Cuba en Datos: La economía cubana en 2022 y las perspectivas para el próximo año

“Un año duro y difícil”, así calificó el vice primer ministro y ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández al 2022 en la el décimo periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su novena legislatura. Las cifras preliminares del cierre del año evidencian que la economía cubana no alcanzó los niveles proyectados.

A consideración del ministro de economía, el elemento principal que está impidiendo que la economía pueda avanzar con mayor celeridad y dinamismo es la imposibilidad de alcanzar los ingresos previstos por las exportaciones, lo cual tiene una relación en cadena con el desenvolvimiento de sectores como la agricultura.

Uno de los factores que atenta contra la disponibilidad de divisas es el incumplimiento de la meta de 2.5 millones de turistas. Se prevén 1.7 millones, pues los arribos dependen del comportamiento de los mercados internacionales, en lo que ha influido el conflicto en Europa.

Como parte del paquete de medidas aprobadas para enfrentar la crisis económica del país, se ha avanzado en decisiones relacionadas con la producción de alimentos, como la banca de fomento agrícola, la comercialización directa de las formas productivas y el desarrollo de inversiones.  

Sobre la inflación, uno de los problemas con que choca a diario el pueblo, el ministro precisó que de enero a octubre de 2022 el precio promedio de la cesta de bienes y servicios calculada por la ONEI creció casi un 29%.

De octubre de 2021 a octubre de 2022, la inflación aumentó casi un 40%.

Gil Fernández reconoció que el país ha seguido enfrentando altos niveles de inflación, uno de los elementos más complicados de enfrentar y que afecta la capacidad de compra de los salarios.

Hay quienes pudieran pensar que aumentando la capacidad de compra del salario y las pensiones se resuelve el problema, pero esto solo provocaría una subida de precios si no existe más oferta, subrayó.

Añadió que la inflación es un efecto de la falta de disponibilidad de divisas, la disminución de los planes de producción, el déficit de oferta e indisciplinas asociadas al desvío de recursos, la especulación, la reventa y el enriquecimiento ilícito. Además, hay una inflación importada, por los precios en el mercado mundial.

Para 2023 se espera un crecimiento mínimo del producto interno bruto, a precios constantes, del 3%, a partir de la reactivación de actividades productivas nacionales y una mayor captación de divisas por exportaciones.

Gil Fernández aseguró que existen condiciones para lograr los objetivos propuestos y que 2023 sea un mejor año, para lo cual resultará imprescindible el aumento de las exportaciones. 

 Gil Fernández resumió que los objetivos para el 2023 se concentran en: