Con el orgullo de sentirse artemiseños

A solo tres años de los primeros pasos, al volver la vista atrás, se perciben las huellas que han hecho más evidentes el transcurso del tiempo, unido a la voluntad y el empeño. Y no son pocas, aun cuando el camino apenas comienza. Artemisa crece y abre nuevas sendas que protagoniza el pueblo.

Cuando apenas unas horas los separan del ansiado día, vibra con más fuerza el sentir de cada artemiseño. Desde inicios de junio, la noticia se revirtió en inspiración para cosechar disímiles logros: ser sede del acto central por el Día de la Rebeldía Nacional irradió mucho más compromiso.

No hubo tiempo que perder. Cada jornada se ha convertido en un constante desafío contra el tiempo, conscientes están de que la rapidez con que se vislumbran los cambios no puede atentar contra la calidad.

Más de dos mil acciones cobran vida. Todos quieren formar parte de este momento, y no dudan en hacerse partícipes de cada transformación. La constancia de cientos de personas han hecho posible un sueño común y Artemisa se levanta con otros bríos.
Nuevos aires soplan a favor del desarrollo de la provincia en diferentes ámbitos.

De la tierra y el sudor de los artemiseños emanan disímiles producciones; asimismo, en fábricas e instituciones de diversa índole, se multiplican los esfuerzos. Solo los resultados hablan y la palabra empeñada es suficiente para cumplir cada compromiso.

Las calles se tiñen de rojo y negro. Edificios, hospitales, consultorios médicos, centros educacionales, espacios de recreación, entre otros, lucen una nueva imagen.

Aquellos jóvenes de esta tierra que escribieron páginas de heroísmo, emanan una vez más de la historia, y vuelven a construir inolvidables momentos junto a los nuevas generaciones que hacen suyos los intensos días de preparación por el año 1953, la partida hacia Santiago, y aquel 26 de julio entre los muros del Moncada.

Mantener lo alcanzado y conquistar el futuro desde la confianza en nuestras potencialidades y el conocimiento de cuánto resta por hacer, son premisas a seguir. La provincia se consolida, suma frutos a su andar y cada vez son más los que creen y defienden el innegable desarrollo del territorio, porque identidad y sentido de pertenencia se fortalecen, junto al incipiente orgullo de ser artemiseños.

Trabajadores del organopónico Rigoberto Corcho López, de referencia nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Mausoleo a los mártires del Moncada artemiseños. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Trabajador del organopónico Rigoberto Corcho López, de referencia nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Trabajador del organopónico Rigoberto Corcho López, de referencia nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Canal de desagüe de la ciudad de Artemisa. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Trabajadores del organopónico Rigoberto Corcho López, de referencia nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Artemisa en 26. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.