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Cubanos residentes en EEUU se reúnen con el Canciller: Unidad alrededor del “dulcísimo misterio”

El canciller Bruno Rodríguez Parilla, en un excepcional y sobrio discurso, explicó las posiciones de Cuba frente a las exacerbadas agresiones del gobierno estadounidenses y de cómo crece la unidad entre los cubanos. Foto: Cortesía del autor.

En medio de una de las más enconadas batallas diplomáticas que se recuerdan en la Organización de las Naciones Unidas, la delegación cubana al segmento de alto nivel de la Asamblea General, encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, recibió a más de un centenar de cubanos residentes en Nueva York, y otras partes de los Estados Unidos.

En la sede de la misión permanente de Cuba ante la ONU, también conocida como la “Casa de Cuba”, se realizó el encuentro el viernes 27 de septiembre. Tal y como pasara el 28 de septiembre del 2018, cuando el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez disfrutara del entusiasta agasajo de sus compatriotas.

2019: La delegación cubana en la batalla de la ONU

Cuba ha sufrido nuevas y graves agresiones desde las anteriores sesiones de este segmento de jefes de Estado y cancilleres en el colosal edificio de la ONU en Manhattan. A lo largo del East River está el imponente sitio que ha acogido inolvidables comparecencias de los presidentes cubanos Fidel Castro Ruz, Raúl Castro Ruz y Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La intentona de impedir que se transporten a Cuba crudos desde Venezuela para completar el disminuido déficit petrolero del país, ya que la producción nacional cubre cerca del 40% de la demanda interna, es de gravísima repercusión entre la comunidad cubana, pues afecta directamente a sus familiares y amigos, al pueblo cubano de la forma más directa y vil.

La intimidación y aplicación de multas descomunales a bancos y otras instituciones financieras, restringiendo severamente el financiamiento del comercio internacional de Cuba; la prohibición de que los buques cruceros atraquen en puertos cubanos, afectando a cientos de miles de viajeros, entre ellos, un 39% de estadounidenses; el limitar mucho las autorizaciones requeridas para que los ciudadanos estadounidenses puedan viajar a Cuba; la puesta en vida del inmoral Título III de la ilegal “Ley” Helms- Burton, son ejemplos del nivel de brutalidad de estas nuevas agresiones.

No menos grave es activar el TIAR para agredir aun más a la Venezuela hermana. Mientras Uruguay dignamente se retiraba de tal engendro militar, acontecía el espantoso ridículo de Bolsonaro, la humillación de Trump siendo impugnado para un potencial voto de censura por la Cámara de Representantes, a la vez que pregonada sanciones y amenazas de guerra ¡en la ONU! ante su secretario de Comercio que lo “atendía” plácidamente dormido.

Poco después, en un torpe intento de desviar la atención sobre el escándalo de Ucrania, de la forma más ruin y procaz prohibía el acceso a los Estados Unidos al primer secretario del PCC y expresidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, y su familia.

El ambiente de la ONU esta semana ha sido de un fortísimo enfrentamiento entre las fuerzas del fascismo y las del progreso, y la delegación cubana, encabezada por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, jugaba cada día un papel protagónico en esa confrontación.

El nivel de enfrentamientos no tiene precedentes por su gravedad y sentido de urgencia. Países como Cuba, Rusia, China, Siria, Irán, la RPDC, Venezuela, Nicaragua, Turquía, Bolivia y otros se enfrentan al renovado fascismo en varias naciones del mundo, especialmente en EE.UU. e Israel.

Los Estados Unidos están tratando de disminuir el repudio que sufren en la Asamblea General. Viajaron a Nueva York, el subsecretario de Estado Keith Krach y el secretario asistente Kevin E. Muley, para participar en “conversaciones al margen” y tratar de intimidar a otros países para apoyen las posiciones de Trump.

Con el canciller en la Casa de Cuba

El canciller Bruno Rodríguez Parilla conversó animadamente con los participantes. Foto: Cortesía del autor.

En ese marco combativo, los cubanos nos reunimos con nuestro canciller. Este 27 de septiembre en Nueva York era un día agradable con 23º C, a diferencia de un año atrás cuando compartimos con el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, 11º C habían entonces. La Casa de Cuba que nos acogió. Es un magnífico edificio de ladrillo con la bandera cubana ondeando en un lateral.

Los asistentes procedíamos de diferentes partes de los EE.UU. y estábamos muy motivados de acompañar a la delegación de nuestro país. Como es natural, el ambiente era una tanto bullicioso (lo que demostraba ser genuinamente cubano), sin llegar a extremos. Compatriotas de Nueva York, Connecticut, Michigan, Pennsylvania, la ciudad de Washington, New Jersey, Florida, Illinois, Louisiana y varios otros estados; blancos, mulatos y negros, jóvenes y menos jóvenes, de todas las preferencias sexuales, de todas las provincias; intelectuales, empresarios y obreros, acudieron a saludar y apoyar a nuestro canciller, a la delegación cubana y a Cuba.

Los asistentes fueron saludados a su arribo por el embajador Ernesto Soberón Guzmán director de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Minrex, el cónsul general Alejandro Padrón Corral y otros diplomáticos. Se encontraban también presentes el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, la viceministra Anayansi Rodríguez, el embajador Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. de la Cancillería y el embajador de Cuba en Washington, José Ramón Cabañas.

El acto comenzó con las notas del Himno Nacional, que todos los asistentes cantamos. Después, la intervención del ministro de Relaciones Exteriores, quien recordó que hace exactamente un año, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en ese mismo lugar habló a los cubanos residentes en los EE.UU.

Explicó cómo se han incrementado la acciones contra Cuba, el exitoso enfrentamiento (en especial durante los primeros días de septiembre) a la difícil coyuntura surgida como consecuencia del intento de paralizar el transporte de petróleo a Cuba y como la solidaridad entre los cubanos ha ayudado a paliar muchos problemas, por ejemplo de transporte.

Dijo que a diario mejoran las relaciones entre Cuba y los cubanos residentes en el exterior, comentó que decenas de miles de cubanos regresan para residir nuevamente en el país. Aseguró que el Gobierno de Cuba tienen presente que hay muchas cosas que perfeccionar para incrementar y hacer más expedita y prácticas las relaciones entre Cuba y sus nacionales fuera del país.

Rodríguez Parrilla resaltó la necesidad de la mayor unidad entre los cubanos. Su discurso fue sobrio, preciso. Una característica del canciller cubano es la sencillez de su expresión, sin teatralismo alguno, la gran calidad de su oratoria reside en su capacidad de comunicar siempre sus ideas. Fue muy aplaudido por los asistentes.

Las impresiones de un cubano

Desearía expresar mis percepciones y observaciones personales de este emotivo acto. La actividad fue austera, pero al mismo tiempo distendida y muy entusiasta. Todos los altos funcionarios cubanos encabezados por el canciller hablaron con los asistentes, más allá de la formalidad y de lo ceremonial, haciendo preguntas, conociendo sus opiniones, preguntando por sus vidas. En fin, una relación muy especial entre compatriotas. Muy por encima de lo habitual en una recepción diplomática.

El esfuerzo de los trabajadores de la misión cubana era muy visible, después de su horario, apoyando la actividad hasta tarde en la noche. No es fácil la vida de nuestros diplomáticos en Nueva York, intensísimo trabajo y a la vez restringidos sus movimientos a la isla de Manhattan, muy despiadado y constante el hostigamiento contra ellos.

Se extrañó muchísimo la ausencia física de dos grandes diplomáticos cubanos, Jorge Peña Argilagos (ministro consejero) y Rolando Vergara (primer secretario), arbitrariamente expulsados, días antes, por el gobierno de Donald Trump. Se les recordó por todos.

La misión permanente ante la ONU es la auténtica Casa de los cubanos. Es muy emocionante estar rodeados de compatriotas y hermanos. Realmente, se podía palpar la vigencia del pensamiento martiano. El espíritu de esta extraordinaria reunión fue la unidad alrededor del “dulcísimo misterio”, que nos ha recordado siempre el gran Eusebio Leal, la defensa de la soberanía frente a las exacerbadas agresiones y la denuncia más unánime al cruel y sanguinario bloqueo imperialista.

Salí del recinto para tomar el tren suburbano de regreso a mi casa. Iba convencido del incremento de la unidad entre los cubanos, dondequiera que vivamos, sintiendo que cada vez menos cosas nos separan y más nos unen, orgulloso de cómo se extiende indeteniblemente el rechazo al cruel bloqueo anticubano y la defensa inquebrantable de la soberanía y dignidad de nuestro país y nuestro pueblo.

El embajador cubano en los Estados Unidos, José R. Cabañas, comparte con cubanos residentes. Foto: Cortesía del autor.

Un obrero cubano residente en Connecticut, Eulises Antón, natural de Entronque de Boniato, Santiago de Cuba, después de una ardua jornada de trabajo corrió a apoyar a la delegación cubana y a su patria: ¡Honor a quien honor merece! Foto: Cortesía del autor.

La viceministra Anayansi Rodríguez, pocas horas después de su excepcional intervención ante el G- 77 + China, comparte con cubanas residentes en los EE.UU. Foto: Cortesía del autor.

El joven empresario cubano-alemán Rolf Niederstrasser conversa con Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. de la Cancillería. Foto: Cortesía del autor.

El embajador Ernesto Soberón Guzmán, director de la DACCRE, compartió con muchos
asistentes. Foto: Cortesía del autor.