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Matemática, con M de Mujer

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Sofía es la primera cubana ganadora de medalla de oro perfecto en las olimpiadas centroamericanas de Matemática. Foto: Leysi Rubio / Cubadebate

Llegué a su casa sobre las 5:00pm. Le había dicho que mi tiempo estaba a su disposición, cuando en realidad era ella quien cedería su tarde de vacaciones para esta entrevista. Su nombre es Sofía Albizu-Campos Rodríguez.

Esperé sentada, dos minutos, en una especie de salón-biblioteca. A la derecha, un estante empotrado en la pared lleno de libros viejos y nuevos. Sobre el azul de la pared de la izquierda, dos pequeños cuadros interpretaciones de Guayasamín.

Sofía regresó a mi encuentro, esta vez con sus padres y su novio Daniel. - Pueden conversar en el portal si quieren – dijo su mamá.

Puse la grabadora sobre la mesa y, por un instante, sentí miedo. Sabía que la habían entrevistado otras veces, que podría recitar de memoria cómo ganó la medalla de oro perfecto en la XIX Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe El Salvador 2017, el pasado junio.

Decidí que era mejor decir algo de mí primero, como un trueque a cambio de su complicidad. Repasé las preguntas en mi cabeza y apreté el botón “REC”.

¿De dónde viene el amor por la matemática?

Desde chiquitica me gustaba. De pequeña yo hablaba mucho y mi tío, ingeniero, me ponía cuentas para callarme. Eso fue antes de entrar en prescolar. A veces en el carro, para que no lo molestara, me amarraba el cinturón y me ponía cualquier cálculo para que no hablara. Recuerdo que mi familia le decía: “no hagas eso, la vas a volver loca”.

¿Cómo fueron tus maestros?

Tuve la suerte de tener profesores maravillosos. En Matemática, tuve una profesora de prescolar muy buena que me ponía de monitora. Después Marcelina, de primero a cuarto, muy buena y exigente. Nos retaba. A veces teníamos tiempo libre y nos ponía muchos ejercicios en tarjeticas. Recuerdo que pasábamos mañanas completas y hacíamos hasta setenta y pico de ejercicios. Es una profesora que me siguió en la primaria y la secundaria. Y después del resultado de la Olimpiada, ella me llevó a mi primaria y allí me hicieron un acto. Volver a subirme al matutino fue emocionante.

Sofía no recibió clases particulares. A veces repasaba con sus padres, pero mayormente estudiaba sola. Desde primer grado, participó en la olimpiada de cálculo, y es en tercero que obtiene su primer resultado relevante con el tercer lugar en este certamen. En quinto y sexto, comenzaron los concursos.

¿Qué te gusta hacer cuando no estudias matemática?

Este año hubo muy poco tiempo libre. Antes, de hecho, pintaba. Pinto desde primer grado, con tempera, óleo, cualquier material.

La influencia artística viene de su abuela paterna, quien le mandaba los materiales de “afuera”. Me confiesa que quería ser pintora antes de ser matemática y que son suyos los cuadros de la biblioteca.

Durante la primaria y secundaria quería San Alejandro, pero en noveno grado tuve que escoger entre dedicarle tiempo a los concursos o prepararme para hacer las pruebas de aptitud. En el último año, sentí que prefería los concursos.

Sofía ingresó al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, en la graduación 45, unidad 1. El próximo septiembre comienza el onceno grado.

La Lenin es maravillosa. Hubo sus "peros" con la idea de que me becara. Pero mi mamá es graduada de esa escuela, mi papá también estuvo becado, y se sabía que, si no era San Alejandro, el mejor lugar era la Lenin donde hay muchachos parecidos a mí, con mis mismos intereses. Sabía que el entrenamiento para concurso era mucho mejor ahí.

¿Cómo es la auto-disciplina cuando confluyen muchos intereses propios de la edad?

Hay que saber distribuir el tiempo. Hay muchas cosas que la gente hacía por las tardes en las que había que limitarse un poco. Igual no fue difícil, seguí yendo a las recres, hacía cosas con el grupo, conversaba, salíamos a correr.

No tiene por qué ser tan férrea la disciplina, al principio. A veces sí le dedicaba tiempo: las tardes, los autoestudios y algunas noches. A veces me acostaba a la una o dos de la mañana. Estudiaba en el aula, si conseguía la llave.

En su cubículo le dicen “la concur”, por las veces que llegan preguntando por la concursante. Sofía convive con otras nueve muchachas en un espacio de no más de 5x3m. A veces, bien tarde en la noche, pone su colcha alrededor de la litera para que a las demás no les moleste la luz de su lamparita. Así estudia.

¿Por qué los concursos?

Primero, la preparación es muchísimo mejor que la que se imparte normalmente. Me gusta la matemática de concurso, la que divierte y es mucho menos esquemática. Es la matemática de verdad. Muchas veces la que nos dan en el aula es casi de memoria. Además, me gusta competir y no quería conformarme.

¿Cómo llegas a la selección final para las Olimpiadas?

Los interesados ya estábamos en entrenamientos esporádicos desde septiembre. Primero, se hace un concurso masivo en toda la escuela y después el provincial. A partir de los primeros días de enero dejamos el aula y comenzamos a entrenar a tiempo completo.

Después del concurso nacional, quedó una selección de 10 estudiantes de los tres grados: cuatro de décimo, cuatro de onceno y dos de doce.

Entre los estudiantes de décimo se hace una pre-selección con tres vacantes, que son los que compiten para ir a la Centro.

La Olimpiada Centroamericana de Matemática es la única de todas las competencias que es categoría junior, para menores de 16 años. El resto de los estudiantes de onceno y doce hacen pre-selección conjunta para la Olimpiada Iberoamericana y la Internacional (IMO).

Se hacen ocho pruebas selectivas en cada pre-selección. Cada prueba tiene tres ejercicios y cada ejercicio vale siete puntos. Al ser acumulativas, se suman todos los puntos y se hace un escalafón. Son pruebas muy duras.

Sofía quedó en el primer lugar de la selección de décimo grado, con 100 puntos de 168.

En la pre-selección se entrena todo el día. Damos clases normales, de 8am a 5pm. Estudiamos también de 5pm a 12pm.  Evidio Quintana, mi entrenador hasta llegar a la pre-selección, está muy preparado. Me ha ayudado muchísimo.

Los tres de décimo somos de La Habana, de la misma aula, nos sentamos juntos uno al lado del otro. Somos dos muchachas y un muchacho. Nos llevamos muy bien.

¿Cómo es competir contra personas tan apegadas a ti?

Es muy difícil. Sobre todo, cuando nos dijeron que iba uno solo a la competencia por tema de presupuesto. Se supo casi al final.

Uno sabe que va a la Olimpiada, que tiene esa responsabilidad. Me sentía un poco presionada porque iba a viajar por primera vez, porque iba a representar a mi país, y se esperaba, por ser Cuba, que obtuviera buenos resultados.

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La olimpiada se realiza dos días consecutivos donde los concursantes responden tres preguntas en cada jornada. Foto: Leysi Rubio / Cubadebate

Matemática: En vestido y con tacones

Sofía salió rumbo a El Salvador el viernes 16 de junio. Estaba nerviosa. Había cogido una vez avión para ir al oriente cubano, pero dice riendo que eso no cuenta. Iba acompañada por Eduardo, el entrenador de Granma, quien iba como Jefe de Delegación.

Salimos de Cuba a las 6:00pm. Llegamos a San Salvador a las 6:00pm. Yo sentí que me había tele-transportado por las dos horas de diferencia.

Llegando, lo primero que me dicen es que tenía que entregar los equipos electrónicos para evitar cualquier comunicación con el Jefe de Delegación – a quien habían ubicado en otro hotel- por reglas de la sede de la competencia.

El Jefe de Delegación sabe la prueba con antelación, discute la clave con el tribunal, y por tanto no debe tener ninguna comunicación con los competidores.

Nos retiran todos los equipos electrónicos: el celular, la laptop. Llegar, entregarlo todo, no hablar con nadie, mis padres estaban por aquí “halándose los pelos”. Antes de entregar los equipos les escribí; tenía varios mensajes y les respondí.

La primera noche me pusieron en una habitación sola. ¡Qué miedo! Tuve que encender el televisor y poner muñes para relajarme un poquito.

La inauguración de la XIX Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe El Salvador 2017 se celebró en la universidad capitalina con la participación de 14 países. La competencia comenzó al día siguiente en la localidad de San Ignacio, lejos de San Salvador, muy arriba en la montaña. En el viaje de ida, Sofía sufrió mareos y vómitos durante todo el camino.

Era una carretera larga, y eso que no tenía baches. Porque si llega a tener baches…- dice riendo-. Al día siguiente ya era la competencia. Las pruebas son acumulativas. Seis preguntas en total, tres por prueba. Cada pregunta vale siete puntos. Los resultados se dan al final.

9:00 am. El salón de protocolo del hotel acogió a los competidores en la primera jornada. Rodeados de bosques y montañas, estos jóvenes se enfrentaron durante cuatro horas y media a su mayor pasión: la matemática.

Cuando llegamos nos dieron una mochila con instrumentos de medición, lápices, gomas, lo necesario para que todos estuviéramos parejos.

Hay equipos que tienen su uniforme, México, por ejemplo. Costa Rica tenía pulóveres, al igual que Panamá. Yo tenía un pulóver que decía Cuba que compré en el aeropuerto antes de salir. La chaqueta de una amiga como amuleto de buena suerte fue mi uniforme de los dos días.

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Estudiantes de 14 países compiten en la XIX Olimpiada de Matemática de San Salvador 2017. Foto: @omcc2017 / Facebook

Al principio estaba nerviosa. Normalmente, las pruebas están organizadas por dificultad: la pregunta uno es la más asequible, la dos es la media y la pregunta tres es el “monstruo”.

La tres era la geometría. A mí me gusta mucho la geometría, de hecho, creo que es el tema donde estoy más preparada. El punto fuerte de Cuba es ese. Pero qué pasa, si yo no hago la pregunta tres de geometría me “entran a palos” cuando llego. Y eso me presionaba bastante.

Al final, me di cuenta que no me podía permitir estar nerviosa. Si hubiese dos más (en el equipo) me podía permitir ese nivel de nervios. Pero estaba sola y tenía que calmarme y concentrarme porque no tenía quien arreglara mis errores. Tenía que trabajar por los tres.

¿Qué sentiste cuando terminaste la primera prueba?

¡Alivio! Estaba muy satisfecha. Me había alcanzado el tiempo y había sido muy organizada. Primero hice la segunda pregunta, después la primera y la geometría al final. Lo pude terminar bien, en tiempo. Revisé tres veces cada pregunta.

Sabía que la geometría le había sido difícil a los demás, que muy pocos la habían hecho.

Después de la prueba tenían organizado un torneo deportivo, con trofeos incluidos. Los guías y coordinadores de la olimpiada - muchachos universitarios, recién graduados, ex olímpicos – estuvieron allí, enfangándose y corriendo con nosotros.

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Concursantes se divierten en torneos deportivos después de la primera prueba del certamen. Foto: @omcc2017 / Facebook

El 19 de junio fue la segunda y última prueba de la Olimpiada. Sofía salió muy satisfecha, incluso más que el día anterior.

Sentí que me había quedado vacía, que no daba para nada más. Sentí que ya estaba de vacaciones, que había terminado todo el curso.

Al otro día nos llevaron de excursión a la playa, y aunque no nos bañamos en el Pacífico por el oleaje, sí lo hicimos en la piscina de un centro recreativo.

De regreso al hotel, ya debían estar la mayoría de los resultados. Después del mareo del camino, llegué y busqué a Eduardo. Cuando lo vi, me miró, me abrazó y me dijo: “Está todo bien. 42 puntos.” Volví a respirar.

En cuanto terminamos la segunda prueba, por el desespero de todos, nos devolvieron los aparatos electrónicos. Me senté y escribí con tremenda emoción.

Después de eso, estaba con las otras delegaciones y no quería celebrar mucho por los demás. Había muchachos que no se sentían bien con sus resultados, otros que estaban muy contentos, pero no todos estaban conformes con la nota o consigo mismos. No quería celebrar mucho.

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Jóvenes participan en la XIX Olimpiada Matemática de Centroamérica y el caribe El Salvador 2017. Foto: @omcc2017 / Facebook

Oro perfecto

Obtener 42 puntos en la Olimpiada equivale a un oro perfecto. En Cuba, en la Centro, solo dos personas han obtenido esa puntación: Manuel Candales Rodríguez en 2006 y Reynaldo Gil Pons, en 2008. Sofía es la primera mujer cubana en obtener este resultado.

Hubo cuatro oros perfectos: dos mexicanos, un puertorriqueño y una cubana.

Al otro día, por la mañana, visitamos La Palma, el pequeño pueblo de San Ignacio. En la tarde, sobre las 4:00pm fue la premiación.

Estuvieron presentes el Ministro de Educación, el rector de la Universidad de El Salvador y el director del Programa de Entrenamiento de El Salvador.

Es una de las olimpiadas centroamericanas con mayor representación femenina: de 35 concursantes, solo ocho eran mujeres.

La medalla me la entregó el ministro. Se veían contentos porque era la única mujer en subir a recibir el oro. Fui la última en mencionar.

Eduardo le alcanzó la bandera de la estrella solitaria. Sofía se arropó en ella.

Estaba de lo más orgullosa. En vestidito y tacones.

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Sofía Albizu-Campos Rodríguez, primera cubana ganadora de medalla de oro perfecto en olimpiadas centroamericanas de Matemática. Foto: @omcc2017 / Facebook

De vuelta a casa

Salimos del Salvador a las nueve de la mañana y llegamos a eso de la 1:00pm. La tele transportación tiene su precio -me dice-. Casualmente mi tío llegaba también ese día de Rusia. En el aeropuerto estaba toda la familia esperándome.

¿Sentiste la competencia entre géneros durante el certamen?

Nadie nos cree menos, no nos subestiman. Sí saben que somos pocas, se nota.

La rivalidad, me cuenta Sofía, no traspasa géneros. Es palpable varones vs varones, hembras vs hembras. Tal vez enfrentarse entre todos, de forma implícita, se siente aún como competencia desleal.

Había escuchado muy poco de mujeres en la pre-selección. Conocí más por Eduardo en el viaje. No se habla mucho de ellas. A Sarah María Duyos, concursante olímpica del año 1976 y también estudiante de la Lenin, la conocí por el profesor Néstor del Prado.

En su columna en Cubadebate, el profe decidió poner un “chícharo” y escogió un problema de la XVIII Olimpiada de Matemática realizada en julio de 1976 en Austria, donde Néstor asistió como profesor acompañante de la delegación cubana que integraba María Duyos junto a otros dos muchachos.

Néstor me dijo que publicara mi respuesta y le pidió a Sarah que enviara lo que ella había hecho en aquel entonces. Las respuestas se parecían mucho. La manera de escribir también.

Respuesta a un chícharo matemático y dos caramelitos

¿Cuál es el próximo reto?

Estudiar apuntando a la Ibero. Podría intentar ir a la Internacional (IMO), pero es muy difícil. Es uno solo por Cuba.

Después de los resultados del equipo queremos ir “ablandando” a los directivos de la escuela para que apoyen nuestro entrenamiento. Ha sido muy difícil sacarnos del aula. Muchas veces los profesores se niegan a justificar nuestras ausencias.

Con picardía, Sofía me confiesa que aprendió a fugarse de los turnos (¡para ir a estudiar!!!!).

En la pre-selección la pasión por la matemática es compartida por todos. Le dedicamos mucho tiempo. Estamos rodeados de personas que están entregados a lo suyo.

La matemática nos ayuda a organizarnos, a tener un pensamiento lógico, creativo, imaginativo. Nos ayuda a crear ese hábito de estudio, de entrega, de dedicación. Las personas piensan que la matemática es muy fría, muy lógica, que una cosa lleva a la otra porque sí o porque no hay otro camino, y es exactamente lo contrario. La matemática es pura creatividad.

¿El sueño de tu vida?

Seguir. No tanto como una medalla en la IMO, que me encantaría, pero es muy difícil. Me gustaría ir a Olimpiadas todos los años. Después, graduarme de Matemática y aplicarlo a la Física o quedarme en la parte teórica. Me gustaría también dar clases, quedarme en la universidad, llegar a un doctorado.

¿Cómo se gana una muchacha el respeto en un ámbito predominado por hombres?

Para mí siempre ha sido un estímulo saber que somos pocas y que es necesario demostrar que no somos menos, que no tenemos diferencia intelectual de ningún tipo. Y que se puede igual.

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Ganadores de medallas de oro perfecto de la Olimpiada Matemática Centroamericana 2017. Foto: @omcc2017 / Facebook