Con algo de suerte Betty se levantó temprano y al abrir la ventana se encontró el mensaje de M. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
Hay ocasiones en que los mensajes de arrepentimiento llegan de maneras inesperadas. La persona que ha fallado, buscará el modo de sorprender a la otra. Pasará varios días intentando llamar su atención hasta finalmente hallar la vía para lograrlo.
Las postales se podrían tirar a la basura. Las flores se marchitarían. Un e-mail sería demasiado frío y no transmitiría las verdaderas intenciones. Ya está decidido. Expresar sus sentimientos en mayúsculas de color rojo en cada acera, pared, o muro, en cualquier que esté a la vista, no solo de la persona a la que se pretende convencer, sino de todo el que pase por allí, parece ser una opción cuestionablemente viable.
Son indisciplinas sociales que afectan el entorno. Pintar sobre los muros de algunas instituciones, en calles y aceras, constituye un maltratato. Estos textos son algo más que simples u originales declaraciones de amor.
Usted, definitivamente, con algunos errores supo conquistar a otra persona. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
A diario, cientos de personas pasan por allí y casi ignoran tu pintura. Ojalá Adriana no haya hecho lo mismo. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
El diálogo entre estas personas debe haber sido el siguiente: Porque hoy es mi cumpleaños y aun no me has regalado nada. Abre la ventana –dijo la otra. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
Muro que rodea a una institución para el cuidado de ancianos con enfermedades mentales. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
En este muro faltó una acotación: aunque muchas cosas estén destruidas, nuestra relación será fuerte. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
En el mismo lugar del anterior, luego de desearle un feliz cumple, era importante hacerle saber el esfuerzo que había realizado. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.
Camila, entiéndelo, H te ama tanto que necesitaba escribirlo en un muro para que todo el mundo pudiera verlo. Foto: Cinthya García Casañas/ Cubadebate.