Sangrientos festines

Poco a poco van saliendo a la luz las causas de la tragedia del 'Love Parade' que el sábado acabó con la vida de 20 personas tras una estampida humana. El jefe de la policía de la ciudad alemana de Duisburg ha revelado al diario alemán 'Bild' que presentó un informe advirtiendo que no era el lugar idóneo para la celebración, pero que el alcalde de la localidad, Adolf Sauerland, lo ignoró. (Fuente: Agencias)
Guillermo Tell

El festín multitudinario en un recinto pequeño e insuficientemente seguro para ahorrar costos es apenas un incidente sangriento más de los que ya ha provocado el afán desmedido de atraer público y obtener ganancias monetarias, a toda costa.  Quien puede olvidarse de aquella tragedia similar del salón de baile Cromañón en Buenos Aires, donde tantos jóvenes perecieron, o de otros incidentes por el estilo en espacios saturados y carentes de condiciones mínima de  protección, que los medios reportan con lamentable frecuencia desde distintos puntos de la geografía.

Tras la búsqueda de utilidades, se corrompen autoridades venales, llamadas a establecer requisitos, y hacerlos cumplir con firmeza y se permiten complacientes actos temerarios que provocan muertes, apagan alegres sueños juveniles. El atajo del dinero rehúye el escrúpulo humano.

Love Parade en Duisburg.