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Algo de lo mucho que falta por decir de Jaime Crombet (I)

En el silencio de la Necrópolis de Colón, rindo homenaje sincero, durante el acto de recordación de un grupo de sus familiares y compañeros, al cumplirse el primer mes de su muerte. Foto: Cortesía del autor.

Hace unas semanas pudimos ver en estreno, en la Mesa Redonda, el documental Con el alma en la tierra de Rafael Kusto, dedicado a la memoria de Jaime Crombet Hernández-Baquero. Como era de esperar, no se podía abarcar en menos de una hora una vida tan larga y de tanta entrega revolucionaria.

En estos dos artículos pretendo escribir algunos de mis recuerdos y de mis valoraciones. Seleccionaré algunos párrafos de lo que escribí luego de mi visita a su casa y mi conversación con él, unos días antes de su muerte.

Comienzo reconociendo la iniciativa de producir el citado documental, donde destacados compañeros de Jaime hablaron de su vida y su obra revolucionaria. Entre ellos, Ricardo Alarcón, Fernando Vecino, Remigio Ruiz, Amalita Catalá, Ovidio Cabrera, Juan Gregorich, Roberto Ogando y Raulito Ochoa. Felicito a Kusto y su equipo de realización por este importante documental.

Aunque tengo testimonios de la obra de Jaime en sus responsabilidades en el PCC y en el Gobierno, me enfocaré en su etapa de dirigente estudiantil y juvenil. Daré a conocer testimonios de hechos aparentemente intrascendentes.

Jaime fue un joven muy especial, sin tener trayectoria insurreccional llegó a los cargos máximos de la FEU y de la UJC. Fue candidato a presidente de la FEU de la Universidad de La Habana, lo que provocó incomprensiones de dirigentes estudiantiles y juveniles, precisamente, por su incipiente historia. Humberto Hernández  y Manolo Torres lo explican muy bien en sus escritos. Hasta Fidel tuvo que participar en aquel debate político. Finalmente Jaime, que era estudiante de ingeniería, resultó electo presidente por amplia mayoría. Jaime fue el relevo de José Rebellón en la FEU, capitán de ejército rebelde con destacada labor en la vida universitaria. Eso fue en 1964. Muy pronto Jaime fue promovido a Secretario General de la UJC en La Habana y algunos meses después a Secretario General del Comité Nacional de la UJC, relevando a Miguel Martín, en 1966.

Voy a compartir algunas de mis vivencias relacionadas con Jaime, ya sean de nuestra relación directa o del estudio de su obra.

Mi primer encuentro con Jaime fue durante el Concurso Nacional de Monitores y de Conocimiento realizado en julio-agosto de 1966 en La Habana, yo participé en ambos por la asignatura de Matemática, en representación de mi natal Santiago de Cuba,  y como ya había terminado el preuniversitario quería estudiar Licenciatura en Matemática que solo se cursaba en la Universidad de La Habana. Lo abordé después del acto de premiación y le pedí ayuda para obtener una beca. Me dijo que le escribiera una carta al secretario de Educación del Comité Nacional el compañero Ángel Guerra, así lo hice y Guerrita me encausó con el MINED y obtuve la beca.

Recuerdo que Jaime me dijo en broma: "no creo que tú quieras venderle a Santiago", a lo que le respondí en serio: 'es que allá no existe esa carrera', y en broma: 'a usted le sucedió lo mismo', ya que sabía que Jaime vivía en Santiago, en la avenida Céspedes y vino para La Habana a estudiar ingeniería civil. Ante mi respuesta atrevida me soltó esa sonrisa que jamás lo abandonó.

Ya en la Escuela de Matemática de la UH, me eligieron organizador del Comité de Base de la UJC de la Escuela y jefe de brigada de la FEU, luego secretario de la UJC en la Beca de 12 y Malecón.

Recuerdo una asamblea histórica realizada en el hoy teatro Karl Marx, de elecciones del Comité Universitario de la UJC. Allí se produjo un álgido debate político sobre el funcionamiento de la FEU, un dirigente de apellido Castañeda planteó problemas muy polémicos en que se produjeron intervenciones muy ácidas. Yo que acababa de llegar a la vida universitaria no entendí bien aquella bronca. Jaime realizó una intervención rigurosa y muy humana. Las palabras finales, al filo del amanecer las pronunció Armando Hart.

En 1967 la UJC de la UH convoca a un trabajo voluntario de fin de año, en que los estudiantes masivamente renunciaron a sus vacaciones. Jaime en una Asamblea de la FEU en la Ciudad Deportiva explicó la trascendencia de aquella movilización, y con su carácter humano de siempre dijo que los estudiantes del interior podíamos incorporarnos a movilizaciones en la provincia de residencia para estar con la familia el fin de año. Yo pensaba hacer eso, pero la ejemplaridad como jefe de brigada de la FEU me hizo participar en la movilización realizada en la recogida de hojas de tabaco en Guanes, Pinar del Río. Jaime fue a visitarnos.

En 1968-1969 fui electo Secretario de Becados Extranjeros del Comité Universitario de la UJC-FEU en la UH, entonces tuve la oportunidad de encontrarme en varias ocasiones con Jaime en reuniones y actos. Admiraba su manera de dirigir, de combinar magistralmente la firmeza revolucionaria con su trato afable.

En 1969-1970 fui electo miembro del Buró Universitario de la UJC-FEU a cargo de la Divulgación. Fui candidato a presidente de la FEU de la UH, una vez tomada la decisión de restituir a la FEU como organización independiente. En ese año surgió la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media FEEM, ya que en 1967 junto a la decisión de unificar a la FEU con la UJC, se extinguió la Unión de Estudiantes Secundarios UES, creándose las Brigada Estudiantil José Antonio Echeverría BEJAE, al frente de la cual estuvo el héroe de Girón Fausto Díaz. Jaime reconoció como un error propio aquellas  decisiones sobre la UES y la FEU.

Al saberme candidato a presidente de la FEU, busqué en los archivos de la UJC de la Universidad unos artículos escritos por Jaime en un Boletín que se publicaba trimestralmente. De ahí tomé algunas ideas y preceptos. Uno de esos artículos se titulaba: ¿Falta de orientación o falta de iniciativa? Ahí se abordaba la necesidad de que las organizaciones intermedias y de base desarrollaran su creatividad y no estuvieran esperando siempre lo que se orientaba de arriba. El otro artículo se refería al papel de la FEU. Jaime escribió, las puertas de la FEU siempre estarán abiertas para todos los estudiantes que quieran participar, defendiendo sus criterios y opiniones de manera sincera y valiente.

Poco tiempo antes de su muerte, la entonces primera secretaria nacional de la UJC, lo visita para rendirle homenaje en ocasión de su cumpleaños, detrás Raulito, su fiel chofer por más de 40 años. Foto: Cortesía del autor.

En la presentación de los candidatos a la dirección de la FEU, realizada a principio de 1971, en una masiva asamblea en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, Jaime participó. Allí se produjo un hecho curioso, los estudiantes de la CUJAE (Facultad de Tecnología) llevaron varias iniciativas, una de ellas fue un aparato que le llamaron Tecnolojod, en asociación al Lunajod, nave espacial norteamericana que alunizó en julio de 1969. Aquel almatroste sobre ruedas comenzó a moverse cerca de la presidencia, y de pronto echó un nutrido humo que invadió la plataforma en que se encontraban los miembros de la presidencia. Allí se encontraba el ya veterano Secundino Guerra, miembro del Comité Central del PCC. Casi todos bajaron para evitar que fueran dañados por el humo. Jaime se percató que Secundino se había quedado y junto al rector Chomi Miyar lo ayudaron a bajar. En aquella asamblea hubo algunas iniciativas fuera de tono, que Jaime criticó educativamente en una reunión posterior.

Continuando con aquellas prácticas asociadas a la rivalidad entre facultades universitarias, recuerdo una asamblea de la UJC de la Facultad de Tecnología que se realizó en el teatro de la escuela de medicina Victoria de Girón. En la presidencia entre otros estábamos Jaime, Castro-Palomino, Méndez Vila,…

Pues bien, un grupo de estudiantes de medicina realizaron “un asalto”, en saludo a la asamblea, y cuando estaban en la presidencia y uno de ellos leía un comunicado, los tecnólogos comenzaron a tirarles dulces almibarados que tenían para la merienda. Los de medicinas abandonaron el estrado y dejaron a merced de las “sopas borrachas” a quienes permanecíamos en la  presidencia. Yo me percaté que Jaime se parapetó frente a su silla, yo lo imité pues así evitamos que nos sucediera lo que a un dirigente del Partido, que intentó poner respeto con una mirada intimidadora y fue impactado por uno de aquellos proyectiles almibarados. Yo me dije, Jaime es un sabio de la vida, imaginen si lo hubieran impactado en aquella criticable e incontrolable iniciativa juvenil.

En algunas ocasiones fui llamado por Jaime para analizar algunos asuntos polémicos de entonces. Cuando me crítico por algo que consideró necesario, siempre lo hizo de una manera tan respetuosa, sencilla, profunda y calmada, que no había manera de quedarse ni herido ni disgustado.

Hasta aquí la primera parte, quedan algunas vivencias para la segunda parte, mi despedida de Jaime y la insistencia en una propuesta que hicimos a la anterior primera secretaria nacional de la UJC, en el año 2013, y que ahora cobra gran importancia para el XI Congreso de la UJC.