de las redes sociales no pueden pedir más. Es su hora. Pero la ciudadanía y la idea de lo que debe ser la política viven días cada vez más difíciles.

Cuando todas las esperanzas de la socialdemocracia se reducen a un hombre que se tira a todo lo que se mueve y que es el director del FMI (y por tanto ejecutor de la economía de mercado en su versión más despiada, a veces inevitable, siempre despiadada), uno piensa que le conviene pasar algún tiempo en la oposición para descubrir otra vez cuáles son sus valores. Seguro que la "ciudadanía" sale ganando.
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La lista de cargos que la policía ha presentado contra DSK. El juez le ha encarcelado sin derecho a fianza hasta la próxima vista judicial, que se celebrará el viernes