Foto tomada del Twitter de la Lazio.
Al inicio, cuando hilvanaron los primeros triunfos, los escépticos atribuyeron el resultado a la clásica fortuna. Lo suyo era una artimaña de la ruleta rusa, un desplante del destino a los clubes grandes y ricos, o quizás un guiño a ellos, últimamente desahuciados en las zonas medias de la tabla y esta vez amenazantes, orondos de su paso firme. El calendario les ha reivindicado. Pasan los meses y la Lazio sigue ahí, incólume en su propósito de romperle a la Juve la dinastía en la Serie A.
El corazón de la Lazio está en el águila que vuela antes de cada partido sobre los tiffosis del Olímpico: libre, disciplinada y fiel. En tres palabras condensa Simone Inzaghi la clave de su éxito. Pocos equipos funcionan con tanta precisión como el romano, casi un ejército vestido de corto y con un talento incalculable en sus botas. En los últimos 18 partidos, nadie ha podido mirarles por encima del hombro. Suman 14 victorias y 4 empates. La Juventus de Cristiano y el Inter de Conte llevan una lucha encarnizada por el primer puesto desde la primera jornada. Son los dos actores protagónicos.
La Lazio es el actor secundario de la película. Va con sigilo por detrás de los monstruos, les respira en la nuca, pero tiene el cuidado de no despertar el furor en las alturas. Quiere llegar a los minutos finales de la cinta bien cerca y, si los vientos soplan a favor, pegar el zarpazo. Sería, probablemente, la proeza más grande de su historia.
Prestos a establecer una comparación adecuada para comprender el alcance de la soberbia actuación del equipo celeste durante la actual temporada, valdría con fijar la vista en los palcos de los mandamases: Claudio Lolito, su presidente, es un tipo de bolsillos avaros y con la ambición comedida. Hace poco tiempo, mientras los triunfos volteaban el rostro al club que dirige, la torcida casi le odiaba. Iban, a veces, menos de 30 mil hinchas a un estadio donde caben más del doble.
El gran defecto de Lolito a los ojos del respetable ha sido esta vez su mayor virtud: la paciencia. Depositó en Inzaghi, ídolo de la gente, la confianza de construir un proyecto sólido, aunque sin alharacas. Le dio la posibilidad de mantener a los jugadores más destacados de la plantilla, siempre y cuando no apareciera en sus oficinas alguna oferta desorbitada. Los billetes jamás serían rechazados, pero tampoco pregonaría en el mercado a sus mejores hombres.
Así, el proceso de maduración de una apuesta como Luis Alberto les ha garantizado el talento del hombre distinto, aquel futbolista capaz de derrumbar el muro en un partido denso. Procedente del Deportivo, muchos veían en Riazor algo especial en él, pero solo los técnicos de la Lazio decidieron apostar. Hoy recogen el fruto de su osadía.
Pero nada sería del exquisito trabajo realizado por Simone, sin la voracidad ante el arco de Ciro Inmobile, el depredador más temible del campeonato (con el respeto que inspira, obviamente, la figura de una leyenda como Cristiano Ronaldo), un jugador capaz de sacar petróleo en tierras áridas, de perforar las redes en situaciones complejas y rebasar las rocosas defensas italianas con mayor facilidad, increíblemente, que en torneos mucho más abiertos como la Bundesliga.
Apunto dos fortalezas tácticas de los celestes, cuyo esquema parte de una invariable línea de tres en el fondo, con dos carrileros: la inteligencia de las líneas más adelantadas en la presión, unas veces asfixiante, pero otras con la astucia suficiente para saber el momento indicado de incomodar la salida de balón rival. En ambos casos, suele ser efectiva. Lo segundo, el disparo desde fuera del área, en virtud de la buena pegada de algunos de sus atacantes y medios, como el propio Luis Alberto, Joaquin Correa o Milinkovic Savic.
Este domingo, en un campo complicado como el Ennio Tardini, vencieron por la mínima diferencia al Parma. Marcó Caicedo, el fornido ecuatoriano que casi siempre entra desde la banca y ayer fue titular. El revés de la Vecchia Signora ante el Hellas Verona los pone a ¡un punto! de la élite. Quedan menos jornadas y los recelosos han cambiado su perspectiva. Ahora confían. Si lo hizo el Leicester en Inglaterra, soñar con un Scudetto para la Lazio constituye un regalo espectacular para los amantes del Calcio.
La frase:
“En mi fútbol, los líderes eran la idea del juego y el colectivo. ¿Es más importante el motor o el piloto en una carrera automovilística? Pues ambos, pero si no tienes el motor a punto, ni siquiera arrancas”. (Arrigo Sachi, mítico entrenador italiano)
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Liga Cubana. Resultados tomados del twitter de la Comisión Nacional.
