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La carta de Almagro

OEATuve que leerme el documento del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el que sustenta su convocatoria írrita a un Consejo Permanente de esa organización, para discutir la activación de la Carta Democrática Interamericana.  Dicha acción es improcedente dado que él no tiene competencia para hacerlo, en tanto que en Venezuela no se cumple el supuesto de una ruptura del orden democrático o alteración del orden constitucional, como eufemísticamente llaman al Golpe de Estado en esa referida Carta.

Necesario es contextualizar,  como introducción,  que la entrada en vigencia de la llamada Carta Democrática corresponde a un tiempo histórico en el cual Estados Unidos proclamaba, con el fin de la Guerra Fría, el fin de la Historia y el triunfo del modelo capitalista, por lo tanto ya no eran necesarias las dictaduras oligárquicas y comenzó a ser  más funcional, para la implantación del modelo neoliberal en la región, el sistema de democracia representativa al cual había que proteger contra la rebelión de los pueblos.

Pero volviendo al tema que nos atañe hoy,  el documento presentado por la inefable figura de Luis Almagro, queremos puntualizar las contradicciones y debilidades de carácter ético, político y jurídico del mismo:

1. El secretario Almagro exige que se respete la democracia representativa a la vez que nos ordena que realicemos un referéndum revocatorio este mismo año, el cual es un instrumento establecido en el modelo de democracia participativa y protagónica contenido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, elaborada en el marco de un proceso constituyente y aprobado en referéndum popular en 1999.

En la llamada democracia representativa que defiende Almagro,  se sostiene la tesis que el pueblo transfiere su soberanía, mediante el voto, al gobernante por un periodo determinado e irreversible, por lo tanto no tiene el derecho a revocar. Mientras que nuestro modelo de democracia participativa y protagónica, se sustenta en la filosofía de que la soberanía es intransferible y el pueblo la ejerce directamente a través de la participación permanente en la vida pública  y la delega parcialmente en los gobernantes, a través del voto, pero conserva la posibilidad de recuperar esa delegación, teniendo como opción para ello el referéndum revocatorio.

2. El secretario Almagro decreta una crisis humanitaria en nuestro país, usando mentiras, exageraciones y medias verdades acerca de una compleja  realidad  económica, de seguridad ciudadana y de un conflicto de poderes, tomando como fuentes mensajes en redes sociales, encuestas de opinión y  artículos de prensa, todos sin ninguna veracidad científica, una grave falta de ética que recuerda el falso positivo de la existencia de armas de destrucción masiva para justificar la invasión en Irak en 2002. Por lo demás, no existe en ninguna parte del articulado de la Carta Democrática Interamericana el supuesto de una crisis humanitaria como causal de activación de la misma.

3. El secretario Almagro invoca la Carta bajo el pretexto de que hay una alteración del orden constitucional, que no logra demostrar, pero a la vez pide impunidad para los sectores de la oligarquía y sus partidos quienes sí rompieron el orden constitucional en abril de 2002, por acá el pueblo lo llama Golpe de Estado, y han seguido en el intento en 2004, 2007, 2013, 2014, hasta la actualidad.

4. El secretario Almagro clama por el respeto a los poderes públicos en Venezuela, pero él personalmente irrespeta al jefe del Estado, Nicolás Maduro, y alienta a una Asamblea Nacional de mayoría opositora, en su objetivo de usurpar al resto de los poderes y derrocar a un Presidente electo democráticamente.

Estas contradicciones e inconsistencias del Secretario de la OEA, evidencian el carácter injerencista de su accionar, lo cual lo deslegitima para opinar sobre Venezuela, como quedó demostrado en las Sesión del Consejo Permanente de la referida organización, del pasado miércoles, donde su propuesta no fue acompañada por ningún país y por el contrario se reafirmó el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano y al diálogo entre los venezolanos y venezolanas, como el mecanismo para avanzar en la superación de los problemas y en el procesamiento democrático de nuestros antagonismos.

Necesario es recordar, con pena ajena, que el día anterior a la referida sesión la mayoría opositora en la Asamblea Nacional aprobó un vergonzoso acuerdo de respaldo a la iniciativa fallida de Almagro.

Nos toca a nosotros y nosotras, los que amamos profundamente a Venezuela llenarnos del espíritu de aquel 24 de junio de 1821, cuando en el Campo de Carabobo nos ganamos nuestra Independencia Nacional y con ella el derecho a la autodeterminación. Hoy le decimos, con Cesar Rengifo, a nuestra juventud “Tuya será la Patria muchacha, si guardas en tu pecho la luz de Carabobo y el rayo de Bolívar…”.