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Financiamiento de la Empresa estatal: Nada está escrito en piedra

Área de precría descansa el desarrollo futuro de la camaronera espirituana. Foto: Vicente Brito/ Escambray.

La falta de divisas dejó en cero la liquidez de muchas entidades exportadoras en Cuba a partir del segundo trimestre de 2020. Esta situación afectó notablemente a la Empresa para el Cultivo del Camarón (Eccam), en tanto no pudo disponer del financiamiento necesario para adquirir, oportunamente en el mercado externo, el pienso que garantizara el cumplimiento de sus planes productivos.

Por tal motivo, la UEB Cultizaza, dedicada al engorde del crustáceo en Sancti Spíritus, no logró llegar a las 900 toneladas previstas y cerró el año solamente al 67%, explica Tomás Naranjo Estévez, director adjunto de Eccam. Pero, a partir del tercer trimestre, las tensiones comenzaron a aliviarse.

De cómo ha ido evolucionando la entidad, a partir del otorgamiento de facultades, comenta su director general, Ulando Jiménez Vargas, en la Mesa Redonda de Bohemia que profundiza en la implementación de las medidas para perfeccionar y flexibilizar la gestión del tejido empresarial.

“La empresa, única de su tipo en el país, nace en 2011 como resultado de la fusión de la industria pesquera con la alimentaria. En aquel entonces producíamos solo 2 177 toneladas de camarón. Desde 2014 se nos aprobó un esquema de financiamiento cerrado que nos permitía tener acceso a 16 centavos en divisas por cada peso de exportación. Eso nos garantizaba, a través de las importadoras, adquirir fundamentalmente el pienso para alimentar al camarón.

“Con ese ingreso en divisas, más el financiamiento que mensualmente erogaba el Ministerio de Economía y Planificación (MEP), incrementamos las producciones y en 2019 alcanzamos el récord histórico de 6 592 toneladas, exportamos el 70 por ciento a mercados europeos y el resto para el consumo interno.

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera/ Bohemia.

Eccam arrancó 2020 con el 100% de participación de sus ingresos. Y como le pasó a la mayoría de las exportadoras con esquemas cerrados, excepto lo que teníamos en la cuenta de capacidad de liquidez, de marzo a junio fue cero, es decir, no entró un solo centavo a esa cuenta. En julio nos aprobaron el 20% y, luego de escuchar nuestros argumentos, el 30 de septiembre formamos parte de las empresas a las que se les aprobó el 80% de participación de sus ingresos en divisas. Pero ya teníamos la alcancía vacía”.

Tras la decisión del MEP de permitir ese porciento de liquidez en divisas, en poco tiempo lograron obtener crédito externo por un valor de 4 000 000 de dólares, a fin de garantizar la compra de la principal materia prima (el pienso para alimentar al camarón), con cobertura hasta el primer trimestre del actual año.

Jiménez Vargas estima que, al poder retener el 80 por ciento de capacidad de liquidez, los proveedores y acreedores externos, tanto de materias primas como de financiamiento, tienen total seguridad en el retorno de su dinero, ya que es la empresa quien maneja sus propias finanzas. Ya no depende ni del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA), ni del MEP.

Asegura que el crédito lo tienen debidamente montado en el flujo de efectivo de la empresa, al que entran los ingresos por exportación, de las ventas online y en Moneda Libremente Convertible (MLC). Estas dos últimas modalidades de comercialización aprobadas persiguen también sacar a flote la economía.

Antes y después

La decisión de descentralizar el acceso a las divisas y que retornen directamente a las entidades productoras-exportadoras, es un parteaguas en la economía nacional, coronada a partir del 1o de enero con el ordenamiento monetario.

Antes –recuerda el director general de Eccam– íbamos a las empresas del GEIA a solicitar cualquier cosa y la respuesta era: ‘no tengo’. Ahora, son ellos los que nos llaman porque manejamos nuestras finanzas, con ingresos en divisas. Por tanto, el encadenamiento productivo deja de ser una quimera. Ya es verdadero.

“A Compacto Caribe le pagamos todos los insumos en MLC. Igual sucede con el resto de la industria. A Metunas le compramos estructuras metálicas para la ampliación de la camaronera en Río Cauto, provincia de Granma”, ilustra Jiménez Vargas.

A partir de recibir directamente las divisas por exportaciones, la Empresa de Bebidas y Refrescos (Ember) de La Habana, también ha allanado el camino hacia el encadenamiento con la industria. “Solo con un traspaso de 26 000 dólares a Inoxidable Varona para la fabricación de equipamiento, podremos disponer de un millón 300 000 litros de vinagre más, que sustituyen importaciones”, comenta Nilda E. López López, su directora general. También tienen en planes rescatar, de conjunto con la industria, la línea de embotellado de refresco, para las ventas en MLC y en moneda nacional.

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera/ Bohemia.

Con las medidas implementadas, la empresa comienza a funcionar –sin mediaciones– realmente como lo que es, para defender su economía y sostenibilidad. Antes, no manejábamos directamente los recursos y faltaban las piezas de repuesto en las líneas que producían para la exportación. Eso era un freno al desarrollo.

“A diferencia de lo que le sucedió a la Eccam, nosotros sí tenemos la alcancía llena. El tema está en darle un adecuado uso a ese financiamiento. Producimos la marca Legendario para la exportación, y la tarea que tiene la empresa en este año es ser productora y exportadora de sus propias manufacturas. Eso tiene detrás un aseguramiento de materia prima del 90 por ciento, con precios competitivos”, subraya López López.

Piña colada, crema de coco, vinagre y vino seco de diferentes tipos, entre otros surtidos, conforman la cartera de productos de Ember para las ventas online y los distintos segmentos de mercado del país.

Liberar la industria cautiva

Las organizaciones empresariales, bajo la tutela del Ministerio de Industrias, tenían el pasado año en su plan un 30% de financiamiento de terceros. A partir de las medidas que flexibilizan la gestión empresarial, en 2021 esa cifra se incrementa casi al 60, buscando sustituir importaciones y aprovechar las capacidades industriales instaladas.

De ese traspaso de liquidez de las entidades nacionales también se beneficia la Empresa Mecánica de Transformado del Acero (EMTA), reconoce su director general, Juan Fernández Marzo. “Hemos trabajado con la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y con otros clientes, lo que nos ha permitido recibir por adelantado los financiamientos necesarios para producir y lograr un encadenamiento efectivo”.

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera/ Bohemia.

Sin embargo, se arrastran problemas que no pueden resolverse de golpe y porrazo. “Uno es la facultad para aprobar las plantillas. El empresario ya puede hacerlo. Pero, en un momento determinado quizás necesite menos trabajadores y entonces cómo nos permitirán ajustar esas cifras. De lo contrario caeríamos en pérdida. Por eso, la plantilla no puede ser una camisa de fuerza.

“Segundo, la tecnología es obsoleta. La industria transitó por el período especial con un déficit grande de piezas de repuesto, y esa situación no se ha podido revertir después. Con las nuevas medidas se permite retener una parte de los financiamientos para hacer pequeñas inversiones, acceder a piezas de repuesto y modernizar el plantel industrial, pero eso lleva tiempo.

“Por último, se dificulta la entrada oportuna de la materia prima. Conocemos que las importaciones en Cuba se demoran seis, ocho meses y, cuidado, hasta más. Y el cliente que solicita un trabajo lo quiere para dentro de un mes. No puede sentarse a esperar. Por eso debemos tener inventarios de recursos para ir renovándolos con la liquidez que pueda tener la empresa. De lo contrario perdemos los clientes y también incumplimos los planes”.

A juicio de Fernández Marzo, hay otro eslabón muy importante: la mentalidad del empresario. “Con las medidas aprobadas y las otras pendientes, tenemos que empujar desde abajo hacia arriba. Las riendas están en nuestras manos para echar a andar la locomotora de la economía”.

La herencia en el cerco

Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera/ Bohemia.

Si bien Nilda López López, directora general de Ember, reconoce que tienen asegurada casi la totalidad de la materia prima para cumplir sus planes en 2021, pero a una de sus unidades, la UEB Ronera Occidente, se le ha hecho extremadamente difícil adquirir en el mercado externo las botellas que necesita para un nuevo producto con vista a la exportación.

Así lo reconoce Florentino Quintan Calzado, director de la UEB, “ya hicimos una primera tirada en el mercado interno de la nueva marca de ron Herencia, con muy buena aceptación. Sin embargo, para exportarlo no puede ser en botellas recicladas, necesitamos comprar el envase en el exterior y, como consecuencia del cerco estadounidense, no ha sido posible.

El bloqueo es algo que sufrimos en carne propia. Cuando ya se habían adelantado las negociaciones con el suministrador, en Estados Unidos compraron la vidriera que hacía la botella y todo se vino abajo. No solo afectó a nuestra empresa, sino también al ron Santiago. Igualmente, Havana Club ha tenido que cambiar de proveedor por tales carencias.

Pero, no solo el desarrollo del ron Herencia ha quedado trunco por esa política irracional y hostil del Gobierno norteamericano. También las exportaciones de la Empresa Cubana del Mármol se recienten, afirma Orestes Rodríguez Fundora, director de la UEB de Exportaciones de la Empresa Importadora y Exportadora de la Construcción Imeco.

“Estados Unidos es el mercado natural de Cuba para exportar mármoles. Igual que pasa con el azúcar. Hay que ver la historia. Si las relaciones con el gobierno de ese país fueran otras, la piedra Jaimanita no alcanzaba para la Florida ni el mármol Crema Valle fuera suficiente para abastecer esa demanda. Hay otro grupo de productos, como la arena sílice, que ellos compran en lugares más distantes y la tenemos en Cuba”, precisa Rodríguez Fundora.

Al tener las puertas cerradas al mercado norteamericano, Imeco tiene que agenciárselas para comercializar sus producciones de manera competitiva solamente en el área del Caribe.

(Tomado de Bohemia)