Los jóvenes como actores de cambios sociales, mantendremos la Revolución

Rubén López, un joven de 30 años que ama la Revolución. Foto: Cortesía del entrevistado.

Dice el espirituano Rubén López que cuando se arriba a los 30 es difícil sentirse joven. De niño tuvo un sueño frustrado: ser piloto y en busca de ese anhelo ingresó en los Camilitos y más adelante—como cadete insertado— comienza a estudiar Licenciatura en Contabilidad y Finanzas en la Universidad de Sancti Spíritus.

Si bien fue en la universidad donde comprendió cabalmente las responsabilidades reales de un dirigente estudiantil, cuando lo eligen para el cargo de Político Ideológico en 10mo grado, Rubén asegura que fue en la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) dónde “se le metió el bichito del liderazgo”.

En la secundaria fue jefe de Colectivo y en 10mo grado, cuando estudiaba en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Eusebio Olivera, integra el secretariado provincial de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).

“Era el año del 11no Congreso de la organización y recuerdo que se vivía con mucha efervescencia. Ahí choque directamente con la masa de estudiante. Algunos no siempre estaban de acuerdo con lo que tú les decías y empezaba el diálogo”.

Rubén confiesa que la llama de la FEU me atrapó, y desde ese momento no la volvió a soltar. “En una universidad pequeña como la UNISS tenías que lidiar con muchos problemas del estudiantado.

“Recuerdo que no llevaba ni un mes en el cargo de Ideológico y tuve que enfrentarme a la separación temporal de la beca de una estudiante de mi carrera; mayor que yo, además. La vergüenza fue grande pero creo que actuamos justos y al parecer no me guardó rencor”.

En el segundo año fue vicepresidente de la FEU de la universidad y, agrega, por suerte los presidentes que había conocido eran poco ortodoxos y el tamaño de la universidad permitía una vinculación con la dirección académica.

“Esta combinación de factores hacían que la dirigencia estudiantil fuera muy activa y proactiva. Podíamos resolver problemas reales u objetivos como la alimentación en la beca o eventos científicos más participativos.

“En tercer año me eligen como presidente y digo me eligen, porque si algo ‘peculiar’ tiene la FEU son sus elecciones que cuando se organizan y convocan bien generan verdaderos movimientos estudiantiles”.

La FEU es su casa e inspiración. Foto: Cortesía del entrevistado.

Rubén López cuenta que como presidente la experiencia es completamente distinta, porque eres miembro del Consejo Nacional y empiezas a ver como funciona la FEU en todas las universidades de Cuba. “Quizás por afiliación geográfica, por decirlo de alguna manera, te empiezas a llevar bien con la gente del centro del país, con los de Villa Clara. Ahí el debate era de tú a tú con ministros y rectores y se ganaban y perdían batallas”.

En ese contexto llegó el 8vo Congreso y el “90 de corazón”—nombre de la jornada por el aniversario de la FEU— fue una experiencia maravillosa a criterio de este joven. “Nuestro ministro en ese entonces era Díaz Canel. Imagínate, pensábamos que resolveríamos el mundo y, aunque no se resolvió del todo, la ilusión fue lo más importante”.

Después vino la parte más difícil que era llevar el congreso a la brigada. “El reto de aterrizar las ideas y planteamientos en el día a día era en mayúsculas, porque te tropezabas con situaciones o personas que no estaban a la hora de formularlos”.

En diciembre del 2013 —increíble como pasa el tiempo, acota—fue el XVII Congreso de la OCLAE en Quito y contra todo pronóstico, fue uno de los delegados. “Representar a Cuba me dio la oportunidad de ver el estudiantado en otras latitudes y las similitudes y grandes diferencias que tenía el movimiento estudiantil foráneo con el nuestro. No tengo palabras para describir esa experiencia. No era la UNISS ni Sancti Spíritus, era Cuba”.

Rubén cree fehacientemente que un líder nace y se hace cuando te comienzan a dar determinadas herramientas para ejercer ese liderazgo.

A la Unión de Jóvenes Comunistas ingresó en 9no grado con 14 años. Fue mi mayor orgullo en aquel momento”, responde a la siguiente pregunta.

La UJC tendrá siempre el reto de ser una organización política, por ejemplo la FEU al ser estudiantil y rebelde tienes un periodo de vida militante promedio de cinco años muy impulsivos dónde te sientes (si la sientes de verdad) que puedes comerte el mundo, la UJC no, como cantera del PCC tiene otra estructura y otros objetivos y a veces pierde la alegría y los métodos que como organización joven la deben caracterizar.

“Dónde funciona bien es alegre por naturaleza, pero también una plataforma de cambio y crítica hacia la administración cuando responde a los jóvenes. El peligro está donde se burocratiza y se convierte en cotización y reuniones con temas impuestos desde ´arriba´”.

Rubén López, joven comunista espirituano. Foto: Cortesía del entrevistado.

Respecto a la actual situación demográfica en el país, López considera que “a la juventud hay que abrirle más puertas, darle oportunidades, confiar en ella. Hoy el reto es hacer Revolución dentro de la Revolución, (tú crees que hace 30 años había periodistas de tu edad en Granma?) que no se quede estática”.

Haciendo uso de su profesión, asegura como economista que “la opción que nos queda es producir, independizarnos científica y tecnológicamente, estudiar, ser más eficientes, hacer cada uno lo que nos toca cuando nos toca.

“Esas palabras como jóvenes son difíciles, porque la juventud por naturaleza no piensa en el mañana sino en el hoy, pero hay que tener fe, en el sentido literal de la palabra. Saldremos de esta y como somos actores de cambios sociales, mantendremos la Revolución.

“A veces, me levanto y pienso que en mi caso no produzco un boniato ni una calabaza (para que me entiendan), pero después me doy cuenta de que soy de alguna manera importante, pues velo por los recursos del Estado en un sector presupuestado dónde cada centavo cuenta”.

En los último minutos del diálogo se impuso hablar de Cuba, su Patria, esa que describe como un lugar seguro. “Por suerte, pude compararla con la realidad latinoamericana subdesarrollada, que es la que nos tocaría en caso de catástrofe política. Vi que lo que aquí nos falta económicamente allá les sobra a una minoría y cosas que aquí logramos allá nunca las tendrán.

“Una imagen que se me quedó grabada en la mente fue la de un niño durmiendo en unas cajas al frente de un centro comercial esplendoroso. Por muy mal que estemos, luchamos por nunca llegar ahí. Cuba es ese sentimiento, no solo la tierra hermosa, sé que hay verdaderos cubanos en todo el mundo”.

Junto a jóvenes de Villa Clara. Foto: Cortesía del entrevistado.

Rubén junto a compañeros de trabajo. Foto: Cortesía del entrevistado.

Rubén López confía en el proceso revolucionario cubano. Foto: Cortesía del entrevistado.