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No lo dirá la revista Time, pero Maduro es el hombre del año

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Foto: @PresidencialVen/ Twitter.

El 4 de enero de 2019, los gobiernos del hoy en franca decadencia Grupo de Lima anunciaban que a partir del día 10 de ese mismo mes -fecha en que luego de ganar unas elecciones cuyas cifras eran mejores en cuanto a mayoría y participación a las que legitimaban varios de los líderes que le cuestionaban, Nicolás Maduro sería proclamado Presidente de Venezuela- dejarían de reconocer al gobierno bolivariano como el representante del pueblo venezolano.

A partir de ese momento las acciones, sanciones y declaraciones contra el gobierno de Maduro se fueron sucediendo una tras otra sin pausa, con un protagonismo abierto del gobierno de Estados Unidos, en la persona de su presidente, vicepresidente, secretario de Estado y el Consejero de Seguridad Nacional.

El reconocimiento por Washington y un grupo de sus aliados a un presidente autoproclamado en oposición a Maduro, más las sanciones económicas, que han implicado desde la confiscación de fondos por miles de millones de dólares propiedad del gobierno venezolano en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa hasta la persecución de sus finanzas y su comercio por todo el mundo, los constantes llamados y chantajes a los militares para asestar un golpe de estado contra el gobierno bolivariano y una sistemática demonización y producción de noticias falsas sobre lo que acontece en el país, conforman un escenario en el que se han empleado todas las armas de la guerra de cuarta generación.

El punto culminante fue el intento de vulnerar las fronteras venezolanas desde Colombia y Brasil combinando el uso de la violencia, el anuncio de una “ayuda humanitaria” al margen de las autoridades del país, la fabricación de incidentes para culpar de ellos al gobierno bolivariano, un concierto con estrellas del main stream del latin music mercantil y la presencia allí de varios presidentes latinoamericanos junto al senador cubanoamericano Marco Rubio que tuiteaba en un estado de euforia total imágenes del descuartizamiento del líder libio Gadaffi. Un mes después, el sabotaje al sistema eléctrico nacional que dejó sin electricidad todo el país durante varios días.

Por la magnitud de esos hechos y desafíos es que hay que medir el éxito de Nicolás Maduro:

  1. Logró mantener la unión cívico miltar y crecer en las milicias populares que suman tres millones de miembros.
  2. La producción petrolera ha empezado a recuperarse luego de caer a 700 000 barriles diarios, superando el millón cien mil, a lo que se suma un incremento sustancial en las exportaciones de oro.
  3. La oposición se encuentra hoy más dividida que nunca, varios diputados opositores acusan de corrupción al autoproclamado “presidente interino” y una parte importante de elllos se sumó a un acuerdo con el gobierno para estabilizar políticamente el país.
  4. La situación de violencia, desabastecimiento, grandes colas e hiperinflación galopante ha sido superada, y el país, aun con grandes dificultades, vive en un ambiente de estabilidad.
  5. La crisis del neoliberalismo ha sacado a las calles grandes multitudes en rebeldía en Ecuador, Chile y Colombia, países que se habían sumado al cerco liderado por Washington contra Venezuela.
  6. El golpe de Estado en Bolivia alecciona a las izquierdas en la necesidad de la unidad de las fuerzas revolucionarias y la radicalidad en no hacer ningún tipo de concesiones a los peones de Washington.
  7. Desde la celebración en julio del Foro de Sao Paulo en Carcas, Venezuela lidera un proceso de concertación de fuerzas de izquierda en Latinoamérica y más allá que está rearticulando movimientos sociales y fuerzas progresistas, cuyo más reciente resultado es el lanzamiento de una Universidad Internacional de la Comunicación para dotar a los comunicadores de base de las herramientas tecnológicas y cognitivas para la lucha ideológica contemporánea.

No lo dirá la revista Time, pero Maduro es el hombre del año. Ha liderado la resistencia a una de las mayores ofensivas imperialistas de la historia y ha mantenido la iniciativa, logrando sostener la unidad de las fuerzas revolucionarias internas y las alianzas internacionales en favor del multilateralismo, la soberanía y los intereses populares.

(Tomado de La Pupila Insomne)