Marsalis bailó salsa en Guanabacoa (+ Fotos)

Marsalis baila la “Sandunguera”, de Los Van Van en el Conservatorio de Música Guillermo Tomás en el municipio de Guanabacoa.

Texto y fotos: La Jiribilla

Toda la escuela de pie y los músicos norteamericanos bailando al estilo de New York la "Sandunguera", de Los Van Van, fue el colofón de la visita de algunos de los miembros de la Jazz Lincoln Center Orchestra al Conservatorio de Música Guillermo Tomás en el municipio de Guanabacoa.

Los Vanvancitos, versión en "pequeña escala" de la afamada orquesta cubana, provocó al trompetista Wynton Marsalis -quien días antes había confesado no saber bailar la música popular cubana- aceptar el reto de, como decimos los nacionales, "soltar un pasillo". Al concluir expresó: "esta experiencia increíble nos inspira, y se va a quedar con nosotros por largo tiempo".

Desde su entrada al recinto que forma músicos desde 1960, los estadounidenses fueron recibidos por estudiantes de trompeta, quienes ejecutaron "La Guantanamera", de Joseíto Fernández. Esta pieza y "Hello Dolly", de Jerry Herman, preparadas por los alumnos especialmente para el mejor trompetista vivo de los EE.UU., fue seguida en el programa por la interpretación a piano de las danzas "Los muñecos" y "Los delirios de Rosita" (Ignacio Cervantes). Luego de escuchar una variación sobre un tema del grupo Kool and the gang, los músicos de la JLCO se acercaron a felicitar al trío de Willy Barreto (piano), Roland Abreu (bajo) y Eloy Nora (pailas).

"Siendo alguien que creció en el Bronx, estar aquí me provoca mucha emoción, tenemos ganas de llorar", dijo el bajista norteamericano Carlos Henríquez a propósito de las actuaciones de los niños y adolescentes en la villa de Bola, Lecuona y Rita Montaner.

Los músicos, que vieron desempeñarse además al Cuarteto de cellos Aché-lo, la Orquesta Juvenil de Guitarra y la Orquesta Sinfónica de la escuela, se mostraron profundamente emocionados: "hemos viajado a muchos lugares, he estado en la JLCO por 20 años y puedo decir desde lo más profundo de mi corazón que esto me ha sacado las lágrimas", confesó a La Jiribilla el trompetista Marcus Printup. "Puedo decir que los músicos y el pueblo cubano -continuó- son mis hermanos y hermanas".

Antes de abandonar la institución que lleva el nombre del prolífico director, musicólogo y compositor cubano, rumbo a los ensayos de sus próximas presentaciones en el teatro Mella de la capital (miércoles, jueves y sábado en la noche), el baterista Ali Jackson nos comentó: "la música en Cuba es del corazón, no importa la situación o el contexto en el que sea interpretada".

Miembros de la Jazz Lincoln Center Orchestra al Conservatorio de Música Guillermo Tomás en el municipio de Guanabacoa.

Marsalis con miembros del Conservatorio de Música Guillermo Tomás en el municipio de Guanabacoa.

Chucho Valdés y Marsalis desnudan pasiones en La Habana

Chucho Valdés y Wynton Marsalis, dos pesos completos de la música, hicieron de la noche un recuerdo inolvidable al sublimar el jazz con derroche de virtuosismo, en un concierto de clase mundial.

Durante casi dos horas el público reunido en el Mella contuvo la respiración para no dejar escapar ni el más leve de los sonidos o los delicados gestos de estos maestros de proverbial talento.

El plato fuerte fue la unión de los Mensajeros Afrocubanos de Chucho y la Jazz Lincoln Center Orchestra (JLCO) de Marsalis, confluencia de dos estilos, dos maneras de hacer el jazz; el de aquí y el de allá.

Un mano a mano donde no faltaron ambas formas de interpretar y sentir, el Latin Jazz y el clásico salido de las calles de Nueva Orleans y los clubes de Nueva York, arrancó la euforia de los corazones, gargantas y palmas de quienes tuvieron el privilegio de ser testigos.

Antes, Chucho, con gran elocuencia, había aclarado que la música es un lenguaje universal, y aunque el idioma sea una barrera para la comunicación, (la música) nos pertenece a todos, sirve para unir las culturas y que todos seamos felices .

Una selección de obras con exquisitos arreglos fue interpretada por la JLCO y sus invitados, que para el disfrute de todos fue un regalo desde Nueva York con sabor a Cuba.

Así otros grandes de esta Isla desfilaron por el escenario: el talentoso Orlando Valle, Maraca , y su flauta junto a la JLCO recrearon Almendra , del cubano Abelardo Vázquez, en genial fusión de jazz, ritmos afrocubanos, y danzón.

El showman Bobby Carcassés mostró su versatilidad al prestar su voz y pasillos para interpretar la imprescindible Cómo fue , popularizada por Benny Moré en la década del 50 del pasado siglo.

Siboney de Ernesto Lecuona cobró nuevos bríos con los instrumentos de la JLCO y el arreglo de su bajista Carlos Henríquez.

Pero de tanta sabiduría, pasión, y magistralidad quien realmente ganó fue la música cubana, al marcar para sí una nueva etapa, superarse y contar por años que acogió en su seno a los más grandes de ese idioma universal que es el Jazz. (Con información de la AIN)