Los hondureños han iniciado 2014 castigados por un drástico impuesto del 12 al 15 % a la mayoría de los productos y servicios mediante una Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas, Control de las Exoneraciones y Medidas Antievasión, que el Parlamento aprobó a finales de 2013. (Fuente: agencia EFE).
Guillermo TellImpugnado por fraude en recientes elecciones, el heredero de Lobo dispondrá en lo adelante de manos libres para aplicar un drástico paquete de ajustes económicos que en opinión de expertos agudizará la pobreza en Honduras, un país con ocho millones de habitantes y donde muchos subsisten con menos de un dólar diario.
Con una pobreza que afecta al 70 por ciento, los hondureños pagarán más por numerosos productos y servicios, por si no fuera bastante, lo que sufren bajo el azote de la inseguridad, el desempleo, bajos salarios y los efectos de la impunidad, corrupción y la injusticia social.
Comer, vestir, estudiar en centros privados, alumbrarse, viajar por placer o necesidad, tomarse una gaseosa o una cerveza; construir una casa, enfermar o morirse, por ejemplo, se ha vuelto prohibitivo para muchos hondureños con los nuevos impuestos aplicados por el Gobierno.
Esto es lo que han ofrecido los regímenes que siguieron al derrocamiento del presidente constitucional Manuel Zelaya, tan bien acogidos el seno del Congreso estadounidense.