- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

¿Por qué aplaudo?

Aplaudo porque mis héroes van de bata y armados de termómetros. Foto: Archivo.

Aplaudo porque el coronavirus no tiene rostro, y entre los que luchan contra él hay muchos rostros conocidos.

Aplaudo porque son ellos los verdaderos héroes de esta trágica historia.

Aplaudo porque reconozco que la tranquilidad que percibo en casa, junto a mi pequeño, es gracias a su grandeza, a su sacrificio, a su esfuerzo, a su entereza y valentía.

Aplaudo porque ahora mismo es lo mejor que puedo hacer para decirles que estoy con ellos, y que esta batalla, pese a que están en la primera línea, afrontando los riesgos, la ganamos todos juntos.

Y porque aprecio, y sé, cuanto entregan cada día, alejados de la seguridad del hogar y del calor familiar.

Aplaudo porque si algo ha demostrado esta pandemia es que sí existe una esencia gloriosa que se resiste a abandonar a los hombres.

Aplaudo porque esa aura mística que aparece reflejada como un cliché en todos los filmes apocalípticos es esa misma esencia que acude hoy en nuestro rescate ante esta situación de crisis. Aplaudo porque conozco quienes son sus portadores.

Aplaudo porque no me sorprende el hecho de que salvar vidas resulta una tarea de héroes, y lo vuelvo a hacer ante el convencimiento de que esos héroes son verdaderos, de carne y hueso, y que no están ocultos tras una tonta máscara, con capas coloridas y nombres rimbombantes en otro idioma.

Aplaudo porque mis héroes van de bata y armados de termómetros. Porque están adoloridos, carcomidos por el miedo y la incertidumbre. Saturados de inquietudes y dudas, pero conscientes y preparados, pese a las muchísimas limitaciones.

Aplaudo porque no cuesta nada, y significa mucho. Porque mi aplauso es como un abrazo que nace desde el alma, desde el sonido, desde la distancia.

Aplaudo, y sé que a otros como yo, mientras lo hacen, les asoma una lágrima. Porque en su aplauso envían el beso a la esposa, el abrazo al hermano, o la caricia para la hija.

Aplaudo porque es mi agradecimiento, que crece desde casa, y viaja enorme, gigante, magnánimo, desde el barrio, desde la ciudad, y anida en cada uno de ellos como una certeza.