Tras la Ruta del Esclavo en Matanzas

Castillo de San Severino en la Ciudad de Matanzas: Área de Defensa de la Bahía. Foto: Roberto Garaicoa

En 1693 las autoridades de la ciudad cubana de Matanzas seleccionaron un sitio para construir un fuerte que los defendiera de los ataques de otros países y de los piratas. La fortaleza en cuestión era el Castillo de San Severino y ya para 168 estaba en funciones, aunque toda la obra se culminó en 1735. Había 80 hombres armados al mando de un capitán, que en 1762 mandó a destruirlo para evitar que cayera en manos de los ingleses que en ese momento estaban ocupando La Habana.

Cuando los ingleses dejaron la isla, el castillo fue reconstruido. Por supuesto, en la rehabilitación participó mano de obra esclava. Miles de africanos y sus descendientes fueron obligados a trabajar a destajo para construir la construcción más antigua del territorio.

Luego el castillo tendría diversos usos. Desde 1774 al 1793 funcionó como Aduana y entre 1818 y 1850 allí radicó la Comandancia del sistema defensivo de la Ciudad.

El Castillo de San Severino, actualmente sede del Museo de la Ruta del Esclavo, es una joya de Matanzas, en el occidente de Cuba, único exponente de la fundación de la ciudad aún en pié.

Tras la restauración del inmueble, el Castillo reabrió con salas de exposición que representarían el proceso esclavista en el país y también, la cultura y los valores de la emigración africana. Así, la primera sala del Museo está dedicada a los Orishas, las deidades que llegaron de África.

Este espacio, que se creó con el objetivo de representar el rico legado africano a la cultura cubana, incluye varias esculturas a escala natural del panteón de dioses de la religión afrocubana, tapices que muestran el entorno donde se manifestaba cada Orisha según la tradición, y tambores rituales utilizados en las distintas ceremonias. En esta sala se brinda una panorámica de la diversidad de la religión afrocubana, sus ritos y costumbres, las leyendas que caracterizan a cada deidad, sus colores y sus significados.

Base de cañón recuperado en los trabajos de excavación. Foto: Roberto Garaicoa

Campana de 1860. Foto: Roberto Garaicoa

Frontis del Castillo. Foto: Roberto Garaicoa

Galería de la Plazoleta Central. Foto: Roberto Garaicoa

Grilletes y otros objetos utilizados por los esclavistas. Foto: Roberto Garaicoa

Lugar que originalmente ocupaba la campana frente a la Bahía de Matanzas. Foto: Roberto Garaicoa

Parte de la plazoleta central del Castillo de San Severino. Foto: Roberto Garaicoa

Área de la cárcel. Foto: Roberto Garaicoa

Plazoleta central y una de las tapas de los aljibes de la época. Foto: Roberto Garaicoa

Sala de los Orishas. Foto: Roberto Garaicoa

Sala que muestra objetos encontrados en las excavaciones del Castillo. Foto: Roberto Garaicoa

Una de las piezas de la batería de cañones. Foto: Roberto Garaicoa

Uno de los cuatro bastiones del Castillo. Foto: Roberto Garaicoa