Sorprendente la caída del Sol. Toda la luz se fue a las 8.30 p.m. en la Huasteca.
El paraíso encontrado en el cañón de la Huasteca, es la boca de un laberinto que conduce a las siete sierras de montañas azules y blancas -hoy reverdecidas - concatenadas con la Sierra Madre Oriental.
Decenas de personas caminan o montan sus bicicletas hacia éste destino. Varias familias, disfrutan de un reposo total, mientras aprecian a los escaladores de las filosas cumbres. Los enamorados exhiben sus besos, con el mismo orgullo que las montañas su altura.
Muy cerca está el Cañón de Guitarritas, al suroeste de Nuevo León, colindante con el sur del estado de Coahuila. Es allí donde el habita el pueblo huichol en La Huasteca. Los wixárika, se autodenominan en su lengua: “la gente”, de la familia azteca. Nativos que defienden su derecho a existir, porque mantienen una presencia humana de unos 5 mil años de antigüedad.
Los huicholes aún luchan por su tradición, como la del culto al fuego. Un ritual de obligatorio cumplimiento, precursor de la vida.
Si a alguien le cuesta entender cómo cada elemento de nuestro planeta nos pertenece, como familia, les explico que para los hiucholes, todos somos una comunidad. Las piedras, los manantiales o los animales, comenzaron una peregrinación junto a nosotros y fueron quedando en el camino con estas formas, porque los necesitaríamos para vivir. Los que alcanzaron a llegar, formaron grupos étnicos. Para los huicholes, todos los elementos de la naturaleza, son personas que necesitan atención y respeto.
Con todas las historias contadas por la sicóloga gloria Barco, orgullosa regiomontana, volvimos imaginando el mundo dedicado de unos a los otros, en la tierra del peyote, como distintivo de la fortaleza mexicana que habita en cada uno de sus hijos.
Felices, después de coronarnos con los típicos elotes hervidos, regresamos a la realidad, cuando la radio del taxi notificaba esta tarde, la presencia de Autoridades de la Policía Militar y Fuerza Civil en el Parque de La Huasteca, donde encontraron una maleta con 12 kilogramos de material explosivo 'C4'.
De todos esos matices, está hecho México.