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Crónica de viaje en tiempos de cerco (III): Bakú, la incertidumbre y el consenso

La Cumbre de Los No Alineados se ha clausurado con menos atención de la que merecería una reunión de dos tercios de la membresía de las Naciones Unidas. Foto: Alejandro Azcuy/Cubadebate.

“Voy por la calle donde nunca estuve

Como viniendo por la calle mía

Recuerdo cosas que no fueron nunca

pero que el corazón apetecía...”

Poema Bakú, Eliseo Diego

Desde La Habana, Amaury Pérez me canta los versos de Eliseo que no conocía musicalizados por Ireno García y retorna y se corporiza el Déjà vu que ya nos asaltó una vez.

Bakú, mitad Asia, mitad Europa, milenaria y ultramoderna, deslumbrante y misteriosa, es también poema y canción de Cuba para un nombre que, repetido –Bakubakubaku– suena como si llamaran a la Isla.

El canto alivia las tensiones de la partida. No sólo porque es fugaz el paso por la ciudad del viento y el país del fuego y no hay tiempo para descifrar todo lo que encierran esos dos títulos asociados a la prosperidad de una ex República soviética.

La Cumbre de los No Alineados se ha clausurado con menos atención de la que merecería una reunión de dos tercios de la membresía de las Naciones Unidas.

Los periodistas cubanos, casi en solitario, asistimos al acontecimiento en una sala de prensa que no se parece en nada a la llena y movida de la víspera. Más de la mitad de las mesas de trabajo están vacías al mediodía de la sesión final.

Las últimas horas de la reunión son las más difíciles. Parecen infinitas sin el atractivo de los discursos de los mandatarios que ocurrió el primer día. Tampoco ayuda la cadencia monocorde de los traductores, que sólo se rompe cuando viejos rivales –como India y Pakistán– se cruzan agravios por la región en disputa. O cuando aparecen nuevos intentos de quiebre del consenso, por mecanismos raros de integración como el Grupo de Lima.

Tres de ellos pidieron desmarcarse de los párrafos de reconocimiento a la victoria de Evo Morales en su reelección como presidente: Guatemala, Chile y Guyana. Tres contra 120, no parece algo para tomarse en cuenta, justo en el momento en que uno de esos gobiernos enfrenta el desafío de un millón de ciudadanos protestando sin miedo, en las calles que los milicos han vuelto a ensangrentar.

Pero ni siquiera los tres que se abstienen del reconocimiento, cuestionan su letra. Todos los documentos se aprueban tal cual se negociaron y Venezuela recibe constantes elogios a su desempeño al frente del Movimiento por lo bien que trabajó los últimos tres años para traerlo, renovado y fortalecido, hasta Bakú.

Nicolás Maduro vino a traspasar la presidencia pro tempore a los anfitriones y tuvo una cálida acogida. Más de una treintena de jefes de Estado o de Gobierno presentes en Azerbaiyán y la casi totalidad de los miembros de NOAL, acompañaron el discurso del legítimo presidente de Venezuela, un gesto que ratifica  la independencia del Movimiento.

El único presidente cuestionado fue Donald Trump. La única política condenada decenas de veces, fue la de Estados Unidos. No siempre se les llamó por sus nombres, es cierto, pero tampoco hacía falta.

Sólo un país, entre todos los del planeta, ha puesto en crisis el multilateralismo, ha roto acuerdos claves para la paz mundial como el de Irán y el del Cambio Climático, desata guerras comerciales con China, pretende imponer presidente a Venezuela, levanta muros con sus vecinos y bloquea criminalmente a Cuba, Nicaragua y otra vez a Venezuela.

En otras palabras: Trump podría ser el principal contribuyente al fortalecimiento de un movimiento que se había debilitado sensiblemente en la post Guerra Fría.

Prácticamente todos los discursos de esta cita de MNOAL se lamentaron de la incertidumbre en que se ha sumido el ya quebrado orden internacional.

Rodolfo Reyes, director de Multilaterales de la cancillería cubana, lo resumió brillantemente al describir el complejo contexto en el que se convocó la Cumbre, con la convocatoria a retomar los llamados Principios de Bandung.

¿Por qué esta vuelta al pasado, a los orígenes?

“El peligro que plantea la actuación de la administración Trump es tan grande que realmente es previsible un fortalecimiento y resurgimiento de los principios que determinaron la creación del Movimiento de Países No Alineados.

“En aquel momento se buscaba una equidistancia entre los dos grandes bloques. Hoy hay un solo bloque, pero la importancia del no alineamiento y de los principios de Bandung es aún mayor. Ya no se trata de buscar una equidistancia, sino el fortalecimiento del multilateralismo frente a una sola gran amenaza que es un imperio, que aún decadente, sigue siendo beligerante y sigue planteando grandes amenazas para el mundo.

“Lo lleva a niveles extremos la actuación de un presidente como Trump que sale del Cambio Climático, del Consejo de Derechos Humanos, que eleva aranceles en una guerra comercial de hecho con China y otros bloques de países, que en materia de emigración está totalmente cerrado, planteando la construcción del muro, no yendo a las raíces del problema, que es la solución de la pobreza y la desigualdad en el mundo, sino tratando de establecer cercas y muros que llevan al aislamiento.

“Sería difícil encontrar un área de las relaciones internacionales donde haya sido positivo el impacto de la administración Trump, empeñado en construir América pisoteando a los demás y retomando la doctrina Monroe.

“Existe una conciencia generalizada del riesgo que hechos como estos plantean para todos nosotros. En medio de todas las posibles divergencias, son más importantes los temas que nos unen.

“Y debe producirse una revitalización del movimiento, en particular en la defensa del derecho internacional y de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, en primer tema la soberanía y la no intervención. Justamente todo lo que está bajo un cuestionamiento por parte de los Estados Unidos y sus aliados.”

En Carta a la Cumbre, el Secretario General de ONU, sin citar explícitamente a los responsables, decía lo mismo con otras palabras:

Ustedes se reúnen en momentos de inquietud e incertidumbre en todo el mundo. Muchas personas están perdiendo la fe en un proceso de globalización que las está dejando atrás. Vemos un creciente déficit de confianza en los gobiernos, las instituciones políticas, el gobierno y los medios de comunicación, y el creciente llamado de voces nacionalistas y populistas.

“Al mismo tiempo, estamos siendo testigos de la multiplicación de conflictos que están cada vez más interrelacionados, y que a su vez están entrelazados con las más nuevas amenazas del terrorismo mundial y la delincuencia internacional.

“Durante decenios, la cooperación internacional ha salvado vidas, promovido los derechos humanos, evitado conflictos y ampliado el progreso económico y social.

“Sin embargo, hoy en día, en todo el mundo vemos un mayor escepticismo sobre el multilateralismo y un aumento de los llamados al aislacionismo y al cierre de las fronteras.  Las normas que han definido la cooperación internacional durante los últimos 75 años están bajo presión. Nos estamos quedando cortos ante los conflictos sin resolver, el desenfrenado cambio climático, el aumento de las desigualdades y otras amenazas.

“Nos enfrentamos a una paradoja: los desafíos globales están más relacionados, pero nuestras respuestas se ven cada vez más fragmentadas. Esto resulta muy peligroso en momentos en que la acción colectiva es fundamental.”

António Guterres no estuvo presente, pero su carta, leída en plenario, tenía un punto de contacto con todas las intervenciones: la incertidumbre que genera la crisis del multilateralismo tiene nombre y apellidos. Él no los dijo. Cuba sí.

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Los diez principios de Bandung

En abril de 1955, los jefes de Estado de 29 países asiáticos y africanos, muchos de ellos recientemente independizados, se reunieron en Bandung para fijar un camino hacia la coexistencia pacífica y el respeto mutuo entre todas las naciones. El anfitrión de la conferencia fue el presidente Sukarno de Indonesia. Allí se adoptó una declaración de diez puntos conocida como Los Diez Principios de Bandung. Son:

  1. Respeto por los derechos fundamentales del hombre y para los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
  2. Respeto para la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones.
  3. Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y de todas las naciones, grandes y pequeñas.
  4. Abstención de intervenciones o interferencia en los asuntos internos de otros países.
  5. Respeto al derecho de toda nación a defenderse por sí sola o en colaboración con otros Estados, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
  6. Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva con vistas a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias. Abstención por parte de todo país a ejercitar presión sobre otros países.
  7. Abstención de actos o de amenaza de agresión y del uso de la fuerza en los cotejos de la integridad territorial o de independencia política de cualquier país.
  8. Composición de todas las vertientes internacionales con medios pacíficos, como tratados, conciliaciones, arbitraje o composición judicial, así como también con otros medios pacíficos, según la libre selección de las partes en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
  9. Promoción del interés y de la cooperación recíproca.
  10. Respeto por la justicia y las obligaciones internacionales.

Bakú, Azerbaiyán. Foto: Alejandro Azcuy/Cubadebate.