- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Yarisley Silva, historia de una campeona

Yarisley Silva en los Juegos Panamericanos de Lima. Foto: JIT

Puestas las cartas sobre la mesa en cuanto al pronóstico de la Comisión Nacional de Atletismo para el Mundial de Doha, leíamos con agrado la confianza de Yipsi Moreno, titular del organismo, en que Yarisley Silva consiga una medalla: “Aunque miremos el ranking con objetividad y nos parezca que no, lo mismo planteamos para Lima y muchas personas no entendían por qué manteníamos ese pronóstico de oro. Bueno, porque los atletas de la estirpe de Yarisley sacan la casta en el momento crucial y ganan.

“No importa que ahora en Bruselas haya quedado octava con 4.63. Esperemos. Nadie sabe. Recordemos que fue tercera en Londres 2017, único aporte de la delegación cubana”.

El criterio de Yipsi tan certera en palabras como en lanzamientos sobre Silva no podría ser diferente, pues la pequeña morena ha sabido conquistar la admiración del pueblo. Pero esas agallas tardaron años en formarse, y aquí va la historia.

Antes de deportista, quiso ser bailarina. Después trató de correr rápido y lanzar la jabalina, e intentó los saltos de altura y longitud, pero tampoco los logró. A los 13 años, conoció la garrocha y enseguida le encantó.

Más tarde llegaron los pros y contras en la EIDE pinareña Ormani Arenado, por su baja estatura. Gracias a la luz larga de la tía María Caridad, probó suerte en La Habana.

En unos Juegos Escolares Nacionales celebrados en Santiago de Cuba, llamó la atención de Alexander Navas. Él la descubrió, la preparó, la incitó a “brincar” muchísimo y la hizo grande. Navas es su actual entrenador y confiesa no haber visto jamás un progreso similar en el mundo de las pértigas.

Hoy día, continúa entre nuestras mejores atletas. Acapara titulares de revistas y no son desestimables sus seguidores en las redes sociales. Es un personaje mediático a escala global. Si el Estadio Panamericano de La Habana hablara, podría atestiguar las peripecias de una vida dedicada al deporte diariamente.

Subcampeona olímpica y monarca mundial, aún conserva la sencillez y naturalidad características de los inicios de su carrera, valores que junto al talento la encumbran entre otras leyendas del deporte nacional como Stevenson, Juantorena, Sotomayor, Ana Fidelia o Mijaín.

Hija de Magalys y Jesús, dos vueltabajeros humildes, subió a la cima por un camino angosto, pero lleno de virtud.

Año 2015, la consagración de Yarisley

Yarisley junto a sus padres durante la celebración por el campeonato del mundo de 2015. Foto: Osniel Bustamante.

Después de andar 15 años con las garrochas, Yarita, como la llaman familiares y amigos, ganó el Mundial de Beijing, en 2015. El registro de 4.90 m de entonces mostraba un gran avance respecto a los 4.15 m en los Olímpicos efectuados en esa misma ciudad siete años atrás.

Días después al título en la capital china logró su mejor marca personal de 4.91 m durante la 17 Reunión Interna­cional de la especialidad, organizada por Beckum, Ale­mania. Así, se convirtió en la tercera mujer de mayor cuota en los campeonatos al aire libre, solo superada por la rusa Elena Isinbayeva (5.06) y la estadounidense Jennifer Suhr (4.92).

La cadena de saltos triunfadores conseguida esa temporada, demostró su madera atlética, Silva tiene ángel para ganar eventos decisivos.

A eso le enseñó su tía María Caridad: a no cansarse y ser competitiva. Confiesa que, a la hora de los saltos dorados, no piensa en nada más que en la técnica, en la gente que la quiere y los trabajos que pasó cuando era adolescente y tenía que entrenar sobre aserrín a falta de un buen colchón.

Siempre sigue un ritual de concentración: hablar bajito, casi entre dientes, y así se da aliento a sí misma. Sabe que, desde la distancia, millones de cubanos la apoyan.

En ese mágico momento es consciente de que, en su casa, en el reparto Hermanos Cruz de la ciudad pinareña, familiares, vecinos, dirigentes del INDER e incluso la prensa, no se despegan del asiento y gritan eufóricos cuando, al fin, realiza el agarre y se eleva.

Todavía preserva su primera varilla, la guarda en un rincón especial como para atesorar parte de su historia. Es muy diferente a la actual, hecha para grandes escenarios como el mítico Nido de Pájaro, en China.

Le corre el deporte por las venas, pues su mamá también practicó el atletismo en las modalidades de lanzamiento de bala y jabalina. Así, de muy cerca, llegaron los consejos sobre la voluntad, el empeño y la perseverancia, vitales en una disciplina como la pértiga.

Cosas de Yarita…

Yarisley Silva en una base de entrenamiento en España. Foto: Cortesía de la Entrevistada.

Es una muchacha común. Le fascina jugar con sus perros Yaco y Canelo, suele ayudar en las tareas domésticas, participar en actividades del barrio y salir por las noches.

Adora bailar. Le gusta estar rodeada de niños, que le pidan autógrafos para aprovechar y darles consejos de alguien que como dice tuvo esa edad, soñó muy lejos y nunca dejó de creer en fantasías.

Como atleta, desafía la gravedad en cada salida a la pista, acostumbra a abrazar el cielo con su gloria, y desea llegar aún más alto. Volar por encima de los cinco metros no es una obsesión, lo logró en julio de 2015 mientras entrenaba en España. Ahora intentará hacerlo bajo mayor presión, en plena competencia.

Aunque en el 2016 fue séptima en Río de Janeiro, tras una difícil temporada debido al accidente de su novio de entonces, la pinareña se vistió de dorado en los Centroamericanos de Barranquilla (2018) y con un muy oportuno y espectacular 4.75 m en el último intento triunfó en los Panamericanos de Lima, en agosto pasado.

Tres veces monarca continental, Yarita tiene ambiciones para la lid universal de Doha, prevista del 27 de septiembre al 6 de octubre: “Quisiera volver a coronarme campeona del mundo, Dios es el que tiene el control y quien da la victoria”, declaró vía Facebook.

Le inquietan rivales como la griega Ekaterini Stefanidi, las norteamericanas Sandi Morris y Katie Nageotte, la canadiense Alysha Newman, la rusa Anzhelika Sidorova y la venezolana Robeilys Peinado. Sabe que sus contrincantes irán a la capital catarí con el ímpetu de dos años de preparación, por lo que la pelea por las preseas no “pinta” fácil.

No obstante, con su estampa de guerrera indiscutible, seguramente Yarisley dará un buen espectáculo. Asaltar el cielo no le será difícil, y este, de paso, por la magnética atracción que ejerce la cubana, la intentará halar cuando salte en Doha, como lo hizo con su ídolo Serguéi Bubka en Seúl, 1988.

Muestras de afecto del pueblo cubano a Yarisley: Foto. Inder Pinar del Río.

Yarisley firmando autógrafos a los niños durante el recibimiento efectuado en Pinar del Río tras el título mundial en 2015. Foto: Magol Valdés.