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Los primeros desafíos de Pedro Sánchez como nuevo presidente de España

Pedro Sánchez despide a Mariano Rajoy. Foto: Getty Images.

Un año y medio después de verse expulsado de su propio partido por su negativa a facilitar la formación de gobierno en España, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, asume el difícil reto de presidir el Ejecutivo más débil de la democracia ibérica, obligado a legislar en clara minoría.

Sánchez se convertirá de forma soprendente en el séptimo presidente del Gobierno luego de la dictadura de Franco, tras acorralar con la corrupción al líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, en la primera moción de censura exitosa de la historia de España.

Tras conferirle de la “confianza de la Cámara” después de ganar la votación con 180 votos a favor, 169 en contra y una abstención, la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, se entrevistóe con el rey Felipe VI, que será el encargado de tomar juramento a Sánchez.

El líder del PSOE deberá hacer gala del diálogo que enarbola constantemente para gestionar con sus 84 diputados un país que todavía tiene el dudoso honor de duplicar la tasa de paro de la zona euro y mantenerse en el procedimiento de déficit excesivo.

Sánchez liderará el Gobierno más minoritario y heterogéneo de la historia española, en un momento de recuperación económica pero con el país inmerso en una crisis institucional por la amenaza secesionista en Cataluña y la corrupción.

Partidos independentistas (PdeCat, Bildu y ERC), nacionalistas vascos conservadores (PNV), y grupos antiausteridad (Podemos y Compromís) han unido sus votos a los de Sánchez con el único objetivo de expulsar a Rajoy de la presidencia, pero la acción de gobierno estará previsiblemente en entredicho por sus distintas sensibilidades políticas.

De hecho, minutos después de que Rajoy felicitara a Sánchez y se despidiera como presidente, el líder de Podemos y principal apoyo en escaños de Sánchez, Pablo Iglesias, ya le exigió que cambie los presupuestos elaborados por el PP y que el líder socialista se ha comprometido a mantener.

Salvo sorpresas en su paso por un Senado dominado por los populares, el líder del PSOE utilizará el oxígeno presupuestario que su partido rechazó como sostén de su nuevo Gobierno.

Pasadas las cuentas públicas, teóricamente el PSOE podría extender su gobierno hasta el fin de la legislatura dentro de dos años, aunque el difícil equilibrio de las fuerzas parlamentarias será el que finalmente marque los tiempos.

El PSOE ya ha dicho que tomará su tiempo antes de convocar a las urnas, mientras que a día de hoy parece que solo la organización de derecha, Ciudadanos, está interesado en celebrar unas elecciones anticipadas debido a su buen momento en las encuestas.

“Hemos escuchado al resto de grupos políticos y sus requerimientos no pasan por la inmediatez”, dijo José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE. “Nuestra intención es darle la voz a la ciudadanía a través de unas elecciones, tendremos que ver cuándo es conveniente”.

Lo inmediato será formar un gabinete de Gobierno, para lo que también ha recibido el recado del grupo político progresista de Podemos, que quiere entrar en el gabinete.

Diálogo con Cataluña

Pedro Sánchez, en un pasaje de su intervención en el Congreso de España. Foto: Uly Martín/ El País.

Además del plano económico, el nuevo presidente tendrá que hacer frente a la patata caliente de Cataluña, uno de los principales quebraderos de cabeza de Rajoy en la legislatura.

Pese a que el PSOE pactó con el PP la polémica intervención de la región, los partidos nacionalistas que promovieron la declaración de la República catalana apoyaron la moción y esperan cambios que favorezcan sus intereses.

Sánchez, cuya investidura va a coincidir con la del gobierno catalán liderado por el President Quim Torra, solo se ha comprometido a reconducir la “normalidad” en las relaciones y a abrir el diálogo aunque siempre defendiendo la unidad del país “sin silencios, ni límites, pero también sin imposiciones”.

Uno de los frentes de este diálogo podría ser la situación de los líderes independentistas encarcelados por su participación en el referéndum declarado ilegal por la justicia española y del controvertido líder catalán Carles Puigdemont, que enfrenta cargos mientras permanece huido en Alemania.

“Ese problema no se resuelve escondiéndose detrás de las togas (...) hay un problema político que resolver”, declaró Sánchez durante el debate de la moción de censura.

(Con información de Reuters/ Cubadebate)