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Nos derretimos

calor-en-cubaEl comentario más habitual en estos días en mi país es el calor que estamos sufriendo en las calles de nuestras ciudades. Las elevadas temperaturas que hemos tenido desde el mes de julio nos asombran, y nuestros periódicos nos cuentan los records alcanzados en los últimos días. Nuestro calor es muy hostil, pues la humedad que caracteriza a Cuba nos hace más sensibles ante olas de calor como la actual.

Pero la actual situación no es exclusiva de nuestra isla. Desde Europa, Asia y Norteamérica llueven los reportes noticiosos sobre las altas temperaturas de este verano. En Bélgica suman ya más de 400 los muertos a consecuencia del calor. Esta cifra es espeluznante.

En Corea del Sur se contabilizan 4 muertos con temperaturas de 36 grados centígrados no usuales para esa zona del mundo. España también ha notificado ya cuatro muertes a consecuencia del calor en este verano. En México se alerta sobre la ola de calor que se cierne sobre Veracruz. Se aconseja en muchos países por todas las vías el consumo de grandes cantidades de líquido para evitar la deshidratación.

Traigo a colación estas noticias para insistir en la urgente necesidad de que la seriedad cobije los intensos debates que sobre el cambio climático en nuestro planeta se desarrollan casi mensualmente en diversos foros internacionales. Es muy difícil comprender cómo la avaricia puede más que la responsabilidad que tienen que asumir las sociedades de consumo ante los macabros resultados que ha traído el desenfreno en el abuso de nuestro patrimonio natural.

Cuando vemos los esfuerzos que se hacen en países subdesarrollados por frenar los efectos del cambio climático, se hace menos comprensible que los verdaderos culpables del deterioro no cumplan con las medidas acordadas en decenas de cumbres y eventos. Y la situación sigue empeorando para desgracia de la humanidad completa.

Ya no hay solo que hablar del mundo que le estamos dejando a nuestros descendientes. En la época actual sentimos en carne propia cómo está cambiando nuestro clima, y las muertes que se reflejan en los medios internacionales son un claro llamado de atención para que de una vez por todas se comience a poner freno a la locura consumista.

Por supuesto que no soy especialista en el tema. Pero como ser humano me alarma lo que está ocurriendo en el mundo. Me enorgullece también que nuestro país mantenga una política de enfrentamiento al cambio climático que ha sido elogiada en todas partes. Muchas profesiones se destacan en esa batalla. En el campo que más me ocupa puedo decir que varios documentalistas cubanos empeñan muchas horas del día en llevar mediante el audiovisual ese mensaje necesario de protección del medio ambiente.

Pero todo lo que podemos hacer será inútil si no se impone la voluntad política de los gobiernos de aquellos países que mayor incidencia tienen en el empeoramiento del clima. Ahora de manera jocosa decimos que nos estamos derritiendo. Pero mañana la broma se puede hacer realidad y, en ese infierno arderemos todos, incluyendo aquellos que tienen la culpa directa de lo que está pasando.