Breve cronología de un home run

Por: Jorge Antonio Rodríguez Vilar

Esta pudiera ser tu oportunidad. Ese sueño que tienes en stand by desde la infancia se pudiera cumplir. Cuántas veces te imaginaste, a grada llena, con el madero al hombro y miles de voces coreando tu nombre, junto al mítico:" se va, se va".

Sabes que una cosa es con guitarra y otra con violín. Nunca pensaste que 50 000 personas te pudieran poner los nervios de punta, ¡que iluso!

Llegas a home. Te preparas. Comienza la batalla entre el lanzador y tú. Uno que quiere poncharte y, quizás, también cumplir un viejo anhelo.

No te lo está poniendo fácil. El primer strike, rápido, a los codos, venía cargado con un mensaje muy claro: tus ilusiones no tendrán un final feliz. Pero no eres el único que está nervioso. El diestro también tiene su cuota de presión. Unos lanzamientos malos, otros cantados –de manera justa o no- ponen el conteo a reventar.

No podía ser más tenso el principio del fin o el final de una larga espera. Se ponen de acuerdo, la bola sale en un ángulo perfecto. La observas, te decides, acumulas todas tus fuerzas en las muñecas y cierras los ojos con el contacto.

La Mizuno, Rawling, o sabe dios cual, se eleva. La ves como gravita. Impávida, sabedora que nadie la puede tocar a esa altura. La miras. Primero indeciso ¿Se irá? No, crees que va a dar contra el muro y apuras tu carrera.

De momento, ves que pasa los límites del estadio y todo se te vuelve confuso, borroso. Una mezcla de alegría con nostalgia por el sueño que ya cumpliste. Años después le contarás a un cronista que no recuerdas haber recorrido las bases. Solo recobraste la conciencia cuando, en el home –ese lugar donde se reúnen todos tus triunfos y fracasos-, están esperándote, para culminar el dulce trayecto de un home run. De tu home run.

Foto: Yamil Lage/Cubadebate

Foto: Yamil Lage/Cubadebate

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Foto: Yamil Lage/Cubadebate

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Foto: Yamil Lage/Cubadebate

Foto: Yamil Lage/Cubadebate

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